Directores y superiores.- J.C.
Fecha Monday, 13 September 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


DIRECTORES Y SUPERIORES

De vueltas ya hace unos días de vacaciones, creo que ya me he puesto al día de todos la correspondencia atrasada. Mi rendimiento profesional creo que se va a ver resentido, en definitiva si hiciera la charla me dirían que dejara esta pagina, no ya por su contenido, si no por que creo estar apegado a ella. (La maldad me ha quitado la nueva web, pero me queda la versión original, je!)

Cada vez me siento más ávido lector, y me cuesta escribir, pues en la pagina hay auténticos genios que saben expresar mucho mejor que yo lo que quisiera decir (¿será también una excusa de pereza?).

Hay un tema, de lo que he leído ahora a la vuelta, y con el tema de la charla/confidencia que quisiera dejar señalado, pero sé que no tengo capacidad para desarrollarlo, aunque si otros de esta web que poseen mejores dotes y conocimiento.

En sus orígenes al director de la Obra no se llamaba director, era el superior. Esta nomenclatura (como la de oblato a agregado, como la de sirvienta a numeraria-auxiliar) cambia. Explicación, la nueva nomenclatura queda como más laical, para distinguirnos de los institutos religiosos.

Así explicado desde dentro, pues si, es lógico, va bien. Pero claro, ahora nos encontramos como que tanto desde dentro como desde fuera se crea un batí burrillo difícil de explicar.

Cuando legalmente, canónicamente digamos, en la obra se hable de obediencia, a los directores, a los superiores, aparecerá como único superiores “directores” el vicario. Regional, vicario de la delegación (no se cómo se dice) etc, lo que eran el Consiliario y el Director de la Delegación, en su caso el Director de San Miguel (no el de las cervezas) San Gabriel y San Rafael, etc. Esta praxis no extrañará a nadie dentro de la Iglesia, es lo común, lo admitido.

Pero ocurre que dentro de la Cosa, también le llamamos director a la persona que lleva nuestra charla (porque decir persona con la que hacemos nuestra charla es muy largo, ¿no?) con lo cual la confusión ya la tenemos servida. La dirección espiritual, así, al menos en la mente del interfecto, se mezcla con las labores de gobierno. La virtud de la obediencia, no solo se predica del “superior”, si no del “director”, por lo que uno abre el alma a quien por si o por trasmisión le va a dar una caña reglamentariamente tremenda.

Ya se ha explicado en esta web (entre otros escritos de Ruiz Retegui “El ser humano y su mundo, algunas claves de antropología cristiana “, capitulo 4 apartado 7), e incluso por disposiciones de derecho canónico cuya referencia no puedo ahora dar al tener fastidiada la nueva web, como esta es una praxis, perversa, e incluso no querida por la Iglesia, es contraproducente tanto para el alma como para el buen gobierno. Ahora vuelvo al principio, ¿el cambio de superior a director era solamente para ser más laico, o como ocurre en otros casos, hablar mediante unos códigos que se descifran con clave distintas según la conveniencia o quien sea el interlocutor?.

J.C.







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