Semana Santa en la Obra.- María Elena G.
Fecha Monday, 20 March 2023
Tema 077. Numerarias auxiliares


 Aquella época veraniega de descanso ꟷpara la mayoría de la genteꟷ para nosotras las auxiliares era una locura. A la par que varias se organizaban para ir al UNIV en Roma, las chicas que no podían ir, pero eran pitables, iban a una convivencia ESPECIAL a Toshi.

En la administración empezaban a circular cobijas, almohadas, catres (camas plegables) y todo rincón en las dos casas de retiro se llenaba, llegaban a ser hasta 120 entre numerarias y chicas de san Rafael. También venían a la administración algunas auxiliares con amigas a ayudarnos con el trabajo. A las alumnas se les organizaban actividades por la tarde porque se supone que estaban de vacaciones, así que no parábamos en todo el día. Había que intensificar las oraciones y las mortificaciones, tenían que pitar un número determinado de chicas y dependía de la administración que se lograra. 

Es cierto que el culto era muy cuidado. Se preparaban equipos para hacer el tapete de aserrín por donde pasaría el santísimo, otras se encargaban de las flores. Había que ir en camioneta a los viveros, a varias horas de camino. Al llegar se llenaban unos tambos de 200 litros con agua para poner todas las flores, limpiarlas y dejarlas listas para hacer los arreglos florales para la procesión y el monumento. Yo estuve mucho tiempo haciendo esos floreros enormes robando tiempo de donde se pudiera, porque en el día había mucho trabajo.

Atender la cocina, los comedores y el office era un triunfo, se preparaban aperitivos bebidas, se hacían decoraciones de pascua y se pintaban huevos para resurrección.

Había que cuidar un sin fin de detalles y luego llegar a tiempo a los oficios bien arregladas por que había que dar ejemplo, con la frente perlada de sudor y la sonrisa bien puesta como si nada pasara. Nos quedamos de pie, casi siempre, por la cantidad de personas que éramos (unas 180) en los oficios, que me parecían interminables. Ya quedaba bien poca energía para esas horas y después, a volver a montar el uniforme y seguir lavando platos y preparando pan en la cocina, Qué cansado se sentía el cuerpo cuando por fin podíamos ir al monumento a rezar. Muchas veces me quede dormida entre el calor de las velas y el sentir por fin una silla. No faltaba el codazo o el carraspeo de alguien que te recordaba dónde estabas y cómo debías comportarte.

¡Era tan común ver a chicas llorar por la presión que les hacían! Algunas muy chiquitas, y no se daba tregua. Daba pláticas el padre de generosidad y tertulias con mayores contando lo feliz de su vocación, y cada día nos daban nombres para rezar especialmente y en cuanto una pitaba nos avisaban, y nos daban otro nombre.

En la administración también había que a presionar a las alumnas para que fueran generosas con Dios, y la presión era también para nosotras. Teníamos que tener al menos 10 amigas en lista que tratáramos con frecuencia y tener un par para pitar cada año, y a sacar tiempo de donde no había para hablar estos días con ellas y darles el empujón que les faltaba

Hace más de 11 años que me fui de la obra. Sé que las convivencias se siguen haciendo, desconozco el número de participantes, pero no creo que se comparen ni de cerca a las convivencias que había hace 20 años.

 

Ejemplo del tapete de aserrín que se hacía para la procesión

 









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