No le hacen falta alas sino raíces.- Azulmar
Fecha Monday, 23 October 2023
Tema 060. Libertad, coacción, control



 

No le hacen falta alas sino raíces

Azulmar, 23/10/2023

 

Cuando estábamos en la obra, y comenzamos a recibir formación, se mencionan temas sobre los que se suele dar muchas vueltas, pero que en el fondo no llegan a definirse realmente; es un continuo “marear la perdiz”, por lo menos lo era a mi modo de ver, sobre todo porque la formación (o deformación intelectual) está orientada a dar lemas, frases, discursos hechos del fundador, despertar sentimientos, pero que no buscan definir el concepto de los temas fundamentales, y mucho menos suscitar una discusión intelectual que permita cuestionarnos personalmente, sobre asuntos que son sin duda importantes…



Entre estos temas está la Libertad, no sé si ustedes leyeron ese libro titulado “La Libertad interior” de Jacques Philippe, bueno yo lo leí varias veces tratando de sacarle algo de respuestas, y después de tres intentos fallidos por terminarlo, decidí buscar respuestas en otras fuentes (espero, que a otros les haya ido mejor con este libro). Sinceramente, el saber conceptualizar el tema de la libertad o por lo menos comprenderlo mejor, fue para mí un grato reto intelectual, y paso a explicarme.

En la obra se suele decir que hay que ser libres, actuar con libertad, que debemos movernos con libertad interior, que las cosas que no hacemos no es porque nos lo impiden sino porque no sabemos, realizarlo, explicarlo o pedirlo, o porque no es el momento, que no hay razón para sentirnos encorsetados (clara contradicción al exceso de normas que regían nuestra vida), realmente estas contradicciones, frases continuas que nos dejan en la nebulosa, supuso para mí una verdadera rompedera de cabeza, pensaba que el problema era mío y solo mío por no entregarme lo suficiente, que tal vez por eso me faltaba libertad interior, o tal vez por no rendir mi inteligencia y dejar que la sabiduría de nuestra formación me inundara (que romántica idea esa ¿no?).

Bueno, llega un momento en que uno comienza a buscar respuestas, en otros lados no tan tradicionales (lecturas de casa), así que pensé en retomar mi lectura de otros escritores, pensé que mi cultura estaba menguando y que era momento de echar mano de escritores que no estaban precisamente recomendados en el índice, además la inteligencia es un don de Dios, que ha dado a la Humanidad, no solo de los miembros del Opus o los autores de su índice. Debo aclarar que antes de ser numeraria (no entré tan chica), me gustaba leer mucho y en casa de mis padres había libros de autores como, Neruda, García Márquez, Isabel allende, Umberto Eco, etc., escritores con libros atractivos, ingeniosos, que tenían personajes que, aunque no eran perfectos, sí eran creíbles, humanos y muy interesantes, algunos muy divertidos, otros dramáticos, no como las cosas ñoñas que leíamos dentro; libros tan “buenitos y planos”, que finalmente no se recuerdan porque no nos han marcado en lo absoluto, aunque hubo una que otra excepción por ahí.

En fin, volviendo al tema, recuerdo que busqué en internet, felizmente en la Obra para cuando yo estaba, ya era difícil controlar todo el uso de internet, y además como trabajaba fuera en algo que nada tiene que ver con la obra, tenía suficiente espacio para buscar y leer muchas cosas. Así que, me di a la tarea de buscar cosas que me sacaran del anquilosamiento intelectual en el que comenzaba a sentirme, y fue así que di con un discurso de Octavio Paz, titulado “El siglo XX: La experiencia de la libertad” era un discurso que dio en un encuentro de intelectuales organizado por la revista “Vuelta” de México, revista que ya no existe, y que fue fundada por el mismo Octavio P.

Como sabemos, Octavio Paz fue un libre pensador, escritor, diplomático que además era conocido por sus críticas al catolicismo y la Iglesia (aunque a pesar de eso, alguien abierto a la trascendencia), por esta razón no consulté su lectura, felizmente seguí mi instinto y luego me confesé, aunque tal vez no valió de mucho esa confesión porque no había tanto arrepentimiento en ella, además después en alguna charla de retiro mensual lo cité.

En fin, el discurso es largo, pero tomaré solo algunos puntos que me hicieron pensar mucho en ese momento y, creo que me dio una luz importante en mi propio descubrimiento personal. Debo decir que, a lo largo de mi tiempo en la obra, las múltiples contradicciones de lo que se decía y lo que se hacía, me supuso un reto para saber ¿qué era lo importante o lo verdadero?, bueno no me alargo y va el texto.

