Cultura en los centros de mujeres.- Ana Azanza
Fecha Wednesday, 03 April 2024
Tema 070. Costumbres y Praxis


Estimados amigos, me doy cuenta de que en mi último mensaje me desvié del asunto. 

Quería salir al paso de la "vida cultural" floreciente en los centros masculinos colombianos que nos relata Gómez. Como ya dije siendo más joven que él me parece, en los centros femeninos españoles de los 80 y 90 la sed y presencia de la temática pictórica, política, poética, histórica, literaria o filosófica, era cuasi nula. 

Sorprendente, aquello de la aristocracia de la inteligencia que parece ser se cumplía en la Colombia masculina opus de los 70, en nuestro caso no contaba. En Francia viví en el centro de estudios en pleno Barrio Latino y las numes quizás por francesas, quizás por la "labor que desarrollábamos", o por ser el centro de estudios, de vez en cuando había temáticas culturales, y la directora que era española se molestaba en sacar a colación asuntos varios de actualidad para enfocarlos siempre según el "espíritu". 

Además se organizaban actividades para atraer estudiantes con nivel, recuerdo unas conferencias mensuales de historia contemporánea impartidas por una cooperadora madre de nume, extraordinarias. Hoy sé que muy sesgadas hacia pensamientos de extrema derecha quizás, pero te hacía sentir y te descubría que había un mundo ahí fuera, una actualidad política por descubrir que nos afectaba y que Francia estaba en el centro de muchos acontecimientos. Diré que todavía conservo un cuaderno donde apuntaba, me bebía las palabras de Mme Heers. Jamás me habían explicado el tema de Israel o del Líbano, la descolonización. la guerra de Vietnam, la segunda guerra mundial, de modo apasionante y divertido, además de utilizar giros de idioma que eran geniales y que la gente joven no usaba. Se tiraba 3 horas hablando la señora, descontrol total para los horarios numerariles, pero qué ventana al mundo y que manantial de historia y de idioma.

De vez en cuando por ser París desembarcaban gentes de medio mundo de variado pelaje con historias interesantes que venían a la tertulia y se salían de la conversa proselitista habitual. Y muchas de las numes o amigas tenían trabajos o viajes de trabajo por los 5 continentes, que también eran invitadas habituales, otro motivo para descubrir y viajar, aunque fuera con la imaginación lejos del reducido opusinismo ambiente. La propia ciudad ofrecía recursos culturales nada más poner la nariz en la calle, y las universidades y facultades que nos rodeaban otro tanto. Aunque no hubiera tiempo éramos un grupúsculo en un océano de ciudad cultural por los cuatro costados. Siempre pillabas algo.

Mi regreso a Pamplona en ese sentido de horizontes culturales en el centro fue caída en picado. Primero en el colegio Mayor Goimendi. En la tertulia del mediodía con las residentes se solían invitar a personalidades académicas que visitaran la uni, no estaba mal. Pero las tertulias de la noche que hacíamos solo las de "Casa" eran otro cantar. Proselitismo y tonterías, piques absurdos entre numerarias también. Maldades varias porque en el fondo no había amor ni fraternidad. Era una pose. Yo pensaba que era fallo mío, pero ya me doy cuenta de que además de mi propio fallo estaba el ajeno. 

Aunque casi todas las numes eran doctorandas y profesoras de facultad, Derecho, Filosofía, Teología, Comunicación, otras terminando carreras como Medicina o Farmacia, el nivel cultural y la conversación cultural cero coma cero. No se notaba en absoluto, yo no me lo puedo explicar que gente que pasa su vida entre libros no tuviera conversación más que de pitables, círculos, retiros y persecución de las estudiantes para que se hicieran numerarias, pero así era. ¿Se hubiera visto mal hablar de otro tema? ¿habría sido repipi? no lo sé, pero no había la apertura al mundo del otro centro. 

Allí se perdían las noches persiguiendo residentes para que escribieran la carta, esa era la ocupación fundamental, y todo lo que no fuera eso, adorno prescindible. Me sentí como una marciana.

Una vez recuerdo que una volvió de una cena con Marcelino Camacho, personaje español protagonista de la historia reciente, motivo por el cual lo habían invitado a la universidad. Tan extraordinario fue el caso que aún veo a Mateye que, sin quitarse la gabardina, estuvo contando lo que habían hablado en la cena. La cultura no era lo nuestro.

Después estuve en centros de san Gabriel y noté que las mayores habían dedicado su vida a tareas internas como describe Mediterráneo, y lejos de ellas la engorrosa tarea de leer y abrir la mente a algo más allá de la "labor". Un mundo muy reducido. Había dos profesoras de universidad, una de ellas catedrática de ciencias. Curiosamente esta persona cuando entraba en la tertulia o en la mesa era tan anodina como las demás. Sin embargo con ambas y fuera de la llamada "vida de familia" mantuve conversaciones "profesionales". Con esta científica porque además leía y era buena profe, alucinante su transformación al entrar al cuarto de estar, se quedaba callada y se metía en aquellas conversas sin pies ni cabeza. 

Con la otra que era historiadora y se había pasado la vida en Roma, también hablé largo y tendido de sus temas de investigación e incluso me echó un cable en determinado momento. Pero repito que esas conversas no podían tener lugar en el cuarto de estar, allí predominaba la "chaladura" opusina. Imposible otra cosa.

Los demás centros de san Gabriel fueron más llevaderos de vivir que ese, pero en cuanto a la cultura y apertura de horizontes se había acabado para mí. Quizás en un curso anual coincidí con personas afines, pero la generalidad de la numeraria española media con la que yo me topé y con la que conviví estaba "castrada" culturalmente. No se estilaban los vuelos del espíritu. Incluso aunque la gente tuviera sus carreras y sus doctorados, daba la impresión de que no les habían dejado huella, no había sed de saber ni interés fuera de lo que ha hecho el Padre, las cooperadoras, el próximo retiro y tontunas varias para discutir que no aportaban.

Incluso y ya fue el colmo me gané una corrección fraterna en un curso anual ¡por estar todo el rato leyendo! Se ve que a alguien le molestaba que no le hiciera caso a ella, de otra forma no me explico semejante estupidez. En ese mismo curso había un grupito de "intelectuales" del opus, una es hoy juez en el tribunal de derechos humanos de Estrasburgo, ya es progresar, pero tampoco se notó mucho su presencia en la "vida de familia", de hecho el ser las "Intelectuales" significa que las demás no lo eran.

Por todo ello leyendo a Gómez me alegro por él y porque tuvieran esa libertad y variedad de temáticas e intereses, y tanto alimento para el espíritu diverso al pseudoalimento de charlas, círculos, retiros escrivarianos. No todo fue tan terrible en su opusjuventud.

Además, se demuestra que el opus dei del apostolado intelectual era predominantemente masculino, al menos en España no vi que se realizara entre nosotras. En el fondo practicábamos el marujeo opusino, una modalidad propia de marujeo. 

Coincido con Mediterráneo en que efectivamente vivimos Opus distintos.

Saludos

Ana Azanza









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