Esta semana empieza el UNIV, recuerdo aquellos años en los que todo giraba alrededor del UNIV... Mmatraca desde el mes de Septiembre al empezar el curso: desde qué ponencia podría presentarse, hasta la infinitas listas de posibles asistentes, potenciales asistentes y asistentes seguros, pasando por ciclos de conferencias preparatorias en algún colegio mayor a los que iba el supernumerario joven entusiasta y dos frikis, además de todos los numerarios de los centros universitarios. 

El plan consistía en meditación con algún sacerdote "top", merendola, una conferencia de algún numerario de profesión "bohemia" tipo pintor o escultor, tertulia con el director del famosísimo periódico digital que sólo conocen en el círculo Villanueva para acabar con el vídeo del payaso y Juan Pablo II (sí, otro año más tocaba chupárselo). 

Era muy curioso como los directores no entendían que no fuese nadie al plan. Imagínate, un chaval de 19/20 años que le propones este plan, frente a todas las alternativas de ocio que hay cualquier sábado en la tarde-noche madrileña... Siempre estaban las típicas respuestas de "rezar más", "mortificarse más", el padre quiere...", etc., pero los directores erre que erre, que esa era la mejor opción del mundo para ese día. Recuerdo a uno que me llegó a insinuar que el eterno pitable se escapase un par de horas de la boda de su hermana para ir a la meditación... Imaginad su cara cuando le dije que ni se lo plantearía.

Esto daría para escribir una novela, pero yendo a lo importante, en el UNIV le plantean la vocación hasta al conductor del autobús y al camarero de la gasolinera de la entrada en Francia.

El tema autobús da para el segundo volumen de la novela.

Pero ahora me dirijo a ti, que vas a Roma la semana que viene: van a disparar con la metralleta, ahora se confirman con que pites de supernumerario con 17/18 años, pero de refilón te propondrán que numerario por si cuela. Congreso, poco, ahora obligan a ir una mañana, pero el resto del tiempo es básicamente oración, oficios y paseo con helado, siempre escoltados por algún seminarista de cavabianca fácilmente identificable por su jersey, náuticos y mochila en la que nunca nadie sabe qué lleva.

Si hay alguna niña que te gusta, ahora hacen la vista gorda, y te puedes escapar al final de la mañana a Piazza Espagna a cortejarla. Eso creen los directores, aunque la realidad es que los chavales se escapan, no para ver chicas, sino para escapar de ellos y de la soporífera convivencia. A las chicas ya las pueden ver cualquier otro día sin necesidad de ir a Roma.

Disfruta y, sinceramente, hubiese sido mejor que te quedaras en casa. El dinero que te hubieras ahorrado...

Arrivederci!

Hilario