Hace pocos días vino de visita mi hermana que vive en Canadá y recordando historias de familia reconstruimos un hecho puntual que refleja la manipulación y control que el Opus Dei ejerce entre sus allegados.

Mis papás han sido supernumerarios desde que tengo uso de razón. Con cierta frecuencia, en mi infancia, asistían a convivencia en países vecinos, lo que les permitía conocer a otros supernumerarios/as. Al terminar mi centro de estudios, me enviaron a un nuevo país. Al mismo tiempo, en mi casa, mis hermanos habían también dejado temporalmente nuestro hogar por diferentes razones. Era una casa grande en una ciudad pequeña.

En este nuevo país al que yo recién llegaba, una familia en la que la señora era supernumeraria y el esposo cooperador “encajado” tenían un problema urgente que resolver. La hija estaba embarazada de su novio y no podrían casarse porque el joven había dejado a otra señorita embarazada unos cuantos meses antes que a ella, con lo cual, el matrimonio sería con quien tenía más adelantada su gestación. El sacerdote director de la delegación del país al que yo llegaba a vivir, JA sus iniciales, conocía muy bien a mis papás y les tenía confianza. En alguna convivencia mi mamá y esta supernumeraria habían coincidido.

En cierto momento recibí carta de mi mamá comentándome que había llegado a vivir a la casa la hija de una supernumeraria del país donde yo vivía. El sacerdote les había enviado una nota explicando la penosa situación que estaban atravesando la familia para pedirles que recibieran a la hija por unos meses en la casa. Los papás de la joven se comunicaron directamente con mis papás y dado que venía del sacerdote numerario al que le tenían tanta confianza, no dudaron en abrirles las puertas de la casa. Así fue, la joven pasó su embarazo y pasados unos meses, dio a luz sin mayores contratiempos.

En la ciudad en que yo había ido a vivir, durante una reunión en que estaban supernumerarias me sorprendió escuchar de esta señora la historia de que su esposo y ella se habían enamorado de una bebé recién nacida, que estaba en adopción, mientras estaban de viaje. Que lo habían conversado como matrimonio y que habían decidido adoptarla. Todas las señoras que le escuchaban elogiaron su generosidad y yo me quedé asombrada de la capacidad de mentir para salvaguardar la honra de la hija. La nieta recién nacida fue registrada legalmente en mi país con sus abuelos como padres.

Pasaron unos meses, y la hija que había estado en casa de mi familia, regreso a su país. La versión para sus amistades era que había estado de viaje por varios meses y que ahora regresaba a su casa a conocer a su “nueva hermanita”. ¿Cómo se explican estos hechos? ¿Qué tiene que hacer un sacerdote director armando una cadena de mentiras e involucrando a mis papás en la historia?

Con la perspectiva de los años, confirmo que el interés del Opus Dei es dinero, control y poder para conseguir sus objetivos. La familia que pidió posada para su hija cuenta con recursos económicos y años más tarde, una importante propiedad familiar, sería donada a la institución. Agradezco a Agustina por la oportunidad de compartir estas historias sobre el Opus Dei.

Alicia Barillas (Copinol)