Personas emocionales.- Noob
Fecha Wednesday, 15 November 2023
Tema 060. Libertad, coacción, control


Estás bien como estás, me recordó mi hermana. Está bien que me de rabia mi vulnerabilidad. La rabia me advierte algo que me da miedo y por lo tanto me indica algo que puedo descubrir y mejorar en mí mismo. Alguien me dijo que le ayuda el conversar con esa emoción, la que sea, como con una amiga: “¿Qué me estás diciendo? ¿En qué me estás tratando de ayudar?”. A muchos no nos dieron herramientas emocionales, sino que nos empujaron a suprimir las emociones como algo opuesto a la razón. Invalidando las emociones, nos convencimos de que esa parte esencial de nosotros era algo “malo”. Peor si se trataba de algo pecaminoso.

Me he sentado con mi malestar, a ver qué es lo que puedo aprender. Inmediatamente, he querido salir corriendo, poner mi atención en algo distinto, distraerme de esta conversación. Aún estoy aprendiendo que el dolor y el sufrimiento no son lo mismo. Y que ambos tienen en gran medida su raíz en mis propias convicciones mal informadas. Los traumas me han llevado a desarrollar modos de operar que resultan autodestructivos, aunque intenten de un modo inmaduro evitar el sufrimiento. Como todos sabemos, el resultado final es más sufrimiento. Pero la percepción intelectual de que eso va a ser así no es suficiente para permitirme obrar de modo distinto. Por eso estoy aprendiendo a través de la práctica, poco a poco, digamos con un 5% de mejora, a operar de modo constructivo.

El opus tenía una especie de aura de perfección, una estética arquitectónica, artística, de elegancia que a mí me resultaba y aún hoy me resulta muy atrayente. Incluso en la aparente coherencia intelectual y doctrinal de sus ideas, había como una especie de lógica muy atractiva. En mi memoria aún percibo esa aparente pulcritud. La paz y el silencio del oratorio en Torreblanca (Silvania, Colombia), en el que tanto tiempo trabajé junto con otros de mi generación, por ejemplo. Entre el hermoso decorado cielo raso y la estructura del techo, hay una pared no visible desde el oratorio, en la que escribimos los nombres de todos los que trabajamos en aquel proyecto. De esa larga lista, sólo un puñado siguen hoy en la organización. En aquel entonces el entusiasmo y la energía de juventud nos llevaba a trabajar por ese ideal romántico con total dedicación. A pesar de mis claras dificultades en varios ámbitos (proselitismo, pedir plata, pureza, etc.) ponía todo mi esfuerzo por esa causa. Pero mis emociones ya entonces estaban desgarradas por dentro entre las exigencias de perfección espiritual y mis naturales limitaciones. Me tomaría varias décadas empezar a quererme y respetarme como me merezco. La formación no contemplaba las emociones más que como un rezago de la parte animal, que requerían el domador de la inteligencia con silla y látigo para ponerlas en su sitio. El sitio de las emociones era al servicio de Dios, la santa ira, o la pasión por el proselitismo, o cosas parecidas.

El contraste entre esa aparente perfección de las estructuras intelectuales y físicas del opus, y la asquerosa actitud de negar lo que le hicieron a las 43 y a las miles de otras numerarias auxiliares me produce verdadera nausea, ganas físicas de vomitar. El que las tilden de mentirosas, y el que el opus se niegue a vender algunas de sus propiedades para pagar lo que les deben muestra que todo ese tinglado de aparente hermosura no es más que una escenografía hueca, inhumana. No tienen problema en vender propiedades para reinvertir a través de sus testaferros en otras propiedades que resultarán más difíciles de rastrear cuando en un futuro cercano las autoridades civiles finalmente actúen sobre los crímenes de explotación laboral, trata de personas, abuso de menores que se han cometido a largo de los casi cien años de la historia del opus. Y se han cometido siguiendo fielmente las indicaciones de su fundador, supuestamente santo. Pero, ¿hacer un esfuerzo para compensar debidamente a las auxiliares, a los sacerdotes, a los numerarios y numerarias de trabajos internos, a los agregados y agregadas, supernumerarios y supernumerarias reventados? No, eso no. Para muchos es una falla de la Iglesia, para mí es una de más de las claras evidencias de la gran farsa que es la religión.

“Esas cosas pasaban antes, pero ahora ya no es así” Con esa frase, que reconoce que actuaban así, pero como si no tuviera consecuencias, se libran de todo mal. Me contó una numeraria que no hace mucho habían tenido una convivencia para aprender acerca de las emociones. Hay mucha gente buena en la obra que quiere arreglar las cosas, que buscan un modo de seguir con esa misión divina por la que se lo han dejado todo. No sé si esa actividad era para cumplo y miento de alguna indicación, pero como sucede frecuentemente, hay muchas personas con muy sinceras intenciones. Quisiera animar a quienes las tienen a HABLAR HONESTAMENTE ENTRE SÍ, rompiendo con el monumental silencio institucional, y sin preocuparse de corrección fraterna. Hablen de lo que pasa, no sólo con la cantaleta de que es “la contradicción de los buenos” y “los ataques de los de siempre”, hablen enfrentándose con los hechos, con la realidad. Las inanes cartas del prelado me recuerdan la triste frase atribuida a María Antonieta reina de Francia “Pues que coman pastel”. Cerrar los ojos a la realidad de lo que es cada persona, de su valor y de su santidad, es poner la cabeza en la guillotina. ¿Acaso la conducta de los directores está en línea con la caridad de Cristo?

”Et pax Dei, quæ exuperat omnem sensum, custodiat corda vestra, et intelligentias vestras in Christo Jesu.” Y la paz de Dios, que supera todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filip. 4:7)

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