A la hora de comentar el documento Ad charisma tuendum, que modifica el estatus del Opus Dei, el Papa alabó la labor de esta prelatura. "No fue restar poder, aquí había un desequilibrio. En el derecho canónico, el Opus Dei estaba entre los clérigos, es decir, dependía de la congregación del clero y en la Constitución apostólica dependía de la congregación de los obispos. Entonces, lo que hice yo es ponerlo en su lugar y nada más, eso no es restar el poder. Sigue siendo una asociación de fieles que, como toda asociación de fieles, depende del Dicasterio para el Clero. Pero el Opus Dei tiene cosas maravillosas de su trabajo, y tiene defectos como cualquier hijo de vecino, que son locales, no universales", expresó. (Entrevista del Papa a medios argentinos)

In’s que me leéis: ya veis que, contrariamente a lo que os han dicho por activa y por pasiva, sí pasa. El mismo Papa ha definido la institución como “asociación de fieles”. Tantas décadas de iter para tutum, de iter serva tutum, tantas oraciones, mortificaciones, cilicios, disciplinas, no visitar a las familias y ofrecerlo por la intención especial, sonreír y ofrecerlo por la intención especial, tanta celebración porque, ¡por fin!, ya podíais definiros como lo que sois en lugar de como lo que no sois... y resulta que el mismo pontífice os define como asociación de fieles. Me recuerda aquella fábula de Félix de Samaniego:

Con varios ademanes horrorosos

los montes de parir dieron señales

después con bramidos espantosos

infundieron pavor a los mortales.

Esos montes que al mundo estremecieron

un ratoncillo fue lo que parieron”.

Tanta parafernalia, tanto iter jurídico, tanto esfuerzo... y ahora resulta que los laicos van por un lado y los sacerdotes por otro. Tanto, tanto, tanto... para que, dicho por la Santa Sede, los clérigos pueden formar parte de una prelatura, los laicos no pueden. ¿No pasa nada?  

Tengo que deciros algo, In’s que me leéis: estáis a tiempo. De verdad. Estáis a tiempo de demostrar que sí pasa. Implicaos en el próximo Congreso. No permitáis que sea una pantomima, una más, donde solo los varones del consejo cuentan, donde la mujer no tiene ni voz, ni voto, ni opinión, ni parecer, y donde solo las voces de quienes quieren que nada cambie van a ser tenidas en cuenta. Pedid explicaciones. Pedid participar. Haceos oír. No os conforméis con explicaciones de parvulario, no permitáis que se os trate como a tontos. Preguntad sin miedo, preguntad en qué cambia vuestra condición, cuál será vuestro vínculo con la institución a partir de ahora, preguntad si el famoso ”contrato” sigue vigente.

No permitáis que alguien a quien jamás veréis, alguien que ni siquiera sabe que existís, alguien a quien no importáis, decida por vosotros. No permitáis que solo tengan voz los varones y los sacerdotes, a quienes lo que menos interesa en el mundo es que su estatuto de reyes cambie. 

No pasa nada por hablar. No pasa nada por querer saber. No pasa nada por preguntar. No pasa nada por interesarse. No pasa nada por no aceptar razonamientos que no lo son, no pasa nada por negarse a callar y a aceptar cualquier estupidez solo porque viene de l@s director@s.

Tomad las riendas, In’s que me léeis. Al fin y al cabo, se trata de vuestra vida. ¿No creéis que tenéis derecho a opinar, aunque la entregarais entera, pasado, presente y futuro, hace tantos años? La entrega se renueva diariamente, ¿no?, y no es una entrega pueril, sino de adultos responsables, determinados y voluntariosos: demostrad que lo sois.

Mediterráneo

“Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron” – José Hernández, “El gaucho Martín Fierro”