Al Chile explicaba el lunes las obsesiones sexuales en el Opus Dei “El que no cae resbala”.

Recuerdo que, en mi juventud, cuando debías saludar a una numeraria, ella, como si de una autómata se tratara, extendía con rigidez su brazo derecho e inclinaba hacia atrás su cuerpo cual resorte de máquina perfecta, para que le dieras la mano y no tuvieras la tentación de darle dos besos en las mejillas, como se hacía con el resto de las chicas.

Ahora mis sobrinas quinceañeras, todas ellas en colegios de Fomento, tienen nuevas técnicas en sus automatismos, que son igualmente ridículas. Inmediatamente antes de que se les dé dos besos -por aquello de que soy familiar suyo-, se llevan la mano y el brazo derecho al esternón y los dejan ahí mientras se juntan nuestras mejillas, supongo que en un afán por no hacer visible su escote (evidentemente inexistente) y de proteger sus incipientes pechos (prácticamente inexistentes), no vaya a ser que por un descuido pudiera haber un impúdico, casual y pecaminoso roce. Mis sobrinas veinteañeras han seguido con este extraño proceder de elevar con premura la mano y el brazo al pecho antes de socializar con dos besos en las mejillas. Sus amigas, todas salidas de esos mismos colegios, siguen este mismo patrón, que provoca hilaridad y que está en las antípodas de los sentidos abrazos con los que los jóvenes de hoy muestran su cercanía a amigos y conocidos.

Imagino que en los colegios o en los clubes se les instruirá acerca de los beneficios morales que comporta interponer un objeto sólido (un brazo a falta de un muro) entre pecho propio y pecho ajeno y también de los pecados graves que entraña dar un abrazo como Dios manda. 

Mis sobrinos varones, que también han estudiado en colegios y clubes del Opus, no levantan sus brazos protectores y amenazantes hacia sus pechos cuando nos saludamos besándonos en las mejillas, así que deduzco que este proceder es cosa de chicas.

No puedo hablar de este tema con mis hermanas y cuñados, todos ellos del Opus. En familia podemos hablar de cualquier tema (debilidades de la Iglesia, incluidas), con excepción de lo relacionado con el Opus Dei, que es el único tema tabú entre nosotros, so pena de que vuelvan a bloquearme en whatsapp, como ya me sucedió cuando dije en el chat familiar de adultos que el Opus era una secta.

Grecus