Las aplaudidas tertulias padrinas.- CRNUMEROBAJO
Fecha Friday, 10 December 2021
Tema 100. Aspectos sociológicos


En los últimos años –pues no lo recuerdo de tiempos de Del Portillo; pero quizá me equivoque (y no viví los “tiempos de Nuestro Padre”… esos que, en la obra, nunca acabaron ni acabarán)– se fue imponiendo la “costumbre” de aplaudir al “Padre” cuando entraba en las tertulias y en las visitas de sus “viajes apostólicos” (que un día merecerían un comentario).

Cuando quiera que empezara y se estableciera, esta “costumbre” –más o menos natural (como “natural” es todo en el Opus)– hubiera podido ser cortada de raíz por los directores con las correspondientes notas, si se hubiera querido hacer así y dado que aparenta ser una praxis contraria a la humildad personal y colectiva. Con independencia de cómo surgiera, si de miembros muy ultras o de fans de los que siempre están alrededor-de (me pega menos por parte de numerarias/os de abolengo, pues de hecho no suele hacerse en tertulias petit-comité con el Padre), si existe es porque se ha querido mantener.

Claro que en el caso de no haberla querido hacer, el comienzo y final de las tertulias hubiera sido demasiado frío y esta fórmula-praxis ayuda a calentar el ambiente para que, luego, las preguntas/respuestas resulten más vívidas. O no. Hubieran empezado -como recuerdo- algunas tertulias con música o coros o algo así. En todo caso llama la atención que no sean aplausos en razón del mérito o respeto por lo hecho, sino de entrada antes de hacer nada…

Vuelvo al tema. Nunca me parecieron propios de la situación ni de la humildad personal y colectiva predicada. En mi caso los hacía, muy cortos y poco sonoros, como por inercia y disimulo. Quizá mi herencia militar me impedía entender que encajaran bien con este tipo de tertulias arengatorias. Aunque no sean discursivas, sino supuestamente “participativas”. Pero claramente no pegan con ser -como se dice ser- familia y milicia. Porque ni en la familia ni en la milicia se aplaude.

Se aplaude en los conciertos y en las performaces de música y teatro. Se podrá decir, no sin razón que eso es lo que eran las tertulias: variaciones y codas teatralizadas, con una melodía aburrida de una obra muy poco atractiva. Pero no cuela.

Realmente estar y ver estas tertulias actuales es/era patético. Asistiendo también me lo parecían (aunque me lo tragué sin decir nada). Preguntas de auto-referencia confirmatoria del camino, más o menos pre-cocinadas por los directores, con cierto halo -cuando no tufillo- de ser puramente de cara a la galería.

La mayoría, si no todas, suelen ser preguntas y respuestas absurdas, de cosas requetesabidas que, normalmente, no admiten una respuesta veraz (Padre, tengo mujer y cinco hijos ¿cómo puedo compatibilizar esto con vivir el plan de vida como Nuestro Padre…. Hijo mío, se trata de organizarse, como…).

Quizá con Escrivá todo era más natural y las respuestas parte del proceso catequético del espíritu opusdeístico originario que había que cultivar. Quizá siguiera siendo así, por confirmatorio, con la efusión de su espíritu a través de Del Portillo. Pero con Echevarría y, ahora, con Ocariz todo es manido, repetitivo, cansino, mojigato, viejuno... Quizá no lo sea para quien entra de nuevas. Pero para los muchos que estábamos dentro –y no digamos para los que estábamos “de vuelta” era más de lo mismo; variaciones con repetición total, sin ningún atisbo de nada nuevo como no fuera auto-confirmación grupal del camino emprendido.

Si alguien sabe algo de esto y se atreve a indagar sobre su comienzo (consentido o no) y/o quiere aportar su opinión y aunque sea un tema menor –aunque considero que muy simbólico– dentro de todo el “montaje”, se lo agradecería.

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