Vocación divina versus experiencia (Cap.14 de 'Prejuicios...').- José Antonio
Fecha Sunday, 12 September 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis



VOCACIÓN DIVINA versus EXPERIENCIA.

Cap.14 de 'Prejuicios e incoherencias del Opus Dei'
Enviado por José Antonio el 12-9-2004


Voy a hacer un comentario sobre la letra de una canción que medité mucho cuando empecé a pensar en irme de la opus.

Era una canción que se le cantaba al Pápa Juan Pablo II . El cura de mi centro de estudios hizo referencias a esa letra en alguna meditación y dijo que podía llevarse a la oración... Servía para rezar pensando en el Papa y servía para rezar pensando en Dios... No le faltaba razón al cura. Pero... posiblemente no pensó que también servía para someter a examen a la institución...

La letra es la siguiente:

AMIGO
(Autores : Erasmo Carlos, Roberto Carlos y Budy Mc. Cluskey)

Tú eres mi hermano del alma, realmente el amigo
que en todo camino y jornada está siempre conmigo.
Aunque eres un hombre, aún tienes el alma de un niño,
aquel que me da su amistad, su respeto y cariño.
Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos,
y tú no cambiaste por fuertes que fueran los vientos.
Es tu corazón una casa de puertas abiertas,
tú eres realmente el más cierto en horas inciertas.

En ciertos momentos difíciles que hay en la vida
buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida,
y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado
me da la certeza que siempre estuviste a mi lado.
Tú eres mi amigo del alma en toda jornada,
sonrisa y abrazo festivo a cada llegada.
Me dices verdades tan grandes con frases abiertas,
tú eres realmente el más cierto en horas inciertas.

No preciso ni decir todo esto que te digo,
pero es bueno así sentir que eres tú mi gran amigo.


- ¿Era el opus mi hermano del alma?. ¿Era el opus mi amigo?.

Estaba claro que no. El opus era una institución a la que me dijeron con 17 años que Dios me había llamado, y yo, que era joven e inexperto, felíz e indocumentado, aunque primeramente me resistí, finalmente me lo creí... y entré con 18 años en una institución que desde el principio me ocultó la verdad... que llegó a engañarme en materias importantes... que cuando la descubrí en uno de sus mayores engaños (los votos; entonces los había, ahora los llaman 'compromisos'), no quiso asumir su responsabilidad y, por tanto, no tuvo la generosidad de dejarme abierta la puerta de salida...

-¿Tenía yo en el opus algún hermano del alma?. ¿Tenía yo en el opus algún amigo?.

No, claro que no. Eso estaba prohibido.

-¿Había alguien en el opus que en todo momento y jornada estuviese conmigo?.

No. Estando en el opus yo llegué a estar sólo. Solo de toda soledad. Absolutamente sólo. No es que “me sintiera” sólo, sino que “estuve” sólo, lo cual desde luego fue para bien porque empecé a “pensar” con verdadera libertad de conciencia y finalmente decidí irme de la opus.

-¿Tenía el opus aún alma de niño?.

El opus no tenía alma de ninguna clase. Era un ente jurídico... cuya verdadera naturaleza yo desconocía porque no me habían dejado leer sus estatutos.

-¿Tenían los directores aún alma de niño?.

No. Tenían alma de institución, de normas, de criterios... de “robot-opus” o “robotopus”. Unos éramos robotopus sin mando y otros eran robotopus con mando, pero todos respondíamos a las mismas instrucciones de manejo... manejo de marionetas que decían ser libres, que incluso creían ser libres...

-¿Me daba el opus o alguien del opus su amistad, su respeto y cariño?.

Pues claro que no. La amistad estaba prohibida. El respeto brillaba por su ausencia dado que me habían engañado y me ocultaban los estatutos, los vademécum y demás reglamentos internos. Y el cariño no puede existir en éstas condiciones de falta de respeto...

-¿No cambió el opus por fuertes que fueron los vientos?.

Sí, sí cambió... y no hicieron falta fuertes vientos... sólo hizo falta “tiempo”, el tiempo imprescindible para empezar a apreciar los engaños, las realidades ocultas, y las diferencias existentes entre la teoría y la práctica...

El opus cambió mucho para mí en el Centro de Estudios...Allí empecé a darme cuenta de la realidad...

-¿Tenía corazón el opus?.

Pues claro que no. Los entes no tienen corazón.

