Licor 43.- Zartan
Fecha Monday, 19 December 2022
Tema 060. Libertad, coacción, control


En mi tierna infancia y en mi adolescencia existía en España el Licor 43. Era (o es) un menjunje bastante dulce pero con más de 30 grados de alcohol, un buen petardazo escondido bajo el azúcar y un color atractivo. No te lo podías tomar de un trago porque se notaba que era fuerte y normalmente lo saboreabas poco a poco. Esa forma de tomar es lo mejor para que el alcohol se suba a la cabeza: bien ensalivado y a sorbitos va entrando en el sistema circulatorio y cuando quieres darte cuenta ya has perdido la noción de por donde quedaba el norte y si es o no jueves.

Ante la propuesta de un trago así, las dos opciones mas sensatas son: dices que nones y que prefieres una mierdi-cola o te tomas la pócima alcoholica de un solo golpe. Si optas por lo segundo, te rascará la tráquea, se te saltarán unas lagrimitas y ya está, podrás seguir articulando palabras coherentes y -además- quedarás como un curtido habitante de la dura estepa. Lo de poco a poco queda mas para pusilánimes o para experimentar encuentros cercanos del quinto tipo.

Pues bien, nuestros amigos prefieren saborear el tema de las 43 que tiene mas graduación alcoholica que el licor 43. En lugar de plantarse y decir claramente “la cagamos” y disponerse a pagar las consecuencias, han optado por el tragarse la pócima poco a poco. Inventan unas oficinas de… bueno, no sé de qué ni para qué. Alargan el tema, tal vez esperando que las aguas se aquieten, se aburran algunas de las 43, que lleguen otras quejas más manejables y solucionándolas puedan presentarlas como grandes logros de su misericordiosa actitud o que el querido Putin nos meta a todos en un embolado de tal calibre que nadie se acuerde de las 43 ni de las 430.

Pero cada cual tiene su sistema para enfrentar problemas y son muy libres para hacerlo como les dé la gana, que sarna con gusto no pica.

Sí que me da pena que, de una forma u otra, la sensación que queda de todo este trambusto, es que se trata solamente de resarcir económicamente a un grupo de personas. Si me quedara más cerca esa maravillosa oficina tal vez me animaría a ir y decirles que me fuí con menos de lo que hoy serían 20 leuros, que me amenazaron con las penas del infierno si dejaba la barca (oiga, que fue literal la amenaza), que sería siempre tremendamente infeliz por preferir el plato de fabada (prefiero la fabada a las lentejas), que me hicieron comer (y yo acepté libremente) unas psico-pócimas de pretendidos efectos vocacionales, que me quitaron el saludo junto con la sal y el fuego todos los que unos días antes eran mis hermanos con lazos mas fuertes que los de la sangre, que poco tiempo después otros ex-hermanos me montaron un lío jurídico intentado sacarme unos leuros que no tenía o -tal vez- intentando rejalgarizarme un poquito. ¿Si les cuento todo esto qué me dirían? Y si les añado que hasta hace solo unos años con frecuencia me despertaba en la noche soñando que estaba en un centro, tal vez se apiaden de mi y… me den sabias consejas o me recomienden un druida psico-no-sé-qué aunque solo sea nutricionista. Y si les digo que todos mis compañeros de estudios están más que jubilados pero que yo tengo que seguir al pie del cañon porque no tengo posibilidad de jubilarme ¿me darán algo de calderilla o más sabias consejas?

En definitiva, que menos mal que esta mágica oficina me queda lejos y eso me ahorra el trabajo de ir a sufrir una humillación o lo que es peor, la indiferencia.

Chicos, que no es solo el vil billete lo que los damnificados buscan, que hay algo más, que existe la comprensión, la empatía, la caridad, el agradecimiento por lo que “esos desgraciados” hemos hecho por la obra. Que el mundo no es el dinero… aunque sea poderoso caballero.

Abrazos y felices Navidades a todos (si, también a los IN).
Zartan







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