El problema del Opus Dei es su pecado original. José María Escrivá Albás dijo en múltiples ocasiones que han quedado registradas en vídeo “Yo no he fundado el Opus Dei” y sostenía que era el mismísimo Dios quien había fundado el Opus Dei. Añadía “a pesar mío” o “sólo he sido un estorbo”. De hecho el concepto viene recogido en el propio nombre que dio a la institución: “Opus Dei”. De esta manera pretendía hacer inatacable su obra ya que decía que no era obra suya sino de Dios y no se puede poner en duda la obra de Dios. Es decir, claramente afirmaba que era Dios el que actuaba a través de él, lo cual es de una soberbia delirante para cualquier cristiano.

Y este es el espíritu del Opus Dei: no se puede cambiar nada del diseño de José María Escrivá (sí, es suyo y no de Dios) por la sencilla razón de que mantienen que es el diseño de Dios.

Por otra parte, hay que reconocer que no es ninguna novedad en la iglesia católica atribuir a Dios acciones indiscutiblemente humanas y sí, con el componente profundamente blasfemo que esto lleva implícito.

Un cristiano.

Pat Crac