De la vocación, la captación y la salida.- Pasiva
Fecha Monday, 11 April 2022
Tema 010. Testimonios


Después de mucho tiempo me siento a escribir. ¿a escribir qué? O ¿sobre qué? Veamos.

Estos últimos meses con indignación y tristeza nos hemos enterado del sentir de muchas numerarias auxiliares, que ahora ya no están en la institución. ¿Qué significa salir de la institución?

Para ellas y para muchos fue dejar atrás una realidad estructurada llenas de obligaciones laborales y religiosas, sin tiempo para ellas mismas y sus realizaciones personales. El discurso que nos vendieron a todos fue que estamos llamados a ser santos y santos de altar. Ante esta perspectiva tocaba a todos llevar con alegría y buen humor las realidades que nos tocaban vivir a pesar de las múltiples incongruencias. A la obra entramos a entregarlo todo por la santidad, sin sacar a nadie de su sitio.

Sin embargo, yo me pregunto. ¿Las jóvenes ilusionadas que fueron a vivir a las residencias de la obra a sus 14 años, 15 años no eran sacadas de su sitio y no eran sometidas a procesos de adoctrinamiento y seducción de la vocación? Fueron pues seducidas con engaños y manipulación, pues no tenían a nadie que les hable de otra cosa y les haga ver otra realidad. A los 15 años, edad de grandes ideales, edad de adolescencia en las que nos sentimos con el derecho a decidir quiénes somos y en qué nos queremos convertir. La edad en la que vivimos un divorcio de nuestros padres y por lo tanto creemos que podemos comprometernos de por vida. Seguramente la Obra cambio muchas vidas, no dudo que muchas para bien pero también hay vidas que pasado el tiempo los años y las vivencias entran en una profunda depresión llena del sin sentido y de la nada.

El caso del padre Danilo, no es un caso aislado sino muy particular. En los años dentro de la institución he visto la depresión y las zozobra que puede causar la vida llena de los deberes y obligaciones del buen cristiano. Con seguridad hay un momento en que lejos de hacer y hacer, debes retirarte a disfrutar del silencio y quietud. ¿Cómo se puede hacer aquello si la oración no se vuelve un acto de amor sino una obligación? El momento en que dejas de hacerla te sientes el ser miserable que no puede cumplir con Dios, te sientes un cero a la izquierda llena de fallas. Y empiezas a sentir que no puedes dar a la talla.

Al desvincularme no he podido evitar sentirme culpable y culpar a la institución de hacerme sentir así. Hasta hoy, seis años después, me sorprendo repitiendo como un mantra “y las de la Obra no me llaman”... Y sola me respondo ¿para qué quiero que me llamen? ¿de verdad quiero seguir relacionándome con ellas? Yo misma me respondo: habrá en algún momento de la vida encuentros inevitables y con certeza me alegraré por ver a las personas que he querido, pero ahora no es momento. He roto el vínculo y lo mejor para mí es desvincularme de ellos.

De alguna manera hemos sido sometidos a un método de captación sectario, y la reconstrucción no es cuestión de días, son meses y años los que te llevan a entender el porqué. Aun no lo hago, pero sigo viviendo como decía alguien sin noticias del rejalgar.

Pasiva









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