Infórmate antes. Para Carlos Andreu.- Brian
Fecha Sunday, 05 September 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Correos como el tuyo, Carlos Andreu en el que nos acusas de que mentimos, de que no sabemos nada, etc., dan pié para poder refrescar las cosas.

Sobre que no se dice charla: me parece muy mal que le lleves la contraria a tu Fundador, eso debe ser motivo de tu próxima charla. Veamos:

"Cuando dice la Escritura que el que encuentra un amigo halla un tesoro (cfr. Eccli. VI, 14), no exagera. En la tierra, amigos de verdad existen pocos; pero no hay mejor amigo que el hermano. Abrid el corazón en la charla fraterna, y veréis qué cantidad de fortaleza, de paz, de serenidad; tendréis la medida de todo, y no daréis importancia a las cosas de la tierra, porque no la tienen; seréis personas de una serenidad que, hasta en lo humano, os dará fortaleza en la voluntad y claridad en el entendimiento". (Del Fundador, 29-III-1959)

"¿Verdad, hijo mío, que vas haciendo tus propósitos concretos? ¿Verdad que en la charla fraterna y en la confesión, vividas con el sentido sobrenatural que se os enseña, irán viéndote como eres, cara a Dios, con humildad?" (Del Fundador, Meditación 'La oración de los hijos de Dios', 4-IV-1955.)

"No entiendo que a un hijo mío le sea indiferente presentarse delante de Dios tiznado de arriba abajo, sabiendo que el amor purifica. Para eso está la contrición, la Comunión, la confesión, la charla fraterna, y tantos medios de reparar". (Del Fundador, Meditación, 3-X-1973).

"Os aconsejo que no os conforméis sólo con la Confesión, que vayáis también a la charla a decirlo todo: lo que pesa, lo que duele, lo que araña, lo que muerde dentro del corazón. Después, ¡qué paz!, ¡qué entrega más completa!, ¡qué seguridad! ¡Y cómo se extenderá la Obra -se está extendiendo de un modo prodigioso- gracias a cada uno de vosotros!" (Del Fundador, Tertulia, 14-IV-1974)

"¿Para qué está la corrección fraterna? ¿Para qué está la charla personal, que hay en Casa? Tanto si la rehuyen como si la prolongan excesivamente, cuidado. ¿Y la Confesión? No la dejéis nunca, en los días que os corresponda y siempre que os haga falta, hijas e hijos míos". (Del Fundador, Meditación Tiempo de reparar, 20-11-1972).

"Yo pido a mis hijos que reciben Confidencias, que, por amor de Dios, todas las semanas pregunten por el proselitismo en las charlas, tanto a los que tengan dieciséis años como a los que hayan cumplido noventa. Que quede claro: ¡si no hay vocaciones, falta amor de Dios!" (Del Fundador, Tertulia 14-11-1960.)

"Contad sinceramente vuestra vida en esa charla confidencial, a la que acudís a buscar los remedios espirituales para vuestra alma: tiene muchísima importancia. Os aseguro que, sin dirección espiritual, sin la confesión contrita, no puede haber verdadera vida interior". (Del Fundador, Crónica, 1974, pp. 221-223.)

"Todo se arregla si habláis, si contáis vuestras dificultades, errores y miserias, en esa charla personal, íntima y fraterna, que hay en Casa, y en la confesión. Hablad claro antes, hijos de mi alma, en cuanto notéis el primer síntoma, aunque sea muy leve, aunque parezca no tener importancia. Hablad claro, y pensad que no hacerlo así es llenarse de rubores tontos y de mohines de novicia, cuando deberíais portaros valientemente, como soldados". (Del Fundador, Meditación El talento de hablar, abril de 1972)

"A veces comenzamos a dar vueltas, entreteniéndonos en una bobada, luchando tontamente, quizá porque nos falta la decisión de entregarnos. Hay que ir a la charla y a la confesión enseguida: mira, me pasó esto y, siendo una cosa tan tonta, me costó vencer. No supe dar un manotazo y cortar. Si tú, hijo mío, actúas así, estoy seguro de tu fidelidad y de tu felicidad". (Del Fundador, Crónica, 1972, pp. 637-639).

Y no sigo porque hay miles de citas textuales de Escrivá refiriéndose a la charla. ¿Has leído alguna vez un "Crónica"? O mejor dicho, ¿has leído alguna vez alguna publicación interna de la obra?.

Sobre que no hay guión. Veamos lo que dice el Vademécum de los Consejos Locales al tratar de los medios de formación y en concreto de la charla fraterna (pag. 66 y 67):

Los Directores recuerdan con periodicidad las explicaciones del Catecismo de la Obra sobre este medio de formación: disposiciones personales, defectos que se han de evitar, temas que suelen tratarse.

En la tarea de formación espiritual, no es prudente dar las cosas por supuestas; por esa razón, no sería lógico prescindir sistemáticamente de algunos temas, concretamente la fe, la pureza y la vocación. Es indispensable formar muy bien en esos puntos, tratándolos con delicadeza y sentido sobrenatural, con claridad y sin ambigüedades.

También conviene hablar en la charla fraterna de las lecturas, para pedir el oportuno consejo; y del aprovechamiento del tiempo, que es para Dios. Será oportuno a veces facilitar la dirección espiritual, preguntando -en el caso de que a alguien se le olvidara- sobre esas materias, para poder así orientar y formar la conciencia, sugiriendo metas concretas de lucha y de progreso interior.

Además, para mantener una viva preocupación por el proselitismo, quienes atienden las charlas de sus hermanos, les recuerdan la oportunidad de hablar siempre de su encargo apostólico, y muy especialmente del proselitismo y de lo que hacen por cada uno de sus amigos.

