Mi pequeño homenaje al Padre Danilo Eterovic.- Tuces
Fecha Monday, 06 March 2023
Tema 077. Numerarias auxiliares


Lo conocí en Buenos Aires, Argentina, aunque se mezclan las fechas. Lo recuerdo ya operado de la columna, usaba bastón, su rostro reflejaba dolor que lo disimulaba con una sonrisa y oraciones. Parecía que siempre estaba rezando, se pasaba horas en el confesionario, lo que seguro aumentaba su dolor físico, pero no era un místico, era muy humano. Cuando te cruzaba en un pasillo te miraba a la cara, te sonreía, y seguía su camino. Caminaba rápido pero no se lo veía con prisa.

Muy comprensivo, muy padre, muy sacerdote al que de verdad le interesaban todas las almas, no hacía acepción de personas. Ahora que lo pienso creo que fue el único sacerdote del opus dei que me recomendó leer la vida de distintos santos.

La primera vez que hablé con él padre Danilo se interesó por mi familia, me preguntó por los nombres de mis hermanos, y de algunos me explicó la protección divina que tenían por llamarse por tal o cual nombre y que por eso le sería más fácil recordarlos en sus oraciones. También fue la primera vez que escuché la palabra Cosmopolita, porque yo había vivido en distintas provincias y ahora estaba en la capital del país. Siempre te hacía sentir bien y te hacía ver el lado positivo de cada situación, de cada cambio por más que ese cambio supusiera dolor y siempre animándote a estar alegre. Su corazón de padre estaba en todo.

Él me despidió cuando me fui a Roma. Sabía que nunca había viajado en avión y tenía mis miedos, a los que me fue tranquilizando y contándome todo lo que pasa o puede pasar en un vuelo. Afortunadamente el vuelo fue sin problemas. Dormí casi todo el viaje olvidándome de mis miedos.

Me da mucha tristeza su partida. Él, que estuvo para los demás, él que siempre trató de estar cerca de los que sufrían abandono, soledad, maltrato, resultó que sus propios hermanos, Mariano Fazzio entre ellos, le hicieran sentir la crueldad del rechazo, la crueldad de hacerte ver cómo te ven los demás: enfermo, mayor, estorbo, desprecio.

No conformes con todo lo que le hicieron sufrir en vida, los que decían ser su familia del opus dei, -una vez muerto- negaron conocerlo cuando la policía averiguó su domicilio.

Me impresiona cómo esta gente puede seguir sonriendo, puede seguir respirando ante tanto abandono y no hacerse cargo. Solo me consuela pensar que Dios, a veces a sus santos, les pide cosas muy dolorosas y entre ellos estoy segura que está el padre Danilo. ¡Que brille para él la luz que no tiene fin! ¡Descansa en paz!

¡Por siempre en mi corazón!

Tuces.









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