E.B.E, me ha gustado leerte y te comento algunas ideas que me han surgido al respecto.
Ojalá pidan perdón, pero no porque eso beneficie en algo a las personas que han lastimado; sino porque sería esencial y algo muy bueno para ellos, los del Opus. Eso pondría de manifiesto que por fin empiezan a ver con la distancia sana que se necesita para pensar por uno mismo y no como una máquina que sustenta un complicado engranaje.
¿Quién tiene el problema de verdad, el que descubre que se ha lastimado, se ha equivocado, se ha dejado engañar y tiene algo que solucionar o el que no ve ni siquiera sus propias heridas porque su juicio no es suyo sino de la institución? Y bendita frase de Catalina María Donnelly por cierto: "Me da mucha pena que con la edad que tienen no hayan podido resolver ese aspecto de su vida." Refleja lo que de verdad esconde: su superioridad moral y su falsa humildad. Ataca pero poniendo de manifiesto la verdad de sus sentimientos. Yo le diría a Catalina María Donnelly que me alegro enormemente de estar en proceso de resolver ciertos aspectos de mi vida, y no solo del Opus, sino más antiguos, de mi infancia y espero estar siempre en proceso. Eso quiere decir que no he tirado la toalla y que debo seguir creciendo, abriendo los ojos y descubriendo quién soy hasta el día que me muera.
Me temo que el Opus nunca pedirá perdón de verdad por nada porque si lo hace, se acabó la supuesta supremacía moral que les mantiene en pie. Y si lo hacen en un hecho concreto, utilizando esa falsa humildad que todos conocemos, no será sincero. No se puede estar allí dentro y defender los postulados que mantienen sabiendo que se han equivocado. Es decir, si lo hacen, se acabó el Opus como está concebido.
Y creo que esto es así porque todo ese engranaje se apoya en una falsa visión e inspiración divina de un tipo con problemas y unas supuestas vocaciones a algo que ni siquiera se apoya sobre ideas originales de su santo fundador. Si el tipo con problemas hubiese visto la raíz de su problemática, no le habría hecho falta fundar nada. Pero el tipo con problemas no veía sus problemas y para seguir adelante necesitó convertirse en fundador de algo que es nada. La historia está repleta de líderes con este tipo de perfil liándola un poco o mucho.
Creo que lo que ocurrirá con el Opus es un desgaste natural de la institución frente a una sociedad en constante cambio que habla otro idioma. Nuevas generaciones seguirán llegando a sus filas, cada vez más mermadas y añorando sus momentos de gloria, y pequeños cambios adaptativos se irán haciendo hasta que no se recuerden las raíces demenciales sobre las que se sustentó la institución Opus, salvaguardada siempre bajo el manto de la religión católica. Quizá subsistan mucho tiempo transformados un poco o puede que la Iglesia les meta mano de frente y públicamente. Esto último es lo que más les dolería, pero también les sanaría y les haría reflexionar.
Un saludo a todos,
La Lectora.
