Rejálguese quien pueda.- Daniel
Fecha Friday, 27 August 2004
Tema 900. Sin clasificar


REJÁLGUESE QUIEN PUEDA

Quiero rejalgar esta carta al noble Satur, Homo rejalgariensis.

Una de las cosas buenas de haber sido opusino, es que se adquiere una cultura polivalente (además de santidad, también polivalente), como polivalentes son algunas palabras, cuyo uso… no es que esté restringido a los santos, pero éstos han hecho cierto acto de fe (y de humildad, todo hay que decirlo) y por esa sumisión son capaces de usar, con mágica confianza, palabras que el Espíritu Santo les inspira, y cuando Éste no está inspirado, trasmuta alquímicamente una sola, que acaba siendo la piedra filosofal del “numeriano eeppañol”: REJALGAR.

“Asín”, es capaz de resolver situaciones cotidianas, con gracia y salero, y hacer apostolado de la palabra polivalente, y hasta “de reforzal” su vida interior (ya “se me” están quedando los ojos en blanco).

Si le preguntan:

- Hola, hermano, ¿”aónde “vas?
- A rejalgar – y se queda tan ancho.
- ¿Y de qué rejalgas?
- De rejalgar.
- ¿Y qué faces?
- Collons, pues lo que face un rejalgar: canto en la vía del metro con esta guitarrilla de rejalgar que me rejalgó mi tía abuela.
- ¡Sapristi, yo tengo una igual!, ¿puedo facer de rejalgar contigo?
- Vale, tú recitas poemas y yo toco, y vamos a medias con los durillos que nos ganemos.
- Aiba… me acabo de dar cuenta de que tengo la guitarrilla estropeada, la tengo que rejalgar.
- No importa, le diré a mi tía abuela que haces esto por “amoool” y estará encantada de rejalgarte otra nueva.
- ¿Y si luego nos vamos al campo a coger rejalgar, que sale mucho junto al río?

Y ahí fue cuando la jodieron, porque no tuvieron buena nariz para coger “rejalgar”; cuando lo probaron… les faltaron dientes para rechinar a gusto, y tuvieron que rejalgarse de sus intenciones.

Y “asín” se fueron “de rejalgando” las costumbres y se perdió el uso de las cosas buenas.

Cuando llegaron a casita (por decir algo), el director los tomó a parte y les rejalgó las normas y criterios, por si no se acordaban, y se les rejalgaron los esfínteres, y claro… “de internis, neque Eclesiam”, y los dejó ir, para que se rejalgaran a gusto.

- ¿Estás bien?
- Uf, síiiii… ya no me rejalgaba de estoooo…
- Pues te voy a rejalgar algo más.
- ¿”Lo qué”?
- Que esto me ha servido para rejalgarme en mi vocación.
- Vale, pero no me lo rejalgues más.
- Te encomiendo
- Nos rejalgamos
- “Oyesssss, que no nos hemos lavado los dientes.
- Vale, y luego nos rejalgamos la boca con elixir.
- ¡Hoy vamos a rejalgar mucho!
- Ya, en el Corte Inglés.
- Pero lo que tú no sabes es que ha salido un nuevo rejalgamento de criterios y anticriterios.
- ¡No rejalgues!
- ¡Ajo y agua!

Sorpresa para unos, indiferencia para otros, risa para algunos y rejalgadas para los “eslegidos”, aquí acaba por hoy, una pequeña muestra del uso de la palabra “polivaliente” (¡hace falta tener valor para usarla!).

daniel







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