Más sobre el ego y la autoestima.- Noob
Fecha Monday, 04 December 2023
Tema 040. Después de marcharse


¿Quién soy yo, aquí y ahora? Estoy aprendiendo a observar mis pensamientos, emociones, acciones y omisiones, para ir viendo desde mi punto de vista lo que ocurre interior y exteriormente. Busco encontrar y observar la estructura de relatos (pensamientos y emociones) con que mi mente procede, no para juzgar moralmente sino para desarrollar mi “awareness”. No he encontrado una palabra en castellano que corresponda a ese “estar en estado de estar uno dándose cuenta”. La llamo por ahora consciencia con “sc”. A medida que voy observando, reconozco con más claridad el accionar de mi inteligencia produciendo pensamientos, de mi memoria trayendo a colación relatos o emociones que intentan ofrecerme un modo de reaccionar (pensar, sentir, actuar) ante lo que percibo...



Lo que percibo puede ser originado por acciones de una persona o una situación generada por un grupo, o un hecho físico, como el rayo que parte el árbol. Mi percepción está ya afectada por todos mis pre-condicionamientos, y no es ‘simpe observación’. En mi trabajo científico ponemos mucho esfuerzo para eliminar lo más posible esos componentes ‘subjetivos’, por llamarlos de alguna manera. Eso es menos obvio en el caso de mi percibir cotidiano. Pero estoy aprendiendo a separar los eventos de mi percepción de tales eventos. Y luego, separar mis pensamientos, emociones, y reacciones de esas percepciones. Todo ese conjunto de preconcepciones, condicionamientos, sesgos, entrenamientos, y demás, es lo que llena la estructura psicológica de lo que se puede llamar el ‘ego’, en contraposición con el ‘yo esencial’, ese que se da cuenta de esas cosas del ego, y que se da cuenta de que se está dando cuenta.

Este proceso ha sido muy importante para mí, pues desde mi infancia he ido tratando de tener una idea de lo que soy, por muchas décadas inconscientemente. Recientemente, el descubrir estos patrones, me ha permitido entre otras cosas descubrir y aceptar que mi paso por el opus desde que entré al Liceo Los Arcos en Caracas, hasta que dejé la cosa a finales del siglo pasado, fue parte de un proceso traumático. Lo fue porque me engañó con respecto a mí mismo, con respecto a lo que son las demás personas, e incluso con respecto a lo que es mundo físico. Como consecuencia fui dando tumbos, estrellándome contra toda clase de cosas, autohiriéndome de mil formas distintas. En el caso del opus, que es de lo que se escribe en estas páginas, no fue un abuso por parte de tal o cual director, sino un abuso estructurado, programado, institucional. Incluso al extremo de usar fármacos. Me interesa pues observar cómo reacciono hoy ante ese hecho, y cambiar mi modo de reaccionar ante la memoria de esos hechos, y los patrones de conducta que me generaron. Ciertamente me gustaría que la gente del opus de hoy dejara de hacer daño a otras personas, y que reconocieran, pidieran perdón, y reparasen proactivamente a todos los que han dañado. No guardo, sin embargo, tal esperanza. La autombligación le impide a Fernando Ocáriz, Mariano Fazio, y demás equipo al mando del opus, darse cuenta de lo que les pasa. Son personas específicas, reales, no los entes vaporosos del ‘hemos visto que conviene’, o los electores o miembros del consejo general. Las directoras están claramente en una situación de sumisión completa, por mucho que piensen que es la voluntad de Dios. Me imagino que a unos y a otras la necesidad de sus egos de autodefinirse a través de sus roles les lleva a mantener ese estado de inconsciencia. Incluso, a actuar en contra de los requerimientos de su conciencia moral, al menos en lo que se refiere a la compensación de las ex numerarias auxiliares, entre otras cosas.

Si el opus pasa a ser sociedad de vendedores de papas fritas o pía unión de malabaristas a mí me tiene en términos generales sin cuidado. Opino que sería mejor que desapareciese, como cualquier otra secta. Sin embargo, hay personas del opus con quienes me une un cariño muy fuerte, y por cuya felicidad sí me preocupo. Pero no por la institución en sí.

Para mi salud mental es pues necesario poder observar ese ‘ego’, tanto en mí como en todos los seres humanos. También me viene bien el aprender que para encontrar esa paz que supera todo entendimiento es inútil luchar contra ese ego, o cualquier otra estructura o contenido que me resulte contraproducente. Lo que resisto, persiste, y contra aquello que lucho, se fortalece. ¿Cómo carajo se puede echar pá’lante entonces? Mediante la consciencia, con ”sc”. A medida que he ido observando mis pensamientos, mis emociones, mis acciones y reacciones, me he ido despertando. El ego opera bien a escondidas, subconscientemente, pero es como un vampiro al que la luz debilita y eventualmente destruye. La luz es la consciencia. No lo digo sólo metafóricamente, es mi experiencia cotidiana. No es que me haya transmogrifado de repente en una especie de Buda, aunque a veces la gente si se pregunta que me pasa que estoy tan raro. El proceso de estar consciente, que es lo que realmente importa, no requiere un estado especial de gracia, ni años de preparación sentado sobre una piedra puntuda. Es aquí, ahora, en el presente. Me ha servido en ese sentido el recordar que el pasado no existe, y el futuro tampoco. Lo que existe es un presente permanente, en el que yo tengo mis memorias de lo que yo pienso que fue el pasado, y tengo mis imaginaciones de lo que podría ser el futuro. Pero esos dos ‘tiempos’ no existen. Mi percepción del pasado puede generar nostalgia o arrepentimiento. Mi imaginación del futuro puede producir miedo, o esperanza de que tal o cual cosa ‘se arregle’. No quiero poner mi felicidad ni en el pasado ni en el futuro, son inexistentes. “Si tal cosa hubiese (o no) ocurrido, entonces sí” o “Cuando tal cosa suceda (o desaparezca) entonces si podré ser feliz”. Es un engaño, pues lo único que FÌSICAMENTE existe es el presente. La vida eterna, o mis supuestos pecados, por ejemplo, son narrativas que me carcomieron el seso y me produjeron horribles pesadillas, mientras me paralizaron para realmente cuidar de mi mismo. Por lo tanto, mi consciencia está ligada inseparablemente a mi presente. También se dice ‘estar presente’ en ese sentido, en lugar de estar ausente en los recuerdos o escapando en la imaginación del futuro. El ego, por otra parte, es una estructura psicológica que se nutre de las historias del pasado y de las profecías del futuro. Por eso el observarle, en presente, aquí y ahora, produce su desmoronamiento progresivo. Ese desmonte permite que el verdadero yo subyacente, lo esencial de mi mismo, que ya está ahí, que es perfecto por el mero hecho de ser, brille y se exprese cada vez con más solidez.

Agradezco de manera especial el cariño que me regalan generosamente quienes participan en este foro, en las reuniones por Zoom, en los grupos online de los que formo parte. Han sido en estos últimos meses un soporte cuyo valor no tengo palabras para describir. Animo a quienes se sienten solos o solas a conectarse con alguno de nosotros, para ir descubriendo que lo que parece que el opus se llevó, es en realidad un tesoro que todos compartimos.

Noob







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