La clave está en la anestesia.- E.B.E.
Fecha Monday, 23 October 2023
Tema 040. Después de marcharse


La vocación al Opus Dei podría definirse como un intercambio desfavorable: entrega total de uno mismo a cambio de… lo que el Opus Dei considera mucho más valioso que lo que uno entrega.

Pasados los años se invierte la formula y uno considera que lo entregado es mucho más valioso que lo que el Opus Dei dio a cambio. En este sentido bien puede decirse que la vocación es un mal negocio (incluso un fraude).

Podría compararse también a un mal dentista, que nos saca todos los dientes a cambio de implantes (que con el tiempo funcionan mal), a los cuales considera de mucha mejor calidad que nuestras piezas dentales (nuestros marfiles, que se los queda el mal dentista a cambio de unos dientes de barro).

El Opus Dei se quedó con lo mejor de nosotros a cambio de una vocación impuesta a la fuerza y que no se adaptaba a nuestro organismo (nos obligó a vivir como religiosos, cuando nos habían prometido lo contrario) y que con el tiempo terminaría siendo rechazada por nuestro organismo (nos quedaríamos sin dientes y sin implantes).

«Tu barca no vale. A no ser que no sea tuya, que se la des a Jesucristo [o sea, al Opus Dei]. Con tu barca vas al naufragio» (Escrivá, Meditaciones IV, nro. 330)

Que podríamos traducir

«Tu dentadura no sirve, a no ser que la cambies por nuestros implantes. Con tus dientes vas a morirte de hambre» (dicho en nombre de Dios…)

«Dios me hizo dentista-fundador y me reveló que tus dientes no sirven y los has de cambiar por mis implantes» (podría ser otra versión de lo mismo)

Ese convencimiento evocando la autoridad divina (“lo tuyo no vale”), sumado a la anestesia que impide sentir dolor en ese momento, hace que el intercambio no resulte penoso en primera instancia e incluso pueda parecer un gran negocio, como el de la parábola del tesoro escondido (Mt 13, 44 y ss).

«has subido a la barca, a esta barca del Opus Dei, porque te dio la gana» (Escrivá, Meditaciones IV, nro. 330)

Frente a cualquier reclamo, el Opus Dei dirá “tu diste tu consentimiento” libérrimamente. Sin duda que la manipulación del consentimiento es esencial para que uno se deje sacar todos los dientes, más si ese consentimiento fue dado-arrancado a los 14 o 15 años de edad (y además sin conocimiento de los padres).

Con el paso del tiempo uno se despertaría y se miraría al espejo sin dientes, ni los propios ni los implantes (que se cayeron), sin entender bien cómo pudo algo tan bueno resultar tan mal.

Podría suceder que los implantes no se cayeran, pero está claro que los propios dientes eran mejores.

Como la violencia ejercida por el Opus Dei se hace con anestesia, parecería que tal violencia no hubiera existido nunca, porque todo ha sido hecho con delicadeza extrema, como le gustaba decir a Escrivá.

Lo esencialmente traumático del Opus Dei es la entrega total (vocación) a cambio de “algo” que luego resulta de un valor nulo o muy inferior a lo que uno entregó.

Es la entrega total a un vacío, a un vaciamiento personal. ¿Cómo no va a ser traumático? A esto se suma el que todo reclamo resulte inútil o imposible.

Pero no en todos los casos. Las 43 ex numerarias auxiliares iniciaron una denuncia que ha sido revolucionaria y es algo que aún no ha terminado.

E.B.E.









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