Cito una parte:

“"Diré muy brevemente por qué la libertad, más que una idea o un concepto, me parece que es una experiencia. La libertad, como idea, es del dominio de la filosofía. Pero se trata de un término que escapa a las definiciones; la disputa entre la libertad y el determinismo nació al mismo tiempo que el pensamiento filosófico y todavía sigue abierta. Hay una expresión célebre que confirma la extraordinaria ambigüedad de esta palabra: "la libertad es la elección de la necesidad". Es la gran refutación de la libertad y, al mismo tiempo, su gran victoria. En la tragedia griega encontramos la misma indecisión; para que la fatalidad se cumpla, nos dicen una y otra vez Esquilo y Sófocles, se necesita la complicidad de la voluntad humana. Los agentes del destino son los hombres y los hombres conquistan la libertad cuando tienen conciencia de su destino. Enigma filosófico y paradoja poética, la libertad es también un misterio teológico: "somos libres por la gracia de Dios". Por todo esto, pienso que la libertad, más que idea filosófica o concepto teológico, es una experiencia que todos vivimos, sentimos y pensamos cada vez que pronunciamos dos monosílabos: sí o no. La libertad no se deja definir en un tratado de muchas páginas, pero se expresa en un simple monosílabo.”

Para mí este párrafo resonó en mi interior, cuando las leí, en ese momento se me grabó la idea que la libertad debe ser ejercida, no teorizada, sino vivida, debía empezar a elegir y asumir las consecuencias de las decisiones. Para que tal cosa (la libertad) sea, debe haber una elección, significó que había que comenzar a actuar, a participar en mi propia vida, en no ser solo espectadora, cumplidora de reglas, repartidora de consejos, un modelo buenito, sino que debía implicarme en la vida, en mi propia vida. Esas ideas permanecieron en mí buen tiempo, y evidentemente las llevé a la oración y fue creciendo en mi la conclusión de que, si Dios me había traído a la existencia y me había otorgado talentos, era para usarlos después de todo, y tal vez, sólo tal vez, ser quien soy era parte del plan de Dios. Es probable que si leyera ahora nuevamente el discurso (lo leí mucho en su momento), sacaría otras conclusiones adicionales, sin embargo, en ese momento esto fue lo que saqué.

Continua Octavio Paz…

“La libertad se disipa si no se realiza en un acto. Le pasa lo que a la paloma de Kant: para volar necesita vencer tanto la resistencia del aire como la atracción hacia el suelo, la fuerza de la gravitación. La libertad, para realizarse, debe bajar a la tierra y encarnar entre los hombres. No le hacen falta alas sino raíces.

En esta última frase puesta en negrita y subrayada por mí, resume mucho de lo que había considerado largo tiempo, pero aún no tenía nombre, aún era una idea como una nube sin forma, que de pronto tomaba cuerpo e incluso tenía voz. Eso de que La libertad, para realizarse, debe bajar a la tierra y encarnar entre los hombres. No le hacen falta alas sino raíces, para mí, sugería que no es al fin y al cabo el hacer las cosas sin ataduras (alas), sino que el movimiento interior que me dirige se fundamenta en mis convicciones personales (raíces). Allí inició un proceso largo y personal, la libertad exigía una actuación, pero esa actuación necesita convicciones, así surgieron en mí algunas preguntas.

Debido a esta reflexión me dije, Azulmar ¿en qué crees? ¿Qué es aquello que nortea tus decisiones? ¿Qué es ese algo que no es negociable?, pensé que esas raíces eran los principios cristianos, la caridad, la justicia etc. Y entonces vino a mi mente una frase del apocalipsis “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primera caridad.” (Apocalipsis 2:4), recordé esta frase porque la había leído hacía unos días o semanas, y por eso recordé que era del apocalipsis, después fui a buscar el texto, el cuál dice:

“Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos. Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer. Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo. Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente. (Apocalipsis 2:2-5)”

De acuerdo, en ese momento no llegué a tanta conjetura, solo a la idea de que de pronto la razón para entrar a la Obra se estaba enfriando, había perdido mi fuego, mis principios, mis ideales, me había alejado de mi norte, mi deseo de servir a las almas, de vivir la caridad, la justicia, estar en medio del mundo y cristianizar desde mi profesión se estaba yendo por el garete, de pronto comencé a sentir que para vivir mis propias convicciones y ser libre, debía hacerlo en otro sitio que ya no era la obra mi lugar, una idea que luego traté de callar, diciéndome que, Sí era posible retomar ese algo que me trajo a la obra y cumplir mis afanes iniciales desde dentro de la institución. Este fue el inicio de una nueva actitud, pero aún pasarían muchos años más antes de irme y llegar a la conclusión que no era posible vivir estos principios (ideales cristianos) dentro y eso que lo intenté muchas veces y de corazón.

