Quiero abrazar a todos los Directores, y llorar con ellos.- Ananaru
Fecha Monday, 04 April 2022
Tema 060. Libertad, coacción, control


Queridos amigos:

Hoy he estado en un encuentro con un canonista al que la Santa Sede le ha pedido que nos acompañe en la modificación de los Estatutos de la Asociación eclesial a la que pertenezco. En un momento determinado, ha empezado a hablar del fuero externo e interno, y se ha referido al caso en el que algún miembro de la asociación le contara en confidencia a otro miembro algo de conciencia. Y ha dicho: "Violar el secreto natural de conciencia es grave, es un pecado grave".

Me he quedado de piedra. Jamás lo había escuchado así de claro. Había oído que la Iglesia no lo permitía, que no estaba bien, pero no que "es un pecado grave". Es como si esto me hubiese abierto los ojos. Y he recordado las veces que yo he violado ese secreto en la charla fraterna, o en una tertulia en la que la directora me obligaba a hablar para contar la intimidad de la gente que abría su corazón conmigo. Y lo mal que me sentía yo en ese momento, cómo mi corazón se rebelaba ante ello. Y, de pronto, he sido consciente de que el Señor habla al corazón de cada uno, indicando lo que está bien y lo que está mal.

Inmediatamente, se me ha venido a la cabeza Hanna Arendt y la Banalidad del mal. Los nazis, dejando el juicio en suspensión, obedeciendo órdenes, cometiendo crímenes execrables. Los Directores, dejando el juicio en suspensión, obedeciendo órdenes, cometiendo crímenes execrables. Y, como dice este canonista de la Santa Sede, cometiendo pecados mortales.

Cuando ha terminado el encuentro, me he echado a llorar. He llorado por todas esas víctimas de los abusos cometidos. He llorado por sus verdugos, los Directores, que están haciendo un mal inmenso, sin conmoverse por el dolor que están infringiendo a sus víctimas, y para colmo creyendo que están cumpliendo la voluntad de Dios. Y he llorado por la Iglesia, que lleva varias décadas permitiendo que esto suceda.

Deseo con toda mi alma que la Iglesia intervenga al Opus Dei cuanto antes, dando a los miembros laicos una adecuada aprobación canónica.

Amigos, gracias por estar ahí. Agustina, gracias.

Ananaru







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