Explicar el Opus Dei.- Antonio Moya Somolinos
Fecha Wednesday, 30 March 2022
Tema 125. Iglesia y Opus Dei



EXPLICAR EL OPUS DEI

Llama la atención que después de casi cien años de andadura, el Opus y la gente del Opus no sepan a estas alturas explicar lo que son. Cabría entender algo así en una institución novedosa y rara. Lo raro es que después de casi cien años sigan siendo raros incluso para la misma Iglesia, que les ha tenido que crear dos formas jurídicas a la medida, y ni por esas.

Recuerdo que cuando salió lo de la prelatura, Álvaro del Portillo nos decía que “ahora ya no tendremos que explicar lo que no somos sino lo que somos”. A mí aquello me llamó la atención, porque hablando con los que, por los años cincuenta, eran los mayores del Opus, todos me decían que cuando el Opus Dei se conformó como instituto secular, internamente se tenía tal figura jurídica por definitiva. Yo aquello no lo viví, pero en 1982 la figura de la prelatura era “la figura definitiva de la Obra”. Eso sí lo viví…



Hace poco me llamó la atención una entrevista que le hicieron a un político español en la que, en un momento determinado el entrevistador hizo alusión a algo como “definitivo”, a lo que el entrevistado respondió inmediatamente diciendo que “en esta vida no hay nada definitivo”. Esta observación de sentido común pienso que la tiene clara todo aquel que peine alguna cana en la cabeza.

Cualquiera que sea del Opus Dei y que tenga algo de sentido crítico y un poco de conocimiento de derecho podrá entender que una organización clerical como la figura de las prelaturas personales no encaja para nada en una institución cuyo carisma original estaba enfocado hacia la santificación en medio del mundo de los laicos, repetida por activa y por pasiva en documentos, libros y videos del fundador y sus sucesores.

En fin, un fiasco, una mentira de Álvaro del Portillo. A la vuelta de los años ha quedado patente que todo lo que tenía este individuo de fanático lo tenía de cerebro de mosquito, y que metió en un buen lío jurídico a la institución.

A la vuelta de los años el Opus se ve en el punto muerto de los años cuarenta del siglo pasado, pero con el agravante de haber dado el latazo a la Santa Sede durante setenta años para lograr un bodrio con el que no se aclaran. Resulta irónico que se las den de servidores de la Iglesia una gente tan incómoda y tan generadora de problemas.

El otro día vi en estas páginas una colaboración en la que se hablaba de todas esas publicaciones emanadas desde 1983 por los “canonistas” y “teólogos” del Opus en donde se decían tonterías tales como que el Opus Dei forma parte de la estructura jerárquica de la Iglesia (cuando desde el primer momento el Código de Derecho Canónico siempre ha dicho lo contrario) o que el prelado de las prelaturas personales ejerce una función quasiepiscopal, o hemos visto en montones de misas en honor de san Josemaría celebradas en catedrales en las que, en el memento de vivos, se rezaba por “el obispo-prelado del Opus Dei”.

Recuerdo que desde 1982 siempre se nos decía en los cursos anuales que había “un pequeño detalle sin importancia” que se corregiría más adelante, consistente en que en vez de que el prelado fuese obispo titular de una antigua diócesis extinta, debería ser “el obispo del Opus Dei”. Pero era “una cosa menuda”.

Por otra parte, estoy convencido de que el 99% de los miembros del Opus Dei siguen pensando que su ordinario en la Iglesia no es su obispo diocesano sino el prelado de la prelatura de la Santa Cruz y Presidente General del Opus Dei. A ello ha colaborado esa propaganda machacona llevada a cabo desde la prelatura en donde se le denomina a esta “la prelatura del Opus Dei”.

De hecho, todas estas imprecisiones terminológicas, que suponen EQUIVOCACIONES VOLUNTARIAS, han calado hondo entre los miembros de la asociación Opus Dei hasta el punto de que la inmensa mayoría de los socios no saben lo que son.

