Al buscar en Google “carisma del Opus Dei” lo primero que encontré fue su web que establece “En el Opus Dei buscamos la santidad a través del trabajo: santificando el trabajo, santificándonos con el trabajo, santificando a los demás a través de nuestro trabajo profesional.”

En otra búsqueda encuentro también en su web: “La vinculación al Opus Dei busca precisamente ayudarle a vivir el conjunto de sus deberes ordinarios, tanto en la Iglesia como en la sociedad civil.”...

En los actuales Estatutos del Opus De se establece que los fieles de la Prelatura: “procuran cumplir con la máxima fidelidad posible los deberes de su propio estado, así como la actividad o profesión propia de cada uno, siempre con el mayor respeto a las leyes justas de la sociedad civil, e igualmente las labores apostólicas que el Prelado les encomiende.”

O sea, que se podría decir que la esencia del carisma está en buscar la santidad a través del trabajo profesional y el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano. Esa es la esencia del carisma del Opus Dei como se nos vino repitiendo hasta la saciedad desde que pisamos un centro y como proclaman oficialmente de forma ostentosa.

Por tanto, todo el conjunto del aparato directivo del Opus Dei, desde su cabeza (llámese Prelado, Protonotario o Moderador) hasta el último director de centro tienen la obligación moral de poner sus principales energías en ayudar a los “vinculados” al Opus Dei, que no miembros, a cumplir con sus deberes frente a la Iglesia como a la sociedad civil.

¿Pero están los directores exonerados de vivir este carisma? ¿Está el propio Opus Dei eximido de cumplir con las leyes de cada país? Pareciera que eso no siempre va con ellos. Porque cuando se trata de defender los intereses del Opus Dei, tienden a traicionar nada más y nada menos que a la esencia de su carisma y por tanto a su “razón de ser”. Esto es muy fuerte y no sé si los directores o los que actualmente siguen en el Opus Dei lo han reflexionado en conciencia. Incumplir sus obligaciones en materia de legislación laboral y probablemente tributaria es contravenir la santificación del trabajo y la transgresión de deberes básicos del cristiano y del ciudadano.

En muchas charlas de formación a modo de chanza se nos advertía del peligro de que el “cumplimiento” se convirtiera en “cumplo y miento”. ¿Será que cuando se trata de eludir obligaciones civiles el Opus Dei acude al “cumplo y miento” y que no era una mera broma?

En mis colaboraciones sucesivas en esta web con el título “trabajos internos” he realizado estimaciones numéricas de posibles fraudes a la seguridad social en España y a la agencia tributaria. Las cifras que me salían eran astronómicas. Veo que Cozumel tiene conocimientos jurídicos por lo que le animo a que siga profundizando en esa línea si tiene tiempo y sobre todo posibilidades de ver avances por vía judicial. Las consecuencias de ese incumplimiento por parte del Opus Dei no es solo una injusticia con el Estado sino principalmente con todos y cada uno de los miembros afectados que se cuentan por centenares. Esto incluye a las numerarias auxiliares, al personal trabajando en delegaciones, comisiones, centros con dedicación “interna”, etc., por quienes no se ha cotizado a la seguridad social y cuando han dejado la Obra han visto que se encontraban sin ningún año cotizado y por tanto sin plenos derechos a recibir una pensión por parte del Estado. Es una injusticia que civilmente debería tener consecuencias y que moralmente debería “romper el corazón paternal” del Padre. ¿Nadie ahí dentro dice nada? Es buen material para pregunta al Prelado en una tertulia.

Todos sabemos que las preguntas en las tertulias con el Padre están amañadas. Si te aceptan entonces te dan un papelito con la versión aprobada de la pregunta para que la puedas leer cuando la persona encargada te pase el micrófono. Estaría bien que alguien tuviera la dicha de ser “aceptado” para una pregunta “aprobada” y a última hora diera el cambiazo e improvisara con una pregunta de este estilo: Padre, ¿Qué podemos hacer para ayudar a los que se han marchado de esta maravillosa familia que es la Obra y tras muchos años de dedicación exclusiva a trabajos internos y dedicación generosa a nuestra Madre Guapa, se van sin nada y al no haber cotizado la Obra por ellos, se quedan sin pensión de jubilación? ¿Qué nos dice a quienes hemos sido cómplices de esta mala práctica que contraviene la esencia del carisma del Opus Dei? ¿Es algo de lo que Dios nos pedirá cuentas? ¿Va el Opus Dei a pedir perdón en público y cómo va a reparar el daño causado?

Pues sabemos lo que pasaría: el Prelado se saldría por peteneras respondiendo que a los que se van les debemos todo el cariño y respeto y que recemos por ellos para que vuelvan al calor de la Obra, y con los años muchos puedan volver a pitar. Y lo segundo que pasaría es que ese trozo sería eliminado de la versión final del vídeo de la tertulia. Lo tercero sería una conversación de alguien de la delegación con el valiente diciéndole que ha dado un disgusto al Padre y a todos y que eso es de mal espíritu y que si no rectifica puede acabar sufriendo las “dos admoniciones sin éxito” que establecen los actuales estatutos en el n.32 tras las que vería la “dimisión decretada por el Vicario con el voto deliberativo de su propios Consejo”. O sea, puerta…

Creo que fue Mediterráneo quien contó en esta web con total sinceridad que tras muchos años en trabajos internos siendo numeraria administradora de centros, se marchó sin tener ningún derecho laboral. Es una gran injusticia. Me dio mucha pena su testimonio: una cosa es saber algo de forma intelectual y otra que alguien te cuente su triste experiencia y puedas percibir el sufrimiento y la injusticia.

El día que alguien se atreva a investigar en sede judicial todas esas irregularidades, creo que el Opus Dei estará en una gran crisis con consecuencias económicas, pero también de reputación cuando la opinión pública se entere de cómo han actuado impunemente durante años.

Que eso lo hiciera un partido político o una empresa u organización sería triste pero que lo haga una institución de la Iglesia que precisamente promueve la santidad a través del trabajo y el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano es descorazonador.

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