Contesto al escrito de Antonia.

A mí me pasaba igual, trabajé con la asesoría y la delegación de mujeres, me trataron también como una empleada, y si algo hacíamos mal lo teníamos que hacer de nuevo. Nunca dejamos de servirles la mesa ni los domingos. Si salíamos un rato a ver alguna amiga teníamos que salir corriendo para servirles la comida. ¿Cómo vas a exigir estar con las numerarias si tú eres una nax? Pero éramos hermanas ja ja.

Los hombres igual, todo servido hasta los calzoncillos planchados y dobladitos, pero a estos le perdonamos más cosas porque ese lugar es machista. A muchas de nosotras nos gustaban más el centro masculino porque no compartíamos nada con ellos.

Toda estás sartas de mentiras por suerte se está destapando gracias a gente que toma un rato de su tiempo y se pone a escribir. Es hora de que la autoridad eclesiástica se ponga de pie y condene los abusos del opus dei. Si no daría para pensar que tampoco tienen la verdad como predican. Les deseo mucha suerte.

Lgracem.