EL OPUS DEI, UNA INSTITUCIÓN FANÁTICA.- Ervigio
Fecha Wednesday, 30 August 2023
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


 

EL OPUS DEI, UNA INSTITUCIÓN FANÁTICA

Ervigio, 30.08.2023

 

Me da la impresión de que este último Motu proprio del Papa Francisco, modificando los cánones del Código de Derecho Canónico referentes a las prelaturas, está motivado por la confusión que han demostrado los superiores de la Obra con respecto a esta figura canónica. En los medios se afirma que el Papa Francisco los ha rebajado de categoría. La verdad es que la figura de las prelaturas, tal como la deseaba Álvaro del Portillo, se truncó, en tiempos de Juan Pablo II, por la intervención de Ratzinger en la última revisión del Código, cuando se cambiaron de lugar y de texto los cánones correspondientes, porque lo proyectado corrompía la idea de Iglesia. Lo que está ocurriendo ahora es una simple consecuencia. Así pues, la autoridad de la Iglesia les ha facilitado amablemente una recta interpretación del derecho. No piense nadie que los están maltratando. Han sido ellos los que han maltratado y engañado a muchísimos miembros...



La causa de todos los males de la Obra es el fanatismo hacia la figura del fundador. Este fanatismo es como un cristal que impide ver la realidad. Se la impide ver a los que gobiernan, que son seleccionados en virtud de su fanatismo probado. Debido a esto, se empeñan en que las cosas sean como ellos piensan que quería el fundador, que quiere Dios. El problema es que el fundador no sabía lo que quería, era realmente “un fundador sin fundamento”, como él decía, porque pienso que no había recibido ningún carisma fundacional de Dios. Esto es fuerte, pero es así. Lo demuestra el hecho de su falta de coherencia y rectitud, pues se pasó la vida cambiando la línea fundacional, que adaptaba al interés del momento, y engañando por doquier. Se le puede aplicar la letra de la famosa ópera de Verdi La donna è movile: “La mujer es cambiante cual pluma al viento, cambia de acento y de pensamiento. Siempre su amable rostro, en llanto o en risa, es engañoso. Siempre es desgraciado quien en ella confía, quien le entrega incauto el corazón”. Solo algunas mujeres responden a este perfil, pero a Escrivá le viene al pelo. Es vano esforzarse en intentar entender cómo es el Opus Dei. Mejor sería llamarlo Opus Escrivá. Las organizaciones fanáticas y sectarias solo se explican por el talante de su promotor.

 

Álvaro del Portillo y Echevarría fomentaron ese fanatismo. Alguno pensará: ¡pero si Escrivá ha sido canonizado por la Iglesia! Sí, lo mismo que es doctor en teología sin los trabajos y grados académicos anteriores pertinentes. No seamos inocentes, la canonización no es objeto de fe, es un proceso humano que se puede manipular aportando datos falsos e incompletos, lo mismo que la atribución de milagros.

 

Y ya que ha salido el tema, os daré mi parecer sobre la supuesta fundación del Opus Dei el 2 de octubre de 1928, tras reflexionar sobre hechos objetivos de su biografía (cf. Jaume García Moles, Algunos problemas históricos, y otros AA.) independientes de la historiografía oficial. Lo haré sucintamente porque habría que aducir muchos datos para fundamentarlo. En esos ejercicios espirituales de 1928, Escrivá se decidió por continuar su vocación sacerdotal, de la que había dudado mucho en los años anteriores, ya desde el seminario. Aparte de esto, es probable que por su contacto con algunos fundadores (San Pedro Poveda, Luz Rodríguez Casanova, de las Damas Apostólicas, Beato Manuel González García, que fue su director espiritual en los primeros momentos fundacionales, no el P. Valentín Sánchez Ruiz), más adelante decidiera orientar su actividad sacerdotal hacia alguna organización apostólica, hasta que cuajó la Obra tomando como carisma ideas de la encíclica del Papa Pío XI (Rerum ómnium perturbationem, 26/1/1923, Boletín Eclesiástico Oficial de la Archidiócesis de Zaragoza, año 1923, pp. 59 ss.), que leyó cuando estaba en Zaragoza. O sea, que se puede dudar bastante de que Dios le pidiera en ese retiro, o en otro momento, fundar la Obra. Fue una ocurrencia más de Escrivá.

 

Por lo tanto, me parece que mientras no llegue al mando de la Obra una persona desprendida del fundador, razonable y recta, que reconozca los errores, no engañe y rompa con la opacidad, la institución no se va a enderezar, ni va a dar verdaderos frutos. Pero esto no ocurrirá mientras gobiernen fanáticos.

 

Unos párrafos de la citada encíclica de Pío XI:

 

“Y la Iglesia atiende con la mayor eficacia a tal obra de santificación común cuando, por el don benigno del Señor, puede proponer a la imitación de los fieles esto o aquello de sus hijos más queridos, que fueron insignes en el ejercicio de toda virtud. Y esto lo hace según su propio carácter, constituida como está por Cristo su Fundador, santa en sí misma y fuente de santidad; mientras que quienes se confían a la guía de su magisterio deben, por voluntad de Dios, tender vigorosamente a la santidad de vida. "Ésta es la voluntad de Dios", dice san Pablo, "vuestra santificación" (1); y cuál debe ser esta santificación el mismo Señor lo declaró: "Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto" (2). Tampoco se debe creer ya que la invitación se dirige sólo a unas pocas almas privilegiadas y que las demás pueden contentarse con un grado inferior de virtud. Al contrario, como se desprende del tenor de las palabras, la ley es universal y no admite excepción; por otra parte, esa multitud de almas de toda condición y época, que, como atestigua la historia, tocaron la cima de la perfección cristiana, tenían las mismas debilidades de nuestra naturaleza y debieron superar los mismos peligros […] Quien estudie detenidamente la vida de Sales encontrará que, desde sus primeros años, fue modelo de una santidad no austera y lúgubre, sino amable y accesible a todos […] (S. Francisco de Sales) se propone demostrar cómo la santidad es perfectamente conciliable con todo tipo de oficios y condiciones de la vida civil, y cómo en medio del mundo todos puede comportarse de manera adecuada para la salvación del alma, siempre que permanezca inmune al espíritu mundano. Por tanto, de él aprendemos a hacer lo que todos hacen comúnmente -excepto, por supuesto, la culpa-, pero junto con hacerlo -lo que no todos hacen- de manera santa y con la intención precisamente de agradar a Dios.”

 







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=28018