Lo que me hizo el opus dei.- Tuces
Fecha Friday, 28 April 2023
Tema 077. Numerarias auxiliares


 

Lo que me hizo el opus dei

Tuces, 28/04/2023

 

¿Cómo te sentís?... ¿Qué pensás de lo que te hizo el opus dei?... Mi respuesta sería, segundos después, la más espontánea y también la más inesperada que di en mi vida. Me saltaron unos lagrimones y se me cortó la voz, tomé un sorbo de agua y con la voz entrecortada atiné a decir ¡Me engañaron! En un segundo me vinieron varias imágenes a la mente y no podía parar de llorar. Me vi a mis trece años cuando conocí la obra, llena de alegría, ilusionada, con esa ingenuidad ante un mundo nuevo que se me descubriría, animada para sorprenderme cuando conociera la gran ciudad donde empezaría mis estudios secundarios. Mi madre y yo agradecidas a una supernumeraria que le habló de esta posibilidad. Lo del estudio nunca se cumplió...



También vino a mi mente el momento que dejé la obra. Con treinta y cinco años de vuelta en mi pueblo, pero esta vez escapándome del centro, huyendo de las palabras de la directora con las que hábilmente me sabía envolver diciéndome que eran crisis pasajeras. Cansada de que no tomara en serio mis planteos, de luchar por recomenzar cada semana, dejando pasar meses y hasta años en un tira y afloja en la lucha por la perseverancia, por la fidelidad.

Vinieron a mi mente los cambios de centros, de países. En la obra te van despojando de todo, hasta de los sentimientos, de los gustos propios. Te llevan al fanatismo por el fundador, a la obcecación por vivir su espíritu, a la obsesión por cumplir sus costumbres. Vivía desprendida de todo, no solo de las cosas materiales, también de las personas, poniendo distancia y lo mínimo del corazón en el trato con las demás, no fuera a terminar en una amistad particular. A los treinta y cinco años me sentía muy mayor, ya sin ilusión ni horizonte, sin fuerzas, abatida. Cargaba la sensación de haber vivido toda una vida y que ya no había nada más. A la intensidad con la que viví cada día en el opus dei se le sumaron a los últimos años el hastío y la desgana. Cualquier indicación en el trabajo me provocaba rebeldía.

Cuando volví a mi pueblo me sentía la nada misma. Al contarle a una persona que así me sentía me dijo: No eras la nada misma, eras una buena persona y eso es muchísimo. Me acompañaba un sentimiento de frustración al ver que ese sueño al que le dediqué veinte años, al que le di lo mejor de mí, se había convertido en una realidad de engaños, de manipulación, abusos, de humillaciones.

También fue muy triste encontrarme alejada de Dios, ese Dios que me dijeron me llamaba con una vocación y yo debía entregarle mi vida. Pero entonces para mí Dios y opus dei eran sinónimos, y al alejarme de la obra también lo hice de Dios. Todavía está en proceso mi acercamiento. Sé que Él está aunque se esconda o yo no logre verlo. Las distintas advocaciones a la Virgen o a los santos, de momento están cubiertas de una gruesa capa de hielo.

Con la pregunta que me habían hecho “¿Qué pensás de lo que te hizo el opus dei?”, también sentí un dolor tremendo por sentirme extraña entre mi verdadera familia y yo era  extraña para ellos. Tras veinte años sin compartir nada era lógico el distanciamiento, ese apenas reconocernos. Nuestras familias sufrieron mucho durante nuestra permanencia en la obra.

Se tuvieron que acostumbrar a nuestra ausencia y cuando volvimos padecieron, desconcertados, el abandono del que fuimos objeto por parte de la que tantas veces defendimos, aquella de quien les decíamos que era nuestra verdadera familia y que hoy brillaba por su ausencia. Les dolía vernos empezar, no como veinte o treinta años atrás, cuando empezando la adolescencia nos alejamos a otra ciudad en busca de un porvenir. Ahora volvíamos con esos años de atraso por la falta de experiencias en el mundo auténtico, sin apenas estudios, con más edad y con las manos vacías. Nos vieron a los tumbos. Hoy nuestras familias, estoy segura, están más que orgullosas al vernos reinventarnos una y otra vez para salir adelante.

Cuando abandoné el centro, durante seis años ignoré el opus dei, no volví a hablar ni a pensar en la obra. Es impresionante las distintas etapas por las que fui pasando. Poco a poco fui tomando conciencia de mi paso por allí. Deslumbramiento, vocación, fanatismo, cansancio, cuestionamientos. Incomprensión de parte “de los buenos” diría el fundador y yo digo "de parte de las directoras".

Después de seis años una ex numeraria auxiliar me contactó y me invitó a una reunión donde estarían otras. Me sentí muy incómoda ante comentarios y críticas sobre algunas costumbres que vivimos en el opus dei. En mi inconsciente seguía defendiéndolo. Dejé de ir a esas reuniones porque me parecía que yo no pensaba igual que el resto. Pasó un año y otra ex nax me volvió a contactar, esta vez para ver el estado de mis aportes, yo pensaba que tenía todo en regla. Cuando vi el historial solo contaba con cinco años de aportes jubilatorios. Lo tomé con calma y me acerqué a las reuniones nuevamente.

Me costó mucho tiempo aceptar el daño que me hizo el opus dei. Recuerdo que al principio no hablaba en esas reuniones, solo escuchaba pero poco a poco fui enfrentando en mi interior lo que antes defendía a pesar de lo vivido y lo sufrido allí dentro. Cuesta, duele, porque yo creí en la obra, le di gran parte de mi vida por un ideal noble. Darme cuenta de que solo fui usada para lo que la sección femenina fue inventada, en mi caso para los trabajos de la administración, el momento que te das cuenta de lo que fue la realidad, es muy fuerte y muy doloroso. Por un tiempo me quedé muy afectada, angustiada, preguntándome ¿Por qué me hicieron esto? Todas estas sensaciones afloraron con tanta fuerza en mi cabeza y en mi corazón que lloré por un buen rato al escuchar esas preguntas que me llevaron a ver y a aceptar que ¡Sí! ¡El opus dei me hizo daño!

Pienso que es importante aceptarlo para que ese dolor se transforme en una experiencia de la que yo no fui culpable, fui una víctima y, sobre todo, sé que soy una buena persona.

Me quedan más cosas por contar... ya llegará el momento. Que fantástico que existe Opuslibros donde puedo contar mi experiencia. Quizás no logre poner por escrito lo bien que me hizo escuchar lo que parecía una pregunta más, y sin embargo, después de muchos años fuera del opus dei, recién pude ver y aceptar lo que ni yo misma me animaba a plantearme: ¡Lo que me hizo el opus dei! ¡Gracias!

TUCES

 







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