Estimado Eilad:

Es extraño -o nada extraño- verme reflejado tan perfectamente en tu escrito “Por qué me he ido del Opus después de tanto tiempo”. Podemos cambiar nombres, lugares y circunstancias… Finalmente es igual: un engaño. Fuimos engañados de la manera más certera y cretina. Nos ocultaron conscientemente la verdad, se fueron hacia nuestra conciencia, nos la cargaron de culpa por años… ¡y nos la cargaron…!

Yo también me sentí “estúpido” por no haber sabido largarme antes. No cumplí un mes en esa institución y ya mi ser completo buscaba la salida. Fueron 12 años de lucha a muerte: yo intentando huir y ellos cargando día a día mi conciencia: “Te juegas la felicidad terrena y eterna…”; “Recuerda el rejalgar”; “Cometerás una gran traición a la obra, a Dios…”. Recuerdo la voz del director: ahí está el sacerdote para que te confieses por la falta a la fidelidad antes de salir por la puerta…

No fue estupidez: éramos inmaduros, niños. Arteramente buscaron nuestra inconsciencia, nuestra impotencia: ha sido un engaño, un abuso. Y tú historia -mi historia- es un continuo desde los inicios de “esa familia” (¡¿quién podría presumir pertenecer a ella…?!) Aquí ya habrás encontrado testimonios similares, por cientos…

Solo espero que sanes. No vale la pena mirar atrás… Yo he aprendido a agradecer a Dios todo, todo…, y especialmente agradecer esos años de obscuridad, porque sin todo eso que viví no sería quien ahora soy.

Espero encuentres pronto a los verdaderos amigos, al Verdadero Amigo…

Un fuerte abrazo,

Sancho1964