Leo últimamente en Opuslibros y veo en Ágora Cuántica a gente diciendo que hay que poner líneas rojas a los Estatutos que surjan del próximo congreso, como si eso arreglara algo, o que se alegran de que el Papa llame asociación de fieles al Opus Dei en una entrevista. Me da pena que se creen expectativas y que luego la gente se desilusione porque no se cumplen. El Opus Dei irá desapareciendo poco a poco, pero no por una intervención de la Santa Sede o un decreto, sino, sobre todo, por la labor que hacemos todos los que intervenimos en Opuslibros e intervienen en Ágora Cuántica. Desde Satur a la última contribución, eso sí es ir poniendo chinitas en el zapato, poco a poco, en el cada vez más trastabillado paso del Opus.
Yo oí en 1991 a varios directores decir claramente, y sin ambages, que los laicos no formaban parte de la Prelatura Opus Dei. Sabían que eran una Prelatura sin pueblo, de ahí la importancia de convencer a todos (canonistas, obispos, miembros y simpatizantes) de que sí lo tenían. Si las Prelaturas personales tuvieran pueblo propio, no tendrían que convencer a nadie.
También oí de primera mano, a directores senior (o mayores, como los llaman ellos) que la Prelatura era una Asociación de fieles, un movimiento. Lo que ahora dice el Papa no les pilla por sorpresa.
Por eso, dudo mucho de que les pillara totalmente por sorpresa el Motu proprio del pasado verano, ni de que les impongan una reforma de los estatutos. Los estatutos al Opus Dei siempre les ha dado igual en el día a día. Ahí solo vale lo que ellos llaman el ESPÍRITU DEL OPUS DEI, que es una cosa amorfa donde se juntan ocurrencias, notas amarillas, vademécums e instrucciones dictadas por el Fundador, sus sucesores y ese establishment de directores prelaturianos, de directores senior o mayores o inscritos, como se quiera llamarlos, que viven de los demás, chupando bien de bote, y que lo único que quieren es que todo cambie para que no cambie nada. Estos directores y directoras (más ellos que ellas, porque sumo a los curas) son los que realmente gobiernan el Opus Dei seleccionando cargos, moviendo el dinero entre las sociedades opacas instrumentales y poniendo directrices y líneas de actuación. El Prelado, cada vez más, va a quedar relegado a tareas teatrales y de representación. Ya lo dijo inmediatamente Ocariz, que cada vez va a ser más Padre, esto es el Prelado a teatralizar y hacer de viejecito honorable. A gobernar, los directores prelaturianos.
Son muy listos del Opus Dei. Saben que una intervención de la Santa Sede, como hicieron con los legionarios o con Comunión y Liberación, les destrozaría. Desde tiempos de Escrivá el gobierno del Opus Dei ha sido como el de una monarquía absoluta, con poder omnímodo del que hace cabeza. Por eso, si la Santa Sede les descabeza, les interviene, y les pone un Administrador Apostólico con el poder del Prelado se van en unos meses al garete. Por eso, en mi opinión, van a intentar, por un lado, que los Estatutos satisfagan, aunque sea por el mínimo, a los canonistas de la Santa Sede, para que no les intervengan. Y por otro lado van a preparar los Estatutos para el caso de una intervención futura, quitando el poder absoluto al Prelado y repartiéndoselo entre esos directores prelaturianos. El Opus Dei va a dejar de ser una Monarquía Absoluta y va a convertirse en Oligarquía. El Prelado a pasar a ser figura de paja, teatralizándote y teatralizadora. Un padre de paja sin ordeno y mando. Son ahora los cuadros intermedios, que viven de eso, los que van a tener todo el poder.
E intentarán que pase este Papa y venga otro más afín a sus intereses, siempre zafándose y no obedeciendo, ni a Pablo VI con el "monitus" ni a Francisco con el Motu Proprio.
En fin, sigamos granito a granito con nuestra tarea de traer luz donde solo hay tinieblas, traer paz y alegría donde solo hay tristeza y pastillas.
Un abrazo a todos y todas
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