DATOS OBJETIVOS

4. Parece que es pero no es: de diez persevera uno

Estas son las estadísticas actuales de la asociación Opus Dei. De diez personas que se hacen de la asociación, solo una persevera. No son números sencillos de calcular (con su obsesión por las listas, números y registros, ellos seguro que tienen la cifra exacta, que variará y endulzarán según sea la persona a la que va dirigida) pero están en línea con lo que se puede obtener en la fuente más fidedigna de datos sobre la asociación Opus Dei en la actualidad: OPUSLIBROS…

Es un dato muy preocupante, que les duele muchísimo, y que apenas pueden enmascarar con su famoso índice de perseverancia: personas que perseveran con la fidelidad hecha. Este índice es el más favorable que tienen, pero no es real. La fidelidad es una ceremonia-devoción sin ningún tipo de consecuencia jurídica ni religiosa que hacen algunos miembros de la asociación y que tienen hecha todos los miembros de la Prelatura. Y como vimos en la primera entrega publicada de esta serie, los que pertenecen a la Prelatura viven a tutiplén. Esto supone que los que se bajan del carro de la Prelatura no son tantos como los curritos de a pie de la Asociación que lo dejan, que son casi todos. Es que ser miembro de la asociación Opus Dei es bastante durillo: trabajar como un negro para soltar la pasta para mantener el establishment, tener hijos a troche y moche para engrosar sus clubes y mandar carne fresca al matadero. Vamos, la ilusión que mueve a la gente corriente y moliente de la calle…

Así les va. Ya ni la potitos se cree que ese sea el camino de santidad de un laico en medio del mundo. En cuando se tercia y la ocasión se pone favorable, la gente lo deja. Pero a lo bestia. Y por eso los centros están vacíos. Ya no quedan ni supernumerarios. Cualquier día menos pensado vemos en las noticias un efecto desbandada y desmantelamiento, en plan me voy y me llevo este cáliz o está vajilla como compensación, que para eso la he pagado yo… 

Los que aguantan necesitan pastillas. Incluso los casados que viven en sus casas y pueden tomarse uno o varios guiskazos cuando les da la gana. Y es que no es fácil conciliar el sueño estando dentro de una estructura de pecado. Al final acudes a las mismas