Carta abierta a Carlos Andreu.- Atticus
Fecha Monday, 06 September 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


CARTA ABIERTA A CARLOS ANDREU:

Carlos, hijo mío, ¡cómo te han puesto! He leído todos los correos que los amigos de la página te dedican, y no he podido decirte lo que había pensado. Te han dado por arriba y por abajo, por los lados. Hasta te han mandado textos que demuestran que no tienes razón. Como si te los fueras a leer. Criaturitas...

Mira. Como soy amigo de las causas perdidas, te voy a defender, porque te aprecio de verdad, desde que te conocí, hace más de veinte años. Siempre me has caído bien: me pareces un tío un poco serio, pero noblote. Tienes una familia encantadora, de la que tienes que dar muchas gracias a Dios. Tienes una sólida formación, y un buen trabajo, con el que sacas adelante a tu familia. Desde cierto punto de vista, la vida te sonríe, y se hace más difícil entender las voces chirriantes de un montón de resentidos que, sin embargo, fuimos, hace muchos años, hermanos tuyos.

Te dignas a bajar del carro de oro en el que circulas, para mezclarte por un momento con el populacho, y estos harapientos menesterosos, en lugar de agradecer tu gesto con aplausos y vítores de aclamación, te ponen a caer de un burro. Incomprensible.

Pero te voy a decir una cosa: estas cosas te pasan por meterte en camisa de once varas. ¿No tenéis los del opus un montón de páginas web, en las que contar todos los milagros de vuestro santo fundador, y donde contáis hasta la saciedad lo buenos y magníficos que sois todos, por el mero hecho de haberos apuntado, y no haberos ido? ¿Por qué no entras en ellas, y le cuentas a los ya convencidos lo que quieren oír?

No sé por qué dejaste de ser numerario, hace tanto tiempo. Pero se nota que ahora te han vuelto a admitir como supernumerario. Me alegro, de verdad. Porque se nota que es lo tuyo, que te gusta, que por muchas cosas que te hayan hecho dentro, antes y después, sigues tan pimpante como el primer día. Sin rencores.

Cuando tanta gente está hastiada de su vida, cuando verdaderas multitudes se aburren de manera soberana en su trabajo, en sus relaciones fam,iliares, en sus lugares de veraneo, es conmovedor encontrarse a un entusiasta como tú, sea en la actividad que sea. Aunque sea de la vendimia francesa, que se acerca, un año más, a pasos agigantados.

Eres una persona respetada en la obra, y entiendo que estés a gusto con ella. Has sido colocado en los puestos principales de tu pequeño mundo, han saciado tu vanidad, y estás agradecido. Pero, ¿no puedes entender a los que no les ha ido tan bien en el Opus Dei, como a las personas que escriben en la página? ¿No puedes entender que algunos no tenían vocación, y se sintieron manipulados, convertidos en una muesca más, en el revolver de un entusiasta como tú? ¿No puedes entender que algunos de tus hermanos trataron mal a otros, y que éstos están dolidos?

Busca en tu corazón. Sé que eres piadoso, lo he comprobado. Ahora tienes una oportunidad preciosa para demostrarlo con hechos. Ten piedad de las personas que sufren, como hizo Jesús, sean sus sufrimientos físicos o psíquicos. Si puedes ayudar, hazlo. Y si no, por lo menos no hurgues más en sus heridas. Mira qué oportunidad más preciosa tienes de ser cristiano....

Con cariño.

Atticus.


P.D. En toda la carta he partido de la base de que eres el Carlos Andreu, licenciado en Derecho por la UB, casado, con un montón de hijos. Si no eres tú, perdona. He metido la para una vez más.







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