La paz interior del zoológico multicolor.- Noob
Fecha Monday, 18 December 2023
Tema 040. Después de marcharse


Me gusta cantar, y mi cerebro hace mucho desarrolló la habilidad de componer cancioncillas donde aparecen animales multicolores de modo aleatorio. Por eso hace también mucho tiempo, cuando era numerario, me preguntaban cariñosamente “hola mazza, ¿cómo va el zoológico multicolor?” El cariño era real, y teníamos espacio para tal cariño dentro de los límites, que nos parecían naturales, de la institución. Cuánto nos reímos, y pasamos muy bien, en caminatas, tertulias, o paseos. Si uno lo estaba pasando mal, sólo alguno con más libertad de espíritu tomaba ocasionalmente la libertad de sinceramente preguntar “¿cómo estás?” como algo más que un saludo convencional. La misma pregunta en una reunión con un director adquiría una gravedad especial y requería una respuesta completamente distinta. Estas memorias, que son parte de cómo se desarrolló mi mente y mis emociones, son relevantes hoy día porque todavía canto canciones de animales multicolores. Me explico: mi neurodivergencia sigue existiendo, no como algo que debo forzar a existir únicamente fuera del tiempo de la tarde o de la noche, sino como una parte integral positiva de mí mismo.

Se siente un poco extraño verme a mí mismo escribiendo estas líneas. Es como una especie de experiencia de estar fuera de mí mismo. Me molesta un poco no tener todavía a estas alturas mejores herramientas de regulación emocional, o de operatividad funcional. Al mismo tiempo, me alegra poder estar haciendo este proceso de ir facilitando que lo más esencial de mi propio ser se vaya pudiendo desarrollar y manifestar. La culpa, la vergüenza, el miedo siguen siendo mecanismos de defensa que intentan paralizarme, cada vez con menos éxito, para evitar una especie de mal mayor invisible. En realidad, no existe ese “mal mayor”, que antes era la condenación, o el abandono de mi responsabilidad de salvar almas. Hoy día esos sentimientos van más bien por los lados de la inseguridad económica, o la frustración con algunas cosas familiares, profesionales, o sociales. La libertad de escoger lo que le da sentido a mi vida es al principio algo asustador. Todavía no lo manejo muy bien. Pero voy aprendiendo poco a poco. Y lo chévere es que puedo compartirlo contigo tranquilamente, abiertamente.

El necesario punto de partida para mí es la diaria aceptación radical de “lo que es”, tal como es. Para muchas mentes prácticas esto es tal vez algo obvio. Para mí es apenas hoy el resultado de décadas de incesante búsqueda. No es que se necesite más, o menos, tiempo para ir descubriendo esto. Cada uno lo puede hacer ya. Al fin y al cabo, sólo el presente realmente existe. Mi trayectoria no es lo que me hace ser yo mismo, pero determina mucho de cómo me relaciono con “el presente”, con “lo que es aquí, ahora”. Por lo tanto, influencia cómo conecto con la fuente interior de mi paz. La riqueza enorme y variopinta de mi consciencia, con su simplicidad fundamental y su creatividad infinita, se va viendo más y más libre de ser, de simplemente ser como es. Puedo desde aquí mirar esa trayectoria, y veo como adquiere un sentido tan profundamente distinto al de, por ejemplo, una historia de pecado o de virtud.

Se nos inculcó la importancia mítica de la lucha interior, ese voluntarismo estéril que era conceptual y emocionalmente tan opuesto a lo que se suponía que era la “gracia de dios”. Toda una mitología sobre lo que es el ser humano, derivada de las historias de la biblia y de una filosofía forzada a acomodarse a la interpretación de esa biblia. Se hizo santo-mano-de-dios al fundador y se montó todo un tinglado mental y emocional alrededor de su persona, en el que yo me tomé mi papel muy a pecho. Hoy día parece tan raro. Pero me basta mirar a mi alrededor para encontrarme ese tipo de “approach” a la vida por todos lados. Es simplemente algo humano. Feo, pero humano. De otra parte están los derechos humanos, que en la estructura del opus pasaron a ser “el derecho a no tener derechos”, para que la cosa funcionara (se suponía) al pelo. Resulta que se reventó. El error antropológico fundacional, y por lo tanto fundamental, acabó creando tal tensión de contradicción en muchísimos de nosotros que nos fuimos. Ahora esa estructura ya no es atractiva, y no logra reclutar para reemplazar los que se siguen yendo o se mueren. En cambio, hemos encontrado otros caminos, otras veredas, cien mares y mil riberas. Ya no somos parte de esas caravanas de tristeza que decía el poeta.

Que sí, que hay una vida por vivir. No en un futuro incierto cuando esto o aquello se resuelva. Ahorita mismo aquí mientras lees estas líneas. Ya. No te hace falta esperar, o salirte, o volver, o quedarte. No importa. Ya harás lo que sea mejor para ti. Ahora te invito a pasearte por ese espectacular castillo interior que eres. A mirar con interés las flores y los huecos, los pájaros y los ratones, los hipopótamos y las iguanas, que en olas iridiscentes van cantando por sobre las colinas te tu infinito interior.

Noob









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