Parece que es pero no es: dirección espiritual y acompañamiento.- Datos
Fecha Monday, 23 August 2021
Tema 060. Libertad, coacción, control


DATOS OBJETIVOS

8. Parece que es pero no es: dirección espiritual y acompañamiento.

 

Hago esta diferenciación ya que, hoy día, el término dirección espiritual está pasado de moda, no solo en la acepción lingüística del término sino, sobre todo, por su significación religiosa. Nadie dirige nada cuando tratamos de cuestiones del alma y de la conciencia de la persona. Cada uno se dirige a sí mismo. Ahí no vale ceder la responsabilidad a otros de lo que hacemos o por dónde vamos. Nuestra alma y nuestra conciencia es nuestra responsabilidad. En este aspecto, el Concilio Vaticano II fue muy claro. La Iglesia prefiere ahora el término ACOMPAÑAMIENTO, que no es sinónimo, ni mucho menos, de dirección espiritual…



Acompañar es ayudar, secundar, ayudar a escuchar por dónde le sopla el Espíritu a cada uno. Dirigir es coger el volante y marcar por donde debe ir el coche. Acompañar es sentarse en la fila de atrás y animar al conductor a ir por donde su libre albedrío elija, eso sí, sin que se pase de la velocidad máxima y haciendo paradas cada dos horas para que no se fatigue en exceso en la conducción. En la Iglesia ya no se dirigen las almas de los laicos. La Iglesia postconciliar acompaña a los laicos en su caminar hacia Dios. La Iglesia tiene un respeto máximo de la LIBERTAD PERSONAL. 

 

En la asociación Opus Dei no se imparte dirección espiritual. Ni ahora ni se ha impartido nunca. Ni en la charla fraterna ni corporativamente. Tampoco se hace acompañamiento de ningún tipo. Lo único que se hace es exigir, una vez por semana a los célibes y cada 15 días a los casados, la cuenta de conciencia de lo que han vivido (pensamientos, deseos y obras) en ese periodo. Que digan detalladamente todo lo que han hecho, dicho o pensado, en todo y sin omitir nada: en su vida sexual, en su vida afectiva, en su trabajo y con su dinero, qué han rezado, qué han hecho con su familia y amigos, qué piensan sobre el Opus Dei y su fundador, de qué han hablado con otros miembros de la Prelatura y de la asociación Opus Dei. Y, después, se les recrimina lo que han hecho mal y se les pone un plan de acción para corregirlo, del que deben examinarse particularmente durante esa semana o esos 15 días. Ni una reflexión sobre por qué la vida les va mal o bien. Ni un escuchar al Espíritu Santo de por dónde lleva a cada alma. De hecho, hay directores que dan el mismo consejo a todos los que hablan con él, el examen particular lo llaman ellos. Una chapuza en toda regla lo llamo yo. Vamos, se puede aplicar al 100% lo que decía Nuestro Señor: guías ciegos que guían a otros ciegos. Así les va, les llueven chuzos de punta y no saben por dónde les está cayendo. 

 

En los años que estuve, la charla fraterna, así se llamaba el acto de cuenta de conciencia al superior, fue una pesada losa que intentaba retrasar todo lo posible. Al final contaba siempre lo mismo o tonterías que es lo que ellos querían escuchar. Yo creo que de ese rato perdido salía siempre más contento el superior que yo mismo. Vamos, que siguiendo con la metáfora de la conducción, se subía el superior en tu coche, metía directa y te llevaba por caminos de cabras dando trompicones y tú pensando que por qué te habría metido por ahí. Que a ti lo que te apetecía era ir en segunda, despacito por la autopista, siendo uno más del atasco. Ni secundar la acción del Paráclito en tu alma ni lechugas fritas. Se hacía lo que decía los directores y punto. Según la “campaña” que tocase. Si tocaba la de las tres partes del rosario, pues a rezar cada día las tres partes aunque estuvieras en periodo de exámenes. Si tocaba la de saludar a los ángeles custodios, pues se saluda 1000 veces al día aunque uno esté deprimido y pensando que esto de la religión es un montaje absurdo. O te decían que hicieras un plan apostólico diario invitando gente a la meditación cuando tus amigos estaban hasta el gorro de ti y lo que necesitaban es que les escuchases un rato. Da igual. Era el mundo de café para todos. La individualidad y las necesidades concretas de cada uno les daban lo mismo. Todos cortados por el mismo patrón. Lo importante son las necesidades del centro y la campaña de turno. O las ocurrencias de cada director-superior. 

 

La gran finalidad de esa mal llamada charla fraterna es el CONTROL. CONTROL, CONTROL Y MÁS CONTROL. Ese es el motivo por el que te insistían tanto en la sinceridad (salvaje la llamaban). Para conocerlo todo y poder controlar tu vida hasta en los más mínimos detalles. Menuda gentuza. Menudo abuso de conciencia. Menuda privación de la libertad personal. ¡Y pensar que encima se creen sucesores de los primeros cristianos! ¡Hay que “joerse”!

 

Un abrazo a todos y todas

 

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