¿Eso no es un guión, estimado Carlos? Pero existe, además, un guión escrito específicamente para la charla fraterna que aún no tiene la web, pero imagino que lo tendrá más adelante.

Antonio Ruiz Retegui, teólogo y sacerdote numerario -fallecido en 2000- dice textualmente en el capítulo 6 de su libro dirigido a la Obra "Lo teologal y los institucional" -que de paso te recomiendo su lectura completa-:

"En un guión reciente muy amplio sobre la charla personal se trata, de acuerdo con lo que vengo diciendo, sobre todo de la sinceridad y de la obediencia a las indicaciones recibidas, pero se trata muy poco, de que la charla debe ser efectivamente una charla en la que se conoce a la persona, con todas sus singularidades e inclinaciones y especialmente con aquello que es principio de se pueda decir, por ejemplo, que alguien está en "su sitio" o que algo es "lo suyo".

En consecuencia, a los que gobiernan se les aplica la responsabilidad de mantener el orden previsto entre las personas, pero sin que ese orden tenga la hondura de un "espíritu" vivido, o del cumplimiento del ideal, sino únicamente un carácter disciplinar un tanto externo. No se mirará tanto la "calidad" de los medios de formación, cuanto la vigilancia por el cumplimiento de la indicaciones concretas establecidas. Esto conduce inexorablemente a una trasformación de la naturaleza de la unidad que queda reducida a la unidad mecánica de una disciplina rígida, en la que la dimensión "humana" resulta confiada exclusivamente a unos detalles de cariño muy materiales y sensibles, pero no al respeto real a las personas y a su capacidad de conocer y de formarse opiniones por sí mismas."

Y ya que hemos entrado en este tema de la charla fraterna, -gracias Carlos por permitir que recordemos algunas cosas- no dejo de asombrarme, no porque no lo sepa ni porque no lo sepamos quienes hemos estado dentro, sino porque está escrito, y porque al ser el Vademécum un reglamento que proviene del Derecho Particular de la Prelatura sobre el funcionamiento de la Obra, se supone que la Santa Sede, Ratzinger -el guardián de ortodoxia-, obispos, teólogos y estudiosos, lo habrán leído. Y me asombro, como decía, de que no digan nada, de que se permita a una institución que se dice católica, faltar al secreto natural de lo expuesto en la dirección espiritual, porque tras leer lo siguiente, no entiendo el silencio ni el mirar hacia otro lado:

"Cuando el Director no tiene elementos de juicio para ponderar o resolver una determinada dificultad, lleva el asunto a la oración, ofrece mortificaciones especiales, tiene la humildad de consultar, de manera que luego realice una dirección espiritual incisiva, llena de eficacia." (Vademecum de los Consejos Locales página 65)

"Siempre hemos dado gracias a Dios, desde los comienzos, por la delicadeza tan extraordinaria con que se ha vivido en la Obra la dirección espiritual, y la obligación de guardar una reserva total, semejante al secreto natural. Los que atienden charlas fraternas no comentan con nadie, a quien no corresponda, ningún asunto de la vida interior, familiar, etc., de las personas que hablan con ellos." (página 70).

¿Con quién consulta? ¿A quién sí le corresponde que se le comente asuntos de vida interior de las personas que dirige otro? Y lo que también es muy grave: ¿sabe el dirigido que su intimidad va a ser consultada y comentada a otro u otros? ¿Tú lo sabías, Carlos?

Para no extenderme, recomiendo el escrito "Confesión y dirección espiritual", también de Ruiz Retegui en el que se le dan algunas pistas a quien corresponda de la Iglesia, para que vea a dónde conduce la dirección espiritual del opusdei:

"Una corrupción peligrosa de la dirección espiritual es la pretensión de llevar a todas las personas por un mismo camino ya predeterminado y empujarlas para que vayan avanzando lo más deprisa posible. Eso sería tratar a las personas "en serie", y no permitirles que decidan libremente sobre su vida. Además, da pie a que la dirección espiritual se convierta en una especie de presión psicológica para que se avance por el camino establecido. Por esto es peligrosa la dirección espiritual de quien en el fondo pretende captar personas para su propia causa. En este caso, el que dirige procurará ir conduciendo al dirigido no por donde el dirigido quiere ir, sino por el camino que lleve al objetivo que se ha fijado el director.

En la dirección espiritual buena hay que contar con que las posibilidades que Dios ofrece son muchas y se identifican con lo que está permitido por los mandamientos y por la ley de la Iglesia. En el Evangelio se presentan ejemplos de amor y devoción al Señor que tiene manifestaciones opuestas, como las de Zaqueo, que recibió gozoso a Jesús en su casa, o la del Centurión, que no se consideró digno del honor de tenerle bajo su techo. El Señor agradeció igualmente esas dos formas de reaccionar. No impuso una única conducta como manifestación auténtica del amor hacia Él. Eso muestra que amaba realmente la libertad en el modo concreto de honrarle. De manera semejante, en la dirección espiritual hay que contar con las iniciativas de la libertad de cada uno. Si se pretende determinar con mucho detalle las manifestaciones del amor al Señor, se ciega la fuente de la espontaneidad y de la libertad, antes o después aparecerá el lamento por el hecho de que las personalidades que resultan son encogidas, estrechas, inmaduras, pasivas, encerradas y de espíritu seco y formalista."

Estimado Carlos Andreu: ¿quién miente? La próxima vez que escribas, sobre aquello que vayas a escribir, infórmate antes, y cuando conozcas algo de la institución a la que perteneces, podremos intercambiar opiniones -con argumentos y pruebas-. Nosotros no mentimos. Investiga quién te miente.

Un saludo,
Brian









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