Si nos fijamos en la publicación – en la página web – “Datos Informativos del Opus Dei en España” que lleva a cabo la Oficina de Información del Opus Dei en España, vemos que desde hace años vienen haciendo todo tipo de equilibrios con el lenguaje para conseguir que el lector llegue a tener la idea que ellos quieren que tenga, que no se corresponde con la verdad de las cosas, y a la vez tener cuidado porque desde que el Papa publicó Iuvenescit Ecclesia, el horno no está para bollos y la línea roja de la mentira y de la desobediencia van estando cada vez más claras; no digamos tras la constitución Predicate Evangelium. Hay que tener cuidado con lo que se dice desde la web institucional en los tiempos que corren.

Por cierto, la última versión de “Datos Informativos del Opus Dei en España” es de 2020. ¿Qué pasa con la versión de 2021? Quizá lo que pasa es que para contar lo que le está pasando al Opus en España y en otros países en los últimos tiempos, lo mejor es quedarse callado.

La verdad es que a poco que se quiera tener cierto compromiso con la verdad, resulta complicado trabajar o dirigir una oficina de información del Opus, es decir, estar metido constantemente en una mentira y tener a los superiores del Opus encima, dirigiendo esa mentira a la vez que secundan el librito del fundador, del que entre lo poco aprovechable está ese punto en el que san Josemaría anima al lector a defender la verdad, aunque esta le acarree a uno la muerte.

Sin necesidad de acudir a argumentos de autoridad internos, sino a un buen profesional de la información como Lluis Bassat, judío catalán, quizá para muchos el mejor publicista del mundo, en uno de sus libros, como consejo fundamental para ser un buen publicista, Bassat explica que el presupuesto previo de decir siempre la verdad es un compromiso irrenunciable para quien se quiera dedicar a esta tarea profesional.

Explicar el Opus Dei…

La cuadratura del círculo.

El Opus Dei es inexplicable, ininteligible, inconcebible, inimaginable.

Soñad y os quedaréis cortos…

El otro día leí en OpusLibros que hay quien piensa que el Opus sigue siendo un instituto secular en la sombra. Lo he meditado y no estoy de acuerdo con esa opinión. Es verdad que viendo cómo está concebida la institución y cómo funciona, en realidad, en el terreno de los hechos, llevan una vida como si fueran consagrados, como si fueran un instituto secular.

Pero la realidad es que no hacen votos al estilo de los institutos seculares aunque hagan “promesa de algo bueno que no impide otra cosa mejor, con intención de obligarse”.

Pero visto cómo se puede ir uno del Opus Dei (tengo mi experiencia personal), tengo muy claro que no son un instituto secular. La explicación la dejo para otro día porque me alargaría mucho, pero más que instituto secular lo que me parece es que con los estatutos de 1982 quedaron cabos sueltos y quedaron normas sueltas de las constituciones anteriores, y después de Predicate Evangelium, ha llegado el momento de prestarles atención. Me refiero al papel de los laicos cooperadores orgánicos, que ahora han quedado en el limbo, y no precisamente en el de los justos.

Es verdad lo que dice Ocáriz, que nada ha cambiado con la constitución Predicate Evangelium. Pero va a cambiar; ha llegado el momento de cambiar, porque la situación institucional es insostenible. Quizá por ello Ocáriz clama a sus seguidores “fidelidad institucional” cuando el Papa dice que la fidelidad es a Jesucristo.

Ocáriz: Que no se te llene la boca diciendo ahora eso de Omnes cum Petro ad Iesum per Maríam.

Ocáriz: ¿No crees que hay alguna pequeña divergencia entre lo que entiendes tú por fidelidad y lo que entiende el Papa?

La verdad es que da un poco de pena ver a un sacerdote ya mayor dando esos bandazos, que se parece a la paloma de Alberti, que por ir al Norte fue al Sur y que no hacía otra cosa que equivocarse. Qué pena.

Antonio Moya Somolinos.







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