Como consecuencia de este encuentro con mis convicciones, traté de ser fiel a mi conciencia, de actuar en consonancia con lo que creía, y eso me dio algo de seguridad, en definitiva empecé a ser un poco más libre, después de todo la conciencia es la voz de Dios en cada uno, esta actitud que iba creciendo en mí me ganó varios encuentros difíciles con directoras de centros y de asesoría, pero que sin duda valió la pena, porque en cada discusión o encuentro con ellas, se iba reafirmando mis propias convicciones, y empezaba a fortalecerse mi conciencia que por un buen tiempo estuvo confundida y oscurecida. Este retorno a mis principios fue empezando a ser liberador, me comenzaron a ampliar los horizontes, este fue uno de los puntos de luz para mí, hubo otros muchos, que ya contaré en otro momento.

Pensé también en esos momentos en: ¿Qué hacían los santos para saber que era la voz de Dios una cosa, y no otra?, ¿Cómo supo S. Tomás de Aquino que debía dejar de ser Benedictino y convertirse en Dominico?, recordemos que se cambió de orden, o ¿Cómo supo santa catalina que debía “guapear” al Papa Gregorio XI y escribirle exhortándolo a volver a Roma? después de todo era el Papa y gente mucho más docta no tuvo el valor de enfrentarse al santo Padre, o ¿Cómo supo Santa Teresa de Calcuta que debía dejar a las monjas de Loreto y hacer su propia orden? O a Santo Tomás Moro, ¿de dónde sacó la fuerza para elegir mantenerse en sus trece, aunque eso le costara la vida? Hay que ser sinceros y reconocer que los Santos se la han jugado, y muchas veces han sido rebeldes, contestatarios y muy tercos, bueno también hay que ser justos y hay muchos héroes en el mundo que también han actuado con valor y coherentemente. Como imaginarán eso lo llevé a la oración también, muchas veces, y llegué a la conclusión que la respuesta estaba en sus convicciones, en que ellos habían identificado realmente aquello en lo que creían, habían descubierto a Cristo, y que tal vez la imagen que yo tenía de Cristo estaba desdibujada, que se me había borrado. En fin, estas preguntas se sumaron a las que ya tenía sobre la libertad.

Este periodo de reflexión me ayudó mucho, aunque en ese momento no lo veía así. Es el ejercicio de la libertad (los aciertos y errores), lo que nos maduran, hace que crezcamos, nos forma y convierte en la persona que debemos ser, por eso la educación para la Libertad es fundamental, algo que en la Obra no se da, digo para la libertad, no solo en Libertad, porque la educación (formación) debe ayudarnos a saber vivir en libertad, tomando decisiones, para poder mejor y en paz con los demás. Muchas veces fuera de la Obra, he revisado estos apuntes que me han ayudado a volver a retomar el norte, las metas, pero sin duda alguna con muchas más paz y tranquilidad ya fuera de la Obra.

Al pensar sobre estos temas, me fue mucho más evidente que la falta de madurez en casa, las muchas dependencias que a veces veía, celos, etc., eran defectos que surgen por no vivir, en y con libertad. La libertad en todo sentido, libertad de pensamiento, en los afectos, en las opiniones, etc., y después de pasar por ese proceso de expresar lo que somos, vamos llegando a la libertad interior (ese alineamiento entre lo que pienso y lo que siento, eso es lo que me hace actuar en consecuencia).

Bueno este escrito, está dirigido especialmente a aquellos que aún están dentro. Recuerdo los muchos momentos de dudas, de contradicción interna, momentos de sufrimiento interior, pero puedo decir realmente con palabras de Cristo, “la verdad os hará libres” y no me refiero a la verdad de la Obra, sino a la verdad de uno mismo, ¿de que estoy hecha?, ¿en qué creo? y cuando lo vamos intuyendo, entonces tratar de ser coherente con eso, digo tratar porque aunque queremos ser siempre coherentes, es una meta que se alcanza completamente en el cielo (para los que aún creemos en el cielo).

No trato de convencer a nadie, es solo una manera de acompañar a quien pudiera estar necesitando leer esto, si hay algo que tenemos en común es que todos hemos pasado por estas preguntas, de una u otra manera, hemos tratado de descifrar el código enigma de la Obra y de nosotros mismos. Sabemos todos que llegar a descubrirse es una tarea que nos toma la vida entera, pues lo mismo que el Wase recalcula el camino cuando nos movemos de la ruta, lo mismo hacemos nosotros en cada vuelta de esquina de nuestra propia existencia.

Me disculpo, por lo largo del escrito, no lo he depurado mucho, pero he llegado a la convicción de que un testimonio escrito, es mejor que un testimonio perfecto ��.

Un abrazo grande, y que sepan que me alegra mucho leerlos.

Azulmar

 







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