Piensa en tu vida de supernumerario.- Veteris Novum
Fecha Monday, 06 September 2021
Tema 080. Familias del Opus Dei


Supernumerario, piensa si esta es la vida que vas a llevar al formar y vivir en familia.

Pensad que tendríais a diario la tremenda angustia de no haber cumplido las normas y ya vas de camino a casa para con la familia, o en vacaciones faltan horas de camino y no se duermen en el auto para que te dejen “cumplir”, y tú con la preocupación de sufrir desvelo, que pasen las 12 de la noche y que ese día no lo termináis “completo”. ¿Qué diraís en la próxima charla fraterna? –no planeasteis bien el día otra vez, el viaje y le disteis prioridad a la diversión o al trabajo, y recordaís como flagelo "las normas son lo primero" y vais retrasado… pues desde el amanecer los críos despertaron temprano y os dejaron rezar en santa paz, que decir, desde el ofrecimiento de obras hasta las preces sin parar os demandan tiempo y atención.

Vaya culebrón, vaya angustia, realmente acojonante. Sufrir esos viajes, esos compromisos sociales, sí, es sufrir ese rato agradable con amigos “paganos” y tú no haces nada, no te animas a invitarlos al gran curso básico que te han encomendado.

Si creéis que la vocación de supernumerario es más fácil, pues qué crees, la familia también sufre, y tú sufres la pretendida incomprensión de los santos. Pensad si es esa la vida que vas a llevar al formar y vivir en familia, o vas a voltear a callar a todos, a obligarlos a seguir tu evangelización y ejemplo de piedad, compromiso y entrega.

Recuerdo cuando era joven, soltero y vocación reciente, cómo me sorprendió una vez la conversación con un supernumerario que orgulloso presumía la gran devoción y piedad que mostraban sus hijos de tierna edad, viendo vocaciones en ellos. Pues cómo no iba a ser así, cuando su pequeño mundo se resume en rezar y después volver a rezar y aún después hacer acciones de gracia de rodillas en el salón de casa. A partir de ese momento fijé la mira para formar mi familia en plena “libertad de credo no opusino”, sino simplemente católico tradicional. Sería mi decisión de vida personal, pero no arrastrar ni obligar a mi esposa e hijos a medios de formación, a piedades y devociones impuestas por “considerarlas” salvadoras para ganar almas para la obra.

Consabidas consecuencias vendrían al paso de los años, ya con familia, la obligatoriedad y continuo cuestionamiento del por qué no acudía mi esposa a tan invaluables medios de formación, y el ser relegado a ser un ermitaño que no participaba en familia de tan bien escenificadas cenas, reuniones y apostolados de amistad matrimonial, en las que por debajo del agua eran bien conocidas las desventuras y aventuras, vicios y de tan insignes familias católicas, matrimonios de cartón piedra, matrimonios de alcohólicos, de pequeñas "distracciones" a la vocación matrimonial, del chantaje a los hijos y a la esposa, del pago de favores a la esposa con compensaciones para callar las infidelidades y las ausencias justificadas por la vocación y otras por la doble vida.

Medios de formación orientados a entrar a un redil de riquillas, que la piedad la profesaban en centros de la obra y labores, mientras en casa servidumbre cumplía con la obligación de susodichas supernumerarias, nanas (numerarias auxiliares) para los hijos muy menores e institutrices y clubes para los mayorcitos. Privilegios de prominentes supernumerarios y supernumerarias que con generosas aportaciones “ganaban” el privilegio de recibir el mismo “trato de casa” en su propio hogar con NAX. Todo negado y acallado ante cualquier cuestionamiento de favoritismo bien comprado.

Qué decir de las charlas fraternas en las que la inspección de la vida íntima asomaba un morbo del interlocutor en “gracia de estado”. Conmigo jamás tuvieron oportunidad de adentrar en mis sábanas, para lo cual se requiere habilidad y manipulación, pero sobre todo cobijo de Dios ante tan suspicaces ejemplares, de lo que mi matrimonio y mi alma están en paz.

Considerad mi experiencia y someros consejos ante tu posible vocación, ante tu decisión, pues más de 25 años como supernumerario no fueron hojas blancas en un diario.

Veteris Novum









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