El pasado miércoles quedé impactada con la fotografía publicada por Agustina y no me resisto a republicarla: alguien que la mirase sin mucha información podría pensar que se trata de un club de caballeros provectos y que, además, una notable mayoría ha seguido el camino del sacerdocio. Lo que no podrían deducir de la fotografía es que los que no son clérigos son todos célibes: un club de caballeros que no quiere saber nada con mujeres interfiriendo en sus negocios.

Pues bien, el retrato de grupo presenta a los que realmente “cortan el bacalao” en el Opus Dei, una institución de la Iglesia compuesta, según datos extraídos de su página web, por un 60% de mujeres y un 70% de personas casadas (mujeres y varones). Parece evidente, en pleno siglo XXI, que los señores del retrato (por cierto, amplísima mayoría bien entrada en 3° y 4° edad) poco tienen que ver con las lides cotidianas de padres y madres de familia y de tantas mujeres, esto explica el gobierno “descolgado” de la realidad que se sufre en la institución.

Como existe la costumbre de enviar a los centros fotografías “de familia”, el Prelado debería enviar una a cada centro de la sección de mujeres para que, de una vez por todas, las mujeres comprendan por qué las decisiones que se toman están tan alejadas de su realidad.