-¿Tenían corazón los del opus?.

No. Se habría considerado como apegos mundanos, amistades particulares, afectos desordenados, etc.

-¿El opus proporcionaba certeza en horas inciertas?.

No. La única certeza que me proporcionaba el opus como numerario es que me había entregado del todo y para siempre debido a una supuesta llamada divina...y lo demás dependía de lo que le conviniera al opus...

-¿Me ayudaba el opus a encontrar “salidas” a “mi situación”?.

No. Cuando dije que me iba... me sugirieron que podría pedir dispensa de la vida de familia... (para dedicarme sólo a estudiar y a hacer las normas)... ¡Qué manía con que pidiéramos!...

Yo ya no quería pedir nada... y mucho menos “dispensas”... situaciones especiales, excepcionales, o como quisieran llamarlas... sólo quería irme... irme de una institución en la que nunca hubiera entrado si me hubieran dicho la verdad...

Pero tanto insistieron en que no me fuera... que, buscando una salida airosa para todos, dije: “Bueno, pues dejadme ser supernumerario...”

Y entonces me argumentaron que eso no iba a ser posible hasta que pasasen muchos años (refiriéndose a los estatutos que no me habían dejado leer)... y que, SEGÚN LA EXPERIENCIA, EL QUE PASABA DE NUMERARIO A SUPERNUMERARIO (prescindiendo de los citados estatutos, ¡ojo a la contradicción!) TERMINABA YÉNDOSE DE LA OBRA...

Esto último me sirvió definitivamente para romper el mito de la supuesta vocación divina... porque tiempo atrás me habían dicho que la llamada al opus dei era una vocación divina, que era la misma vocación para todos los socios (hoy fieles de la Prelatura) etc... Y de pronto, el director que me envió mi lejana Delegación (dos aviones tuvo que coger para venir a verme), ante mi planteamiento, prescindió de la supuesta llamada divina, de la vocación única al opus dei, y de la Providencia de Dios, y, por el contrario, se remitió a “LA EXPERIENCIA” para argumentar que no merecía la pena intentar “esa salida” (pasar yo a ser supernumerario) porque, según la experiencia, “esa salida” desemboca en “la salida” (de la opus)...

Para mí se encendió una luz –otra de tantas- en mi camino de salida de la opus, al comprobar que quien intentaba que yo siguiera siendo numerario, refutaba mi planteamiento prescindiendo de la Providencia, y remitiéndose exclusivamente a la experiencia... Ése era el criterio previsto en mi Delegación para situaciones y planteamientos como los míos... la experiencia... Entonces, ¿qué pintaba Dios en aquella historia?... poco o nada...

-¿Me ayudaba el opus a encontrar “la salida” (del opus)?.

No, de ninguna manera. Sólo querían “ayudarme” a que “aguantase de numerario” como fuera, con dispensas... con tratamiento médico... como fuera...

Llegaron a ofrecerme si quería dar charlas a los supernumerarios del lugar... A mí, que no había terminado el segundo curso del Centro de Estudios (fui al servicio militar obligado)... ni había dado una charla en mi vida... y que estaba diciendo que me iba de la opus... ¡Me estaban tentando con la vanidad!... ¡Qué cosas se ven!...

-¿Vi alguna vez que a alguién se le hubiera ayudado a encontrar la salida?.

No. Es más, ví lo contrario. Un joven que deambulaba como un zombi por el Centro de Estudios debido al tratamiento médico, o que casi no salía de su habitación... durante días y meses... y nadie nos dijo que se le iba a dejar marchar en paz ni que se le iba a facilitar la salida... pero sí nos dijeron que, como estaba en tratamiento médico, no le llevásemos la contraria en nada y actuásemos sin tenerlo muy en cuenta, permitiéndole que hiciera lo que le pareciera oportuno... ¡Otra luz en mi camino!... ¿Por qué no le decían que se fuera si estaba claro que no podía?...

-¿Me había dicho el opus la verdad con frases abiertas?.

Por supuesto que no... aparte de los engaños... no me dejaron leer los estatutos cuando los pedí... ni me aclararon cosas que pregunté...

Era muy decepcionante admitir que el opus no me había dicho la verdad con frases abiertas... Hasta mi honrilla se resentía al tener que admitir que había sido engañado y manejado durante tres años por una organización religiosa de la que yo mismo había hablado mil maravillas...





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