Las Orejas de Escrivá.- NoEntiendenNada
Fecha Monday, 22 April 2024
Tema 060. Libertad, coacción, control


Hace unos días atrás iba con mi amiga Juana V. en el Metro y recordé una anécdota que me contaron del Santo Marqués cuando estaba en el Centro de Estudios. Era más o menos así (no la recuerdo exacta, alguno seguro podrá ayudar).

Parece que Escrivá fue a visitar a un ex sacerdote –no recuerdo si había sido de la obra o no– y éste le mostró a su mujer, que según Escrivá era horrible y por lo visto se lo hizo saber al ex. El ex sacerdote le contestó: “No será bonita, pero ¿has visto las orejas que tiene?”. Luego se esperaba una carcajada general de los asistentes a la tertulia. Y la moraleja era que si uno se iba de la obra iba a conseguir solamente “una mujer fea”. Se imaginarán que el metro es un lugar raro para recordar la anécdota. No se si fue porque Juana me comentó que había escuchado algunos de los coloquios o porque cerca nuestro había una joven muy bonita, con unas orejas perfectas, como para morderlas. Si, morder, lamer, besar, y amar. Y –sin perjuicio de mis morbos– entendí que Escrivá, además de actuar como una chismosa y con notable falta de caridad –digo chismosa y no chismoso porque tengo la íntima convicción que Escrivá era un homosexual reprimido. De allí se entiende su locura y represión con todo lo sexual. Por algo le decían en el seminario “Rosa Mística”. Baste con ver sus videos para notar por qué. Aclaro, por las dudas, que la orientación sexual de cada uno no tiene nada de malo, solo es una observación sobre el Marqués. Casualmente el Director que contó esa anécdota también era muy amanerado, pero parece que a éste se le fue la mano y lo “expulsaron” de la Región en la que estaba.

Pero el Marqués no solo demostraba una sensible falta de caridad, sino también un claro desconocimiento de lo que es el amor y el deseo físico. Se ve que era virgen no sólo físicamente sino también de corazón. No entendía la sensualidad de las orejas, manos, ojos, alma, etc., etc. que conforman el “todo” de la persona deseada, prolegómeno muchas veces del amor. Triste vida aquella que transcurre sin amor. Triste vida la del Marqués.

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