Una mujer excepcional.- José Carlos
Fecha Monday, 30 August 2004
Tema 900. Sin clasificar


Una mujer excepcional

Queridos todos:

Me pidió nuestro amigo el oreja Pablo que me tomara unas vacaciones, y eso hice pronta, alegre e inteligentemente. Y aunque al ponerme al día de la web me gustaría responder con un escrito sobre "la ortodoxia y la mayoría de edad", antes os quiero contar algo sobre la magnífica persona con quien he convivido estos días de descanso.

Es una mujer ya mayor, que quizá se acerca ya al ocaso de su vida, una vida que yo calificaría como fuera de serie: nacida en la España de la inmediata posguerra, huérfana de madre a una corta edad y supernumeraria del Opus Dei desde su juventud universitaria. Cursó dos carreras, en esa época conoció a su marido (acaban de cumplir 40 años de matrimonio), y por seguirle a otro país y cuidar a los hijos que iban llegando abandonó el doctorado que se le proponía.

En ese otro país lejano, en el que se habla una lengua que ella no conocía, tuvo a su segundo hijo y enterró a otros dos retoños (una niñita de dos días y un niñito que no llegó a nacer), víctimas de la incompatibilidad sanguínea. También allí se empezó a dar cuenta de que su hija mayor tenía dificultades intelectuales y de personalidad, lo cual motivó su interés por la pedagogía terapéutica, una pasión que terminaría definiendo su vida profesional.

De regreso a España apenas saca adelante a su siguiente hijo, que nace también con problemas de sangre. Se sigue entregando a su familia, comienza a dar clases a otros niños con discapacidad intelectual, continúa con sus medios de formación, hace apostolado con sus amistades... Finalmente, su último embarazo termina con la llegada de una niña con síndrome de Down.

Las batallas que libró: años de esfuerzo, de creatividad, de imaginación, de entrega. De fe, de no arredrarse ante las dificultades, de aceptar la providencia amorosa de Dios, de poner todos los medios humanos y sobrenaturales.

Respaldada por la Obra, aguijoneada por su propia vida interior, por su conciencia del deber. Al cabo de seis años, ella y su marido, viendo las situaciones dolorosas de otras familias a su alrededor, deciden fundar una institución de apoyo a otras familias que tienen hijos con síndrome de Down.

Han sido más de veinte años de logros maravillosos e insospechados: de crear, implementar, difundir y avalar el éxito de un nuevo método de lectura y escritura; de defender el derecho de estas criaturas a nacer y ver la luz del sol; de abrir oportunidades profesionales a estos jóvenes; de compartir ideas, entusiasmo e iniciativas con instituciones similares de toda España, Europa y Latinoamérica. Yo la he visto tirada en el suelo, limpiando los mocos de esas criaturas, insistiendo con cariño y con firmeza ante una tarea que costaba al chaval, abriendo puertas de esperanza a tantas y tantos... Con enorme generosidad, acogió en su casa a una chiquilla con problemas y se hizo cargo de sacarla adelante, durante muchos meses, porque su familia no podía. Las lágrimas que ha enjuagado (propias y ajenas), las historias que ha escuchado, lo que se ha agotado... Ahí ha dejado lo mejor de su ser.

Y así está ahora, en esta semana que hemos pasado juntos: realmente "exprimida como un limón", achacada por la artrosis, con arrugas que ya no se desvanecen.

Exhausta, pero alegre, llena y realizada. Y así ha vuelto a cruzar el océano, para volver a educar a un hijo que, por haber sido numerario y recién casado hace apenas dos años, no tiene ni idea de llevar una casa. Con la misma paciencia y claridad con que me enseñó a montar en bici, con que me animó a aprender piano y me llevó a esos campamentos que todos conocemos, me ha estado mostrando cómo planchar, quitar el polvo, limpiar todo tipo de superficies, y adquirir los rudimentos de esas deliciosas recetas españolas que tanto se echan de menos por estas tierras.

Y dentro de su vida diaria, sigue haciendo sus normas, piensa adónde va a ir de convivencia, ama a la Iglesia, se preocupa por la fe de sus hijos y familiares. Con sus propias querencias y convicciones, nunca jamás ha interferido con las dificultades que otros miembros de la familia hayamos podido tener con la Obra. Siempre exhibiendo un respeto ilimitado, un cariño desbordante, un apoyo incondicional, un estar ahí para los demás: un iluminar su entorno con la presencia de Jesús.

Así han sido mis cortas vacaciones. Una semana inolvidable con una mujer a quien sus padres, su personalidad, la gracia, sus circunstancias, y - ¿por qué no decirlo? - también el espíritu del Opus Dei han forjado en madre, cristiana y supernumeraria ejemplar.

Un abrazo a todos y a todas,
José Carlos



(del oreja Pablo): amigo José Carlos, si la vida son dos días, las vacaciones son un soplo, una brizna de hierba en la selva amazónica, un bostezo apenas esbozado, un pastel en la puerta de un colegio, un pixel de una foto de las piernas de Julia Roberts... Todo acaba demasiado pronto: los retiros, las convivencias, los círculos, las meditaciones, las vacaciones... Una pena. Un saludo, Pablo.



Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=2733