Música y la «escucha» del opus dei.- Eilad
Fecha Monday, 15 April 2024
Tema 060. Libertad, coacción, control


Después de leer el artículo del Irish Independent, me enfada que en la obra se diga que están dispuestos a «escuchar» a los que se han «sentido» dañados, e incluso den una dirección de correo para ponerse en contacto. Y me enfada porque saben de antemano que es una escucha asimétrica, y saben que los «dañados» no van a acudir porque no se fían. No se fían porque tienen experiencia de cómo en la obra su imagen pública está por encima de la verdad, y saben que en la obra son perfectamente capaces de dar explicaciones que tergiversen los hechos reales. Esa escucha es asimétrica, entre otras cosas, porque no dan a conocer públicamente los documentos que han regido la vida de los de la obra, que sería la base mínima para tratar de entender realmente los «daños» de lo que pasó. No pueden negar que no quieren que se conozcan esos documentos, porque incluso pusieron una demanda para quitar algunos de ellos.

Por dar un ejemplo de lo que estoy diciendo, recuerdo que llegó una nota que decía que no se podían tener colecciones de música en el ordenador personal. Me gustaría saber en qué parte de los estatutos se sustenta una nota como esa, porque no parece que tenga mucho que ver con el fin de la obra, que es a lo que debía limitarse la "obediencia", suponiendo que los laicos tengan que obedecer. Me dirán que ya no se hace así (menos mal), y que ahora la gente de la obra tiene cosas como «spotify». Probablemente es verdad, pero los «dañados» no están hablando de «ahora», sino de «antes». Y si la obra intenta ocultar que las cosas que les hacían daño provenían de algo «institucional», ¿cómo esperan que los «dañados» se fíen de ellos, si no quieren reconocer la verdad? Repito: para tener un diálogo abierto, con confianza por las dos partes, deberían, como mínimo, hacer públicos todos los documentos y notas que históricamente han regido la vida de los miembros. Mientras no lo hagan, no se pueden extrañar de que no haya diálogo.

Por seguir con este ejemplo menor, uno de los problemas de este modo de funcionar es que metían en los miembros la idea de que, por ser una falta de obediencia, tener esa música les hacía estar en pecado porque no estaban «obedeciendo». Es verdad que los religiosos tienen que obedecer a los superiores «cuando mandan algo según las constituciones propias». Pero los miembros de la obra ni son religiosos, ni tienen voto de obediencia, ni han conocido realmente las constituciones sino, hasta hace muy poco, una versión adulterada en forma de catecismo, y este por breves espacios de tiempo. Además todos en la obra sabíamos que –como se dice en la denuncia puesta por Antonio Moya y otros– eran esos otros documentos ocultos y notas que llegaban los que regían la vida de los miembros de la obra.

A propósito de la música, como mucha gente que se ha ido de la obra cuenta que han sufrido problemas «psicológicos» a veces muy graves, copio lo siguiente de una página de psicólogos de Madrid (las negritas son del original):

«La música es un elemento al que podemos acceder con gran facilidad y tiene numerosas ventajas para nosotros, puesto que sirve para mejorar la afectividad, el desarrollo, la expresión y el equilibrio emocional, la manifestación y resolución de problemas o inquietudes, la conducta, la motricidad, la percepción, la autoestima, la comunicación… Además, influye sobre otras funciones como el ritmo respiratorio, cardíaco y otros ritmos biológicos. También permite disminuir la ansiedad, favorece la conciliación del sueño, nos da energía para hacer las cosas…»

Estoy seguro de que la nota a la que me estoy refiriendo no pretendía –aunque tuviese ese efecto– reforzar en los miembros célibes la ausencia de afectividad, el desequilibrio emocional, la falta de resolución de problemas e inquietudes, la ausencia de autoestima, la ansiedad, los problemas de sueño, etc. ¿Por qué se hacían notas de este estilo? ¿Era por pobreza? No lo creo, porque no costaba nada, aunque no lo sé, pero pienso –es una opinión que puede estar equivocada– que escriben ese tipo de notas porque en el fondo saben –aunque digan continuamente lo contrario, engañándonos a los ilusos– que la vida de los célibes es una vida de religiosos, y quizá pensaban que para un religioso no parecía conveniente que tuviese música en el ordenador. Otro aspecto adicional es que, aunque los psicólogos de Madrid no lo mencionen, la música también puede incluso acercar a Dios.

Eilad









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