L@s que encontramos esta página leemos vivencias que reconocemos y resuenan en nosotros, porque sabemos muy bien lo que dicen los que las escriben, y porque las podríamos haber escrito nosotros. Vemos en esta página un espejo de nosotros mismos, de las alegrías y sufrimientos que hemos vivido.
Nos reímos a veces con algunos relatos pero también nos duelen porque comprendemos que el precioso mensaje de santificación del trabajo, filiación divina, amistad y confidencia, se malogró: la ilusión profesional cuando hemos tenido que cambiar de trabajo; el poco tiempo para el trabajo profesional por los encargos y necesidades de la labor; la cantidad de encargos que impiden desarrollar amistades. Se llega a eso como resultado de un proceso de reclutamiento sin discernimiento, por falta de los reclutadores y de los reclutados; y que se valió de pillería santa y el plano inclinado: no ser transparente, un proceso seductor al que puede seguir coacción y presión psicológica.
El fin era bueno pero los medios no. El proceso desembocó en una identificación muy intensa con el sistema. El problema es que cuando no corresponde a la realidad íntima de la persona, o cuando se da cuenta de que ha sido engañado y manipulado, le causa daños que no son pocos.
Esta página refleja todo eso y es un paliativo, un recurso para sanar los corazones afligidos. Por eso doy gracias.
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