Las canonizaciones del Opus Dei.- E.B.E.
Fecha Monday, 10 October 2022
Tema 125. Iglesia y Opus Dei



Una de las cosas que, me parece, se toma conciencia al abandonar el Opus Dei es lo poco que se conocen los textos de las Sagradas Escrituras. Por ejemplo del libro de Job.

Es un libro de 42 capítulos, o sea no es breve. Y sin embargo, ¿qué se aprende del libro de Job en el Opus Dei? Prácticamente nada, salvo el militia est vita hominis super terram convertido en slogan ascético, que además no tiene nada que ver con la lucha ni la milicia, como lo interpretaba Escrivá de forma utilitarista (si hay algo que no le interesa al Opus Dei es justamente la vida contemplativa -salvo como slogan propagandístico- porque no produce resultados útiles y mensurables, razón por la cual tampoco se le presta atención al libro de Job).

En un momento de sus varios discursos, Job dice algo que parece dirigido al Opus Dei:

«¿Es por Dios que ustedes hablan falsamente y para favorecerlo apelan al engaño? ¿Se muestran parciales en atención a Él y pretenden ser los abogados de Dios? ¿Eso los beneficiará cuando Él los examine? ¿Jugarán con Él como se juega con un hombre? No, Él será el primero en acusarlos si toman partido solapadamente. ¿Acaso no los espantará su majestad, y su terror no se abatirá sobre ustedes?» (Job 13,7-9) 

En este contexto entran las canonizaciones promovidas por el Opus Dei.

En concreto, respecto de la beatificación de Ortiz de Landázuri, según testimonios que he leído en Opuslibros, esta numeraria participó activamente en el reclutamiento de numerarias auxiliares en México. Fue la máxima responsable, para decirlo brevemente.

El problema que veo es que si se canonizó al creador del sistema de vida de las numerarias auxiliares, Escrivá, difícilmente se pueda impedir que sea canonizada una fiel discípula suya.

Entiendo los problemas de conciencia que todo esto pueda generar y me imagino que no existe ninguna receta para resolverlos. En definitiva, cada uno es responsable de su conciencia y eso incluye a los que intervienen en procesos de canonización como los de Escrivá y Landázuri.

Creo que hay cosas que –por su magnitud- no se pueden evitar por una cuestión diría filosófica, si no teológica: es imposible impedir el mal. Si se pudiera, seríamos todos más felices, pero es como luchar contra la ley de gravedad.

Por lo cual, no creo que sea tan importante impedir que quienes hacen daño lo sigan haciendo –con las excusas y justificaciones que quieran para legitimarlo- como dedicarse a buscar y encontrar el propio camino para lograr ser una buena persona.

Parte de ese camino es denunciar el mal, claramente, como hacía Jesús exponiendo las mentiras de los escribas y fariseos. Pero nos dejó claro que Su reino no es de este mundo: ni evitó el mal ni se propuso impedir que triunfara el mal, al contrario, terminó crucificado.

El Opus Dei es lo opuesto.

Pensemos que el ideal de Escrivá era morir en la cama como un burgués (Camino 743). Predicaba la cruz, pero con el fin de someter las conciencias de otros para que se sacrificaran por el Opus Dei (cfr. atando pesadas cargas insoportables, Mt 23, 4). No toleraba la falta de resultados: exigía que nos matáramos (sic) por el proselitismo. Siempre buscó ser exitoso y eficaz. Su rápida canonización es un símbolo de eficacia más que de santidad, entre otras cosas.

El Opus Dei siempre ha buscado ser un reino de este mundo, con todas las glorias y honores posibles (incluidos los de la jerarquía eclesiástica) y a su vez asegurarse los mejores lugares del Cielo, como si se pudieran comprar o conseguir con algún acomodo humano.

En última instancia, el Opus Dei no es muy diferentes de los escribas y fariseos, que buscaban su propia gloria.

E.B.E.









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