Recuerdos de la canonización.- Antonia
Fecha Monday, 11 April 2022
Tema 077. Numerarias auxiliares


Buenas tardes a todos,

el otro día con la carta de Mediterráneo “Tiene que saberse aunque el opus quiera silenciarnosse me vinieron muchas cosas a la cabeza, muchos recuerdos se agolparon en mi mente. Me gustaría olvidarlos pero no lo consigo, se me quedan ahí en el subconsciente grabados pero me gustaría contarlos porque realmente sucedieron y porque me da la gana contarlos. Y porque aquí me siento libre aunque sé que a la obra no le gusta que se revuelva el pasado pero pasó y como pasó, no me los voy a guardar para mí sola. Intentaré, poco a poco, exteriorizar algunos recuerdos que para mí son notables e imborrables.

Lo que relato hoy es totalmente cierto sin exagerar nada. Quizás para quien no lo ha vivido son detalles que no tengan importancia pero para mí fue fuerte y me dolió porque vi, una vez más, que la institución está por encima de las personas. Y aunque me doliera tuve que tragar carros y carretas porque la presión fue muy fuerte y aunque me enfadara y lo hablara, no sirvió para nada...



Meses previos a la canonización, yo me encontraba bastante mal, trabajaba con muchísimo esfuerzo y cansancio, estaba sin fuerzas, ya me levantaba muerta y no sabía lo que me estaba pasando. Lo achacaba a un acontecimiento familiar duro pero no, luego se vio lo que era a los 5 días de venir de Roma.

Físicamente algo me estaba consumiendo y como me veía venir encima que había que ir a Roma, hablé con la directora diciéndole que, por favor, me eximiera de ese acontecimiento, que no me encontraba nada bien. Me dijo claramente, muy firme: ¿Qué quieres que esté la plaza de San Pedro medio vacía? Contesté: bueno qué exageración ¿no? por cuatro que no vayan no creo yo que esté vacía, sé que se hará todo lo imposible por que vaya todo el mundo de todos los centros y se queden las mínimas cuidando la casa. Pero nada, no hubo manera de convencerla y tuve que ir, sí o sí. No sabía cómo evadirme de esa obligación. Como solo yo me daba cuenta de lo mal que estaba, me compré una silla plegable porque más de 10 minutos no podía estar de pie y ya me imaginaba yo la misa en la plaza de San Pedro, que dura 3 horas y temía todas las actividades a lo largo del día, todas las cosas que podrían suceder porque había estado en dos Univ y sabía más o menos cómo iba todo eso, no se para.

Yo solo veía que no podía con mi alma, de hecho a los cinco días me dieron el resultado de los análisis, y ahí se vio que no era lo que ellas pensaban: ganas de llamar la atención.

Vamos por partes me voy a centrar en Roma y luego en lo de la consulta.

Bueno pues ya estamos en Roma, el viaje y lo demás no fue relevante además pensé: no voy a decir nada y haré lo que pueda porque está visto que no sirve de nada hablar. Llegó el gran día de la misa, gracias a Dios tenía mi silla donde estuve 3 horas sentada y luego cuando vimos un parque, parar, buscar un sitio agradable donde poder comer nuestros bocadillos. Recuerdo que una dijo: como es un día de tanta fiesta tendríamos que comer por ahí en algún lugar y saborear un helado etc., pero la verdad es que estaba Roma atestada de gente y había que esperar mucho a que se desocuparan mesas. Estuvimos un buen rato en el parque, lo que se supone era una comida y tertulia comentando todas las maravillas de tanta gente que había en la misa, qué bonito todo y demás. Bueno pues llegado un momento lógicamente querían aprovechar y ver arte, otra quería pasear o querían ir a conocer no sé qué lugar, ya ni recuerdo. Ahí yo dije: os espero aquí y cuando terminéis pasáis a recogerme. Estaba tan cansada que no me importaba dormir allí en un banco del parque. Una se quedó perpleja y me dijo qué pena venir a Roma para ahora quedarte sentada ahí y no aprovechar al máximo; por algo no quería yo venir a Roma le dije yo y siguió: pues hija haberlo dicho y que hubiese ocupado tu plaza otra persona. Le comenté ¿y tú qué te crees que he hecho? pero no ha servido de nada, la directora dijo que tenía que venir todo el mundo y solo quedarse dos cuidando la casa.

