El escrito de Jovita B., que les comparto, me llega al alma. No tienes nada de qué pedir perdón, vos eras parte del sistema de donde había que obedecer. Vos como numeraria y yo como esclava nax.

En primer lugar, quiero pedirle perdón a Lucía, porque yo era numeraria cuando ella era chiquita y fui parte de ese maquiavélico grupo del opius y me lleno de vergüenza y arrepentimiento... La recuerdo perfectamente porque me parecía una niña hermosa, de cachetes sonrojados y muy lista. Igual que ahora, valiente, arrojada y por ello van mis felicitaciones. ¡Orgullosa de ti Lucía!

Por otro lado quiero hacer una reflexión sobre la filosofía de vida del opius. Fíjense que ellos son los señoritos/as y el resto son "agregados" qué palabra más molestosa y "auxiliares". Cuanta hipocresía y desigualdad con la excusa de que es de Dios, cuán lejos del concepto de Dios, de la misericordia de Dios y del amor de Dios. Me desespera y puedo decir que a partir de que salí del opius, pude descubrir el verdadero concepto de Dios en el hermano y cuánto más "pequeño", más Dios es ese hermano, siento una impotencia enorme por el concepto y manejo de la vida de las auxiliares quienes nunca van a salir de ese estrato porque ya fueron encerradas en esa tarea... ¡eso es aberrante! ¡es inhumano! Luego, sus familias nunca recibirán una ayuda de mejora en calidad de vida porque para eso si son pobres los del opius. Más bien las nax deben traer lo que puedan de sus familias al centro al que pertenecen. ¡Qué barbaridad!

En fin, quisiera decir mucho más, pero en honor a la paciencia de ustedes las dejo. ¡Fuerza chicas! ¡La justicia debe llegar y pronto! ¡Abrazos! Jovita B.

Muchas ex numerarias dieron la cara por nuestra causa. Algunas por atrás porque tienen miedo o vergüenza social tal vez.

Desde que conocí a varias me pone feliz que seamos amigas. Compartimos vivencias y emociones, nos queremos, el cariño es verdadero y el acompañamiento en nuestra lucha para que el opus nos haga justicia, es sincero y decidido.

Pero señoritos ex numerarios, perdónenme, ¿Dónde están todos? No conozco más que a 2 o 3 que hayan dicho te pido perdón, contá conmigo.

Ustedes tenían servicios de numerarias auxiliares de lunes a lunes. Las numerarias no, excepto asesoría y delegación.

Hombres, todos sus centros las atendían nax. Las "casas" de ellas no. Pagaban a las mujeres que venían de afuera.

Ustedes dormían en grandes colchones, ellas en tablas.

A ustedes le hacíamos sus camas, a ellas no.

Ustedes tomaban whisky y fumaban cigarros. Las numerarias ni las nax, no.

Ustedes hacían deporte muy cerca del planchero y yo, burra, tenía que trabajar y dejar el cuero para que toquen el tambor en navidad.

Los hombres podían viajar en autos a visitar supernumerarios y empresarios ricos. Las mujeres mejor no, solo algunas contadas.

Seguiría, pero los voy a dejar.

Ahora les pido: ¿pueden darse cuenta de que todos fuimos engañados, pero nadie peor que las numerarias administradoras y las nax? ¿No sienten que podrían dar la cara, no tener miedo, solidarizarse con el pedido de que nos hagan justicia y defender nuestra causa?

Que el universo se ocupe de todos y los enseñe a valorar lo que unas desconocidas hicieron por todos ustedes.

Los curas, muchos peor que los señoritos. Había uno que me hacía lavar varias veces las frutas porque le parecía que no estaban a su gusto.

Oh Dios mío, para qué me voy a acordar.

Lucía Giménez