Queridos amigos:

No quería dejar pasar el veinte aniversario de Opuslibros sin enviar mi felicitación a Agustina y todos los colaboradores de la web a lo largo de estos años.

Un trabajo inmenso por dar voz a tantas personas, que una vez fuera, se sienten perdidas y con el alma rota.

Hace veinticinco años que dejé la obra, después de haber estado dentro, la friolera de treinta y cinco. Toda una vida, como se suele decir.

Recuerdo bien como fue el encuentro con la web gracias a mi hermana pequeña. Apenas sabía utilizar el teclado del ordenador recién comprado. Fue en una cafetería cercana a casa, donde gracias al Wifi (por entonces no tenía internet en casa) pude entrar y ver los escritos, e incluso las fotografías de personas conocidas.

Algo por dentro removió mi interior, dolorido por entonces hasta límites insospechados.

Apenas hacía unos meses que había dejado la obra y me encontraba perdida, rota, desubicada...

Pasé noches enteras leyendo y haciendo mío cada una de las historias que se narraban. Me veía identificada con cada una de ellas. De alguna manera, descubrí que no eran "cosas mías", eran, "cosas de todos" por los testimonios narrados.

Y sentí la necesidad imperiosa de contar mi historia para sacarla de dentro y empezar una vida nueva.

La fui escribiendo por capítulos, sin apenas saber utilizar internet. Me salía a borbotones del corazón y del alma. No importaban, los puntos, las comas, las faltas de ortografía. Necesitaba vaciarlo para curarme.

No había rencor en mis palabras. Simplemente contaba la historia de una ilusión fallida, de un engaño. Se podía ver muy bien, lo que yo había entregado y lo que me habían devuelto.

Me faltan palabras para agradecer a Agustina la ayuda que me prestó en todo momento poniéndose en contacto conmigo. No ha sido fácil para ella seguir al pie del cañón, por las dificultades que comporta hacer frente a una institución tan poderosa.

Por medio de la Web, pude contactar con aquellas personas que habían vivido conmigo dentro y además hacer nuevas amistades.

Fui rehaciendo mi vida lentamente. Es un proceso lento y doloroso.

Volví a las calles de Sevilla, donde se quedaron escritos retazos de mi historia, con la intención de enterrarla para siempre y vivir.

Gracias también a todos aquellos colaboradores que han prestado su tiempo y su dinero para que la Web siga viva.

Pasados los años, estoy recuperada. Intento beberme la vida a sorbos, saboreándola minuto a minuto para recuperar el tiempo perdido. Por supuesto que hay cosas irrecuperables, pero ha valido la pena liberarse y empezar de nuevo.

Abrazos para cada uno.

Maripaz