Opuslibros - También me chirría hasta el alma cuando lo escucho.- Armando

Antes de entrar en materia, quiero agradecer a E.Kard por su artículo "¿Cuánto maneja el opusdei en el mundo entero?", porque es un tema de lo que se habla poco y, para mí, es el quid de todo el montaje del Opus Dei y, también, el punto medular por lo que la Iglesia quiere ponerles orden. Es más, precisamente cuando fluía el dinero de Villa Tévere al Vaticano, era cuando todo iba miel sobre hojuelas para el opus. Pero fuera de esta especulación de mi parte, lo concreto es que eludimos el tema del dinero, lo tenemos como un terreno que no se toca y nos quedamos en analizar otros aspectos. Gracias E.Kard por tu artículo y deseo vivamente que aparezcan más publicaciones sobre la materia.

También me sumo a las palabras de Aquilina sobre los testimonios que se publican en esta página, son de vital importancia, porque desmonta otra idea madre que se repite una y otra vez, el sostener que ahora todo cambió, esos testimonios recientes nos demuestran, con hechos, que no hay tales cambios, lo esencial se mantiene incólume, por lo que la maquinaria de machacar almas sigue intacta.

Ahora lo conducente, el artículo de Jason Jonas "Una chocante excepción". Le agradezco que haya puesto por escrito algo que viene perturbando mi alma porque es frecuente escucharla en ex miembros del opus, el referirse a José María como "santo". Sé que lo hacen porque la Iglesia así lo dice, pero tengo entendido que la Iglesia únicamente propone y uno, libremente, decide advocarse a esa devoción o no. Yo he optado por no llamarlo así porque no es un santo, la enumeración que Jason Jonas hace en el artículo citado, es más que evidente.

Muchas veces, el exceso de "respeto" o para evitar conflictos en cuanto a la crítica que se le hace al Opus Dei, puede con llevar daños mayores porque, en mi caso, cuando escucho que dicen "san Josemaría", se me estruja el alma, me crea desasosiego, hace que no preste atención a lo que se está diciendo, discutiendo u debatiendo, porque me queda rondando en la mente ese "san", que, para mí, es un insulto a la inteligencia y una total contradicción. No puede ser que siendo víctimas de la institución pensemos que el fundador es santo. El hacerlo, es prolongar las torturas psicológicas que padecimos ahí dentro un buen número.

Con llamarlo "fundador", o decirle su nombre, no estamos faltando el respeto en modo alguno, pero el darle el apelativo de "san", sí crea auténticos terremotos mentales.

Un cordial saludo.

Ángel V.