Estimada María.
Leí su testimonio “Mis vivencias en el Opus Dei como numeraria auxiliar” que fue publicado aquí el lunes recién pasado y generó en mí muchos recuerdos; conozco el ambiente que describe y su texto me ha ratificado en que las cosas no cambiaron. Al hacer cuentas, veo que cuando usted pidió la admisión a la Obra, yo ya me había ido y es evidente que las prácticas de explotación a las numerarias auxiliares siguieron sin alteración alguna. Señalo esto porque, últimamente, el discurso oficial en su defensa esgrime que se trata de épocas pasadas y que ahora todo es distinto, no puedo creer que, de cinco años para acá, lo que usted y yo conocimos, no se siga haciendo así.
Su texto es fresco, convincente y de primera mano. La felicito por una prosa tan exquisita y directa, sin medias tintas, sino llamando a sus cosas por su nombre, con total sencillez y sin complicarse con argumentos sin fundamento, como si lo hacen los de la AOP en sus aclaraciones con las que pretenden defender lo indefendible.
Quedo a la espera de más entregas de su parte y si me permite una petición, me gustaría nos contara más de lo del catering, le agradezco de antemano el poder considerar mi petición.
Un gran abrazo.
Ángel V.