Con estos mimbres sólo puede salir un mal cesto.- Mediterráneo
Fecha Friday, 01 July 2022
Tema 077. Numerarias auxiliares


Leo que el opusdei ha decidido constituir una comisión de escucha y estudio sobre los cuestionamientos de un grupo de mujeres, realizados a través de diferentes medios de comunicación, respecto a su situación personal y laboral mientras pertenecieron a la Prelatura, la mayoría durante los años 70 y 80. He leído, asimismo, las minibiografías de las personas que forman dicha comisión.

Un sacerdote numerario: Qué le vamos a hacer, tenía que haber alguno, ¿no? Excepto por lo que ha escuchado en confesión, y está obligado al sigilo sacramental, no sabe NADA de cómo vive una numeraria auxiliar en el opusdei. NADA. Él recibe los frutos de su trabajo, él ve cómo la sección de varones reza por ellas (vade retro, Satanas, si llegaran a faltar) y no sabe si ríen o lloran, si están explotadas o no. No es posible que lo sepa, no está donde suceden los hechos, y si algo ha sabido en confesión, no puede decirlo.

Una “responsable de formación en Albarosa”: habida cuenta de que Albarosa solo es una administración, no es centro de enseñanza, ni escuela, ni colegio, ni academia, ni instituto, ni liceo, ni centro docente de ningún tipo, el título significa, en román paladino, que es tan numeraria auxiliar como las 43 que reclaman. No me parece mal, nadie mejor que ella, si es justa y recta, sabrá cómo se ha tratado a las numerarias auxiliares. No cómo se la ha tratado a ella que, si es hija de supernumerarios y pidió la admisión más allá del 2010, ya no ha vivido nada de nada, sino cómo se ha tratado a las auxiliares que reclaman: cuál era su horario real de trabajo, cómo vivían, de qué se vestían, dónde dormían y cuál era su vida de lunes a domingo. Repito, si es justa y recta.

Una directora de asesoría: ¿Qué va a decir, excepto lo que le han dicho que diga y lo-que-nuestro-padre-dejó-dicho-acerca-de-cómo-tratar-a-sus-hijas-pequeñas?

Dos supernumerarias psicólogas, una de ellas especializada en niños y adolescentes. No se entiende qué hace en la tal comisión, porque las numerarias auxiliares que han denunciado son mujeres hechas y derechas, pero si pensamos que, para la institución siempre serán “las hijas pequeñas”, de repente todo está (tristemente) más claro. La otra está especializada en “terapia familiar sistémica”, cuyo objetivo es determinar y comprender el tipo de sistema en que se encuentra la persona que acude al psicólogo para encontrar el origen de los problemas y motivar los cambios necesarios para su resolución. Esta profesional, si lo es de verdad, va a tener trabajo hasta el día del juicio, encontrando el origen de los problemas y motivando los cambios necesarios.

Una asesora histórica: Por su condición de agregada, no conoce a las numerarias auxiliares, ni su situación, ni cómo son tratadas, ni cómo funcionan, ni cómo las tratan algunas numerarias. Y no lo conoce porque agregadas y numerarias auxiliares no se mezclan nunca. Nunca se cruzan. Pueden pasar la vida, unas y otras, sin verse jamás.   

Un asesor jurídico: Su papel es, en teoría, el más fácil: “la ley dice X, Y, Z respecto a las empleadas de hogar: ¿Se aplicó en el caso de las 43 personas que denuncian?” Si sí, las denunciantes no tienen razón, si no, quien no tiene razón es la institución.

Es sabido que la institución gusta de complicarse la vida, pero hay algo en lo que es extraordinaria y deslumbrante: es especialista en embrollar todo lo embrollable para, al final, aparecer como dialogante y llena de buena voluntad. Y ahí es donde, para quienes ya vamos de vuelta, empiezan a crujir las estructuras. Si de verdad quieren dialogar, deben estar dispuestos a aceptar que, con o sin nuestropadreysusdirectrices (no olvidemos que, a las 43 auxiliares que han denunciado, se las trató en su momento como escrivá dijo y dejó escrito que se tratara a las auxiliares), la institución lo ha hecho mal con ganas. Y cuando algo está mal, se acepta, se reconoce, se pide perdón y se repara. Es mucho más sencillo que buscar quién puede formar parte de una comisión para quedar bien, quién debe controlar que nada se desmande, quién puede dar la sensación de imparcialidad, quién de profesionalidad.

Un matiz final: ninguna de las personas que forman parte de LA COMISIÓN ha sido elegida por sus méritos. Ninguna de ellas. Han sido elegidas, todas ellas sin excepción, porque saben obedecer y lo han demostrado a lo largo de toda su vida en la institución. Solo por eso. Si en lugar de alguna de ellas se hubiera encontrado a un numerario ingeniero especialista en demoliciones y que supiera obedecer mejor, ese numerario formaría parte de LA COMISIÓN. Si se hubiera encontrado a una arqueóloga especializada en la nutrición en el pleistoceno, pero cuya obediencia fuera a prueba de antimateria, esa arqueóloga formaría parte de LA COMISIÓN. L@s componentes de LA COMISIÓN darán cuenta de cada palabra que digan y de cada palabra que se diga, y dirán lo que, en cada momento, se les diga que deben decir. Si hubiera la más mínima posibilidad de que no fuera así, de que fueran imparciales y de que tuvieran voluntad real de escuchar a las 43 personas que han denunciado, no formarían parte de LA COMISIÓN, nunca las hubieran elegido, la institución nunca hubiera corrido ese riesgo.

Hubiera sido tan sencillo reconocer que se hizo mal, pedir perdón y reparar. Hubiera sido tan sencillo.

Mediterráneo

Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron” José Hernández, Martín Fierro









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