Respuesta a Salvador.- Gervasio
Fecha Monday, 31 January 2022
Tema 010. Testimonios


Salvador (28-I-2017), no eres pesado, sino perseverante, cosa que algunas veces, no siempre, está bien. Me parece que ahora sí me he hecho cargo de tu pregunta: ¿Por qué unos se dejan engañar y otros no?

Antes de la guerra civil española el banderín de enganche funcionaba bien con los carlistas —los de Dios Patria y Rey— y gentes afines, donde el patriotismo coincide con tener por ideal a Dios. El Opus Dei fue para ellos motivo de atracción. Después de la guerra el banderín de enganche funcionó bien con los universitarios. El Opus Dei representaba un catolicismo de vanguardia, moderno y rompedor. Ese banderín se podía exhibir en cualquier Universidad. Ese banderín de enganche dejó de funcionar en el decurso de los sesenta, paralelo al decurso del concilio Vaticano II.

A partir de entonces el campo actuación queda restringido a clubs, residencias, universidades, colegios del Opus Dei y microclimas así, con gente que por familia o ambiente están cercanos o inmersos en el Opus Dei. El banderín de enganche se torna un tanto vago e impreciso, por no decir que ha desparecido. Como todos los de mi entorno son del Opus Dei —esa es la débil motivación—, voy a tenerme que hacer yo también del Opus. Hoy se contentan con gente más bien desmotivada. Hazte del Opus Dei, para darle algo de sentido a tu vida. Algo así como voy a hacer alpinismo, porque algún deporte hay que practicar. El banderín de santificarse en el trabajo ordinario, ya se sabe que consiste en trabajar para el Opus Dei en lo que te manden. No atrae.

Como puedes comprender respondo con una reducción simplificadora del calibre 133.Habría que añadir miles de matizaciones y complementos. Y luego queda todo el capítulo de los motivos para perseverar. Un largo capítulo. Los motivos para no hacerse del Opus Dei, son infinitos, pues dependen de un futurible.

Por lo demás lo de “el timo de la estampita” lo escribí sin intención especial, al buen tuntún. No sé bien ni siquiera cómo se practica. Para mí es como hablar del “truco del almendruco” o de la cotorra Porra, o del calamar Baltasar o de la tortuga Puga. Es un mero jugar con las palabras.

A ver si esta vez acierto por lo menos en haberme hecho  cargo de tu pregunta Profunda. Tuyo para siempre en este espacio,

Gervasio









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