Si por aquí llueve, por allá no escampa.- Gómez
Fecha Friday, 29 December 2023
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


En el diario El Tiempo, Bogotá, 21 diciembre de 2023, páginas 1.20 y 1.21, aparecen las siguientes frases: «sus directivas se fijaban en la solvencia económica de la familia de las aspirantes»

«Llegó la hora de revelar todo lo que ha sucedido con nosotras, que solo hemos sido mano de obra barata de segunda, en una Iglesia donde los hombres, que son los que siempre han mandado, nos tienen relegadas»

«le aniquilaron la razón y el espíritu, la sometieron a duros oficios domésticos y a obedecer sin derecho a abrir la boca»

«La distanciaron de su familia»

«siempre con una compañera que vigilaba la conversación»

«salió sin un peso, sin seguridad social, sin haber cotizado a una pensión»

«porque allá te aniquilan la mente»

«terminaron hospitalizadas en clínicas psiquiátricas»

«otras tantas han tenido ideación suicida».

Hasta ahí, ustedes pensarán que el reportaje es sobre numerarias auxiliares, pero miren lo que viene: «Queremos pedir perdón por el dolor causado, perdón por las acciones abusivas sufridas al interior de la comunidad; perdón por no haber manifestado antes y perdón por no haber sabido acoger en el momento adecuado y en la forma adecuada su sufrimiento».

Esto forma parte de una carta publicada en el año 2022 por las directivas, que reconocen parte de la culpa y lamentan lo sucedido. Se trata de las Siervas del Plan de Dios, una comunidad fundada hace 23 años, como versión femenina del Sodalicio de Vida Cristiana. La primera vez que oí hablar del Sodalicio fue en una conversación con mi nuera, que asistía en sus tiempos de estudiante de bachillerato a medios de formación impartidos por los sodalites en Bogotá. Aparte de algunos detalles que me dio sobre lo que en mi mente se parecía mucho a un círculo de san Rafael, mi nuera subrayó entusiasta y sonriente que los que daban esas charlas de formación cristiana eran peruanos. Yo me imaginé a unos cholos hablándoles a la niña blanca y ojiverde que es mi nuera y a sus amigas y amigos blancos, rubios y ojiclaros, pero ella me indicó con orgullo, entusiasmo y sonrisa maliciosa que eran unos «churros», palabra con la que se designa en Colombia a las personas bellas, atractivas y sexis, además de su bien conocido uso gastronómico, lo que encierra de paso un sentido sicalíptico, ‘estaban como para como para comérselos con chocolate caliente’. No eran cholos. Eran arios. Los sodalites de los que me hablaba mi nuera eran, pues, arios, o sea, muchachos con buena pinta, como debían ser los candidatos a pitar de numerarios, y como son los Heraldos del Evangelio o los Caballeros de la Virgen, de origen brasilero; los Legionarios de Cristo, de origen mexicano, y los numerarios del Opus Dei, de origen español. Yo nunca vi en Colombia un numerario negro ni una numeraria negra, y recuerdo al director del centro de estudios que nos hablaba de un chico de san Rafael que le parecía pitable, y que sería en caso tal el primer numerario negro del país. Tampoco conocí a ningún indígena, propiamente dicho, aunque la mayoría de los colombianos tenemos sangre indígena, chibcha, nutibara, andaquí, arahuaca…, pero bastante perdida en medio de la maraña de apellidos europeos que ostentamos, Rodríguez, Pérez, Ávila, Lecompte, Lafourie, Koppel, Puccini… Y es que, finalmente, Maciel, el fundador de los Legionarios y del Regnum Dei, recibió de don Álvaro la información necesaria para organizar su institución, y Figari, el fundador del Sodalicio, copió todo lo que pudo, gracias a que fue chico de san Rafael. Fíjense ustedes que el Opus Dei (los laicos) y la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz (el clero) tienen como equivalentes el Regnum Dei (los laicos) y los legionarios (el clero), y a los sodalites (los laicos) y una comunidad muy carmelitana (el clero). Lo de muy carmelitana lo digo a propósito de que el fundador del Opus Dei era muy carmelitano. Su vocación comenzó a manifestarse después de ver las huellas de un carmelita descalzo sobre la nieve. Asistió, como bien se sabe por información de Opuslibros, a un retiro carmelita; fue terciario carmelita; siempre usó y nos hizo usar el escapulario de la Virgen del Carmen, y al menos en Colombia, las religiosas carmelitas son las que suministran los cilicios y las disciplinas que usan los numerarios. Lo que le faltaba al sodalicio para parecerse a las otras instituciones similares eran las mujeres, la sección femenina y el servicio doméstico. Por eso fundaron las Siervas del Plan de Dios, que llegaron a ser 140, en cinco continentes, pero ahora no quedan sino unas cincuenta, según el informe de El Tiempo.

Gómez









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