Así que me pasé la tarde entera viendo pasar a gente, esa fue mi gran distracción porque otra cosa no podía hacer. A las 8 creo que pasaron por allí a recogerme. Al día siguiente, más de lo mismo, una misa de acción de gracias, comer por un parque e ir a visitar Roma. Tuve que volver a oír otra vez esa frase de qué pena venir a Roma para esto, con todo lo que hay que ver…  No vi ninguna intención de que alguna hiciera por quedarse conmigo.

Regresamos a casa. Le dije a la directora que viniera conmigo a la consulta del médico (cosa que nunca hacía) porque como parece ser que yo tenía fantasías en la cabeza según ella, sabía que en esa consulta el médico diría qué me pasaba. Recuerdo que tuvimos que esperar mucho tiempo. La numeraria se estaba poniendo de los nervios porque tenía que dar una charla y le dije: pues vete tú y que venga otra. Después de una hora nos atienden y se quedó totalmente sorprendida la médica al ver el resultado de los análisis. Me miró y me dijo: no estarás trabajando ¿verdad? Digo pues sí, hago lo que puedo con mucho esfuerzo pero sí trabajo y me dijo: tienes prohibido trabajar desde hoy, hasta que no te recuperes de esa anemia, tienes 6 de hemoglobina y estás para una transfusión de sangre y voy a llamar ahora mismo para que te vayas al hospital. La numeraria no sabía dónde meterse y además estaba apuradísima porque la estaban esperando para dar una charla y me dijo luego más tarde la llevamos al hospital. Y dirigiéndose a la médica le preguntó: dígame qué hay que hacer para que no se ponga peor y dijo la médico, pues lo que estoy diciendo, prohibido trabajar, está a punto de darle una angina de pecho, prohibido trabajar hasta que no se recupere. Nos dio un volante para ir enseguida al hospital.

El camino fue bastante largo, tarde 5 meses en estar bien, pero estaba muy contenta porque ahí la médico de cabecera habló muy seriamente con la persona que iba conmigo, y al día siguiente ya dejé de trabajar por fuerzas mayores hasta que me pude recuperar totalmente,

Lo que pude comprobar muy apenada es que lo que decía un papel valía mucho más que lo que yo pudiera estar diciendo pues llevaba 2 meses diciendo que no podía con mi alma, que estaba muy cansada y la persona con la que hablaba, que de empatía tenía 0, se limitaba a decirme ¿Cansada? ¡Qué dices! Cansada está una madre con 10 hijos pero tú ¿de qué estás cansada?, es que a veces nos quejamos de vicio. Eso se me quedó muy grabado para siempre y me dolió. Ojalá no la vuelva a ver porque se lo diría a la cara y por si acaso leyera esto, le quiero decir que era una persona que se le daba muy bien mandar y exigir pero jamás iba por delante. Eso sí se movía mucho, era un encanto con la gente de la calle, hacía mucho apostolado, era muy amable con sus amigas pero luego de puertas adentro yo no sé esa mujer qué tenía en su cabeza porque me costaba entender mucho sus maneras de proceder y su doble personalidad. Por supuesto esta numeraria, con la que yo hablaba, nunca una palabra de pedir disculpas, o que a lo mejor había sido un poco dura conmigo, jamás. Ella hizo lo que tenía que hacer respecto a mí, su misión debe ser que era exigirme para que fuera más santa, lo demás da igual porque ya he visto desgraciadamente que se funciona así en el 99% de los casos.

Bueno por hoy yo creo que ya está bien, gracias por leerme. Gracias por este espacio abierto donde nos podemos expresar con libertad. GRACIAS. Que tengáis una feliz semana Santa todos.

Antonia







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=27152