Leía en el escrito del 3 de enero de Lgracem la siguiente frase y me removió: “Debe ser muy triste esperar que te llegue la hora de la muerte para descansar.”
Se me vino a la cabeza cuando pensaba algo parecido estando en el opus. Cuando no veía salida, pensaba en hacerme mayor y esperar a la muerte. Era como el momento en el que iba a “cobrar sentido todo” y por lo que seguía allí. Es tan triste...
Desde dentro parecen las cosas muy complicadas. No hay más mundo y con lo que tenía trabajado de conciencia, se me hacía imposible imaginarme fuera. Una vez escribí la carta, salí de mi centro y me monté en mi coche... Todo era al revés de cómo me lo había imaginado. Todo era sencillo y liberador. Con las cosas que tiene la vida pero tan contento de poder vivirla.
Qué pena imaginarme en un retiro, en un momento de oración, en la charla, en una meditación y tener ese pensamiento. Si hubiese sabido lo feliz que iba a ser fuera, me hubiese ido antes o quizás no hubiese entrado.
Un abrazo a todos,
Raimon