Desmitificar la Homosexualidad .- AMV
Fecha Friday, 27 August 2004
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Desmitificar la Homosexualidad - AMV


Me quedé pensando en el correo de José Carlos del 18/8 donde se pregunta si “la homosexualidad ¿es natural?”. Y frente a su “compasiva” actitud hacia los homosexuales, realmente me ha dejado sorprendida la cantidad de afirmaciones respecto al juicio moral de los “actos homosexuales”, basadas en la posición de la Iglesia Católica.

Evidentemente es muy diferente la opinión que uno pueda tener si el punto de partida no es el de una teórica doctrina ortodoxa sino lo que le ha tocado vivir y ver en la vida.

La iglesia siempre ha privilegiado la castidad como si de una virtud se tratase y al sexo siempre se le ha dado un tratamiento pecaminoso. Recuerdo que en el Opus nos decían que “en materia del sexto mandamiento todo es pecado grave”. Y lo vuelvo a pensar y me digo: “qué horror!, ¿cuántas castraciones debe tener esta gente en el alma y en el cuerpo?. ¿Cómo es posible torcer algo natural con tanta idea perversa?”. El sexo y el placer fueron puestos por Dios en nuestros cuerpos y por lo tanto no pueden ser malos. La mistificación del placer como algo prohibido es invento de humanos, no de Dios.

Retomo el tema de la homosexualidad y traigo a colación parte del Parágrafo 235 del catecismo de la Iglesia Católica citado por Satur el 23/8: “…. Esta inclinación (la homosexualidad), objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba….”.

Me pregunto con qué autoridad moral puede la iglesia hablar de inclinaciones desordenadas, cuando dentro de su mismo seno la cantidad de escándalos de violación, pedofilia y perversión son incontables. En esos casos sí que podemos hablar de inclinaciones desordenadas.

La homosexualidad ha existido a través de la historia y en todas las sociedades, los estudios indican que el 10% de la población mundial es homosexual. Se han hecho cantidades de investigaciones, desde perspectivas diferentes (biológica, psicológica, antropológica, sexológica) para determinar los orígenes de la homosexualidad, sin que hasta la fecha halla acuerdo al respecto. Ya en 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó de la clasificación de enfermedades mentales a la homosexualidad.

Pretender determinar el origen de la homosexualidad aduciendo que la heterosexualidad es la norma, es similar a querer determinar por qué las personas negras son negras y no blancas. Durante siglos los negros fueron considerados una raza inferior y sufrieron toda clase de abusos de parte de aquellos blancos que se sentían dueños del mundo y con capacidad para dictar cátedra sobre lo que estaba bien y lo que no.

Si la homosexualidad está determinada genética, social o psicológicamente, o si en cada caso es diferente, no es el punto central en cuestión, lo cierto es que la homosexualidad ha existido siempre y que de lo que se trata en este siglo XXI es de ser capaces de construir sociedades más civilizadas, donde todas las personas tengan las mismas oportunidades, derechos y deberes, independientemente de su sexo, raza, orientación sexual o ideología. Sociedades capaces de convivir respetuosamente en la riqueza de la diversidad sin los temores generados por ideologías autoritarias y totalitarias.

Planteamientos tales como que “se debe respetar a los homosexuales pero que lo que se debe juzgar moralmente son los actos homosexuales” reducen las relaciones homosexuales al estricto plano sexual y se quedan en una visión muy pobre del asunto.

Tener una relación homosexual no se limita a mantener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo. Es fundamental entender que la entrega amorosa cuerpo y alma a otra persona no se limita a los heterosexuales. Los homosexuales somos capaces de amar y de establecer relaciones tan o más comprometidas que cualquier heterosexual, porque la capacidad de amar y entregar no están determinados por la orientación sexual.

Más aún, las parejas heterosexuales tienen a su favor legislación y beneficios que las favorecen para desarrollar relaciones de largo plazo, en tanto que las parejas homosexuales en muy pocos países cuentan con este tipo de beneficios.


Si una pareja homosexual se mantiene unida en el tiempo es realmente por amor ya que son muchas las presiones y contradicciones sociales con las que tiene que lidiar, a diferencia del caso de las parejas heterosexuales.

Los homosexuales no necesitamos compasión, lo que pedimos y exigimos es el mismo respeto y los mismos derechos que todos los seres humanos merecemos por el solo hecho de ser seres humanos.

Y la verdad es que no necesitamos que nadie rece por nosotros para que podamos llevar una vida conforme con las enseñanzas perennes de la Iglesia, absteniéndonos de emplear nuestra potencia sexual fuera del matrimonio. Antes bien, Dios nos libre de ello!.

AMV







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=2701