Un secreto a voces.- Tuces
Fecha Monday, 30 May 2022
Tema 077. Numerarias auxiliares


Pasadas las fiestas de Navidad y un poco más, la directora me dice que iría unos días a Casale d'Ocre, administración de Tord'Aveia, una casa hermosa, sobre todo por el lugar donde se encuentra, perdida en el Abruzzo, L' Aquila, en un pueblito llamado San Felice D'Ocre, casa usada hasta donde yo sé prácticamente solo por los varones del colegio romano, Cavabianca. Yo vivía en Albarosa, administración del colegio Romano de los varones.

Allí nos dirigimos con otra numeraria auxiliar (nax) filipina. Recuerdo que trabajábamos juntas en el encargo de mantenimiento: pintura de nuestras habitaciones, decoración, floreros, etc. El 23 de diciembre recibió una noticia muy triste: la furia de un tifón hizo que el barco donde viajaba su mamá y otros parientes muy cercanos, habían ido a una isla hacer compras para las fiestas de Navidad y año nuevo y el tifón hizo que el barco desapareciera.

Y nunca los pudieron encontrar. ¡Qué noticia tan triste, no puedo imaginar su dolor! Ese dolor que en el opus Dei te felicitaban si no lo exteriorizabas, eso era ser fuerte. Si ante un dolor tan grande una seguía la vida normal, sonriendo por los pasillos, saludando con las que te cruzabas con un pax, es que tenía buen espíritu. El opus dei no te deja hacer el duelo, no te deja llorar a tus muertos, te vuelve fría ante el dolor más grande que puedas sentir. Y eso que te decían que para ser divinos había que ser muy humanos. ¡Pero qué sabe el opus dei de ser humanos sí son como el muñeco Pinocho, mentiroso y de madera!

Vuelvo al motivo de nuestra ida a Casale D'ocre. Me llamó la atención que la residencia estuviera prácticamente vacía, unas tres o cinco personas. En la administración, unas doce a quince personas. Por la noche la directora nos dice que el papa Juan Pablo II iría a descansar unos días allí y que nosotras lo atenderíamos. No lo podía creer. El papa siempre tuvo un lugar muy especial en mi corazón a pesar de todas las cosas que dicen en su contra. Asistíamos a la misa que celebraba el papa en el oratorio de la residencia. Nunca asistí a una misa tan pausada, parecía que el Papa sentía cada oración y, a la hora de darte la comunión, su mirada te traspasaba el alma y así durante unos segundos que parecían minutos. Después de desayunar se asomaba a saludarnos y en algún momento del día pasaba a la administración a un rato de tertulia con nosotras. Cada una lo fuimos saludando, yo le conté de dónde era y me dijo cosas muy lindas de mi país y me impresionó que dijo que había que tener mucha comprensión con dos países vecinos porque siempre fueron oprimidos y eso lo decía con dolor. Sentí que el Papa tenía todo el mundo en su cabeza y sabía cosas bien concretas de cada país. Eran tertulias distendidas, cada una contaba lo que quería y al Papa se lo veía bien, hablaba, se reía, te miraba... En fin, fueron días y momentos mágicos.

Y sí recuerdo que nos hicieron limpiar hasta la última buhardilla. El consejo local de la administración aprovechó para que le dejáramos la casa bien limpia, como si el Papa fuera a recorrer cada rincón de la casa. Pero bueno, todo acompañado de muchos ¡oremus pro beatisimo papa nostro!

Por supuesto, el papa estuvo muy cariñoso con la numeraria auxiliar filipina que tuvo la noticia tan triste de su familia. Supongo que no habría nada que calmara ese dolor pero al menos habrá sido una caricia al alma. En mi ingenuidad pensaba que era la primera vez que sucedía la presencia del Papa en una casa del opus, luego me enteré qué fueron más veces, todo rodeado como acostumbra el opus dei, en una nube de misterio, algo así como un secreto a voces.

Saludos,

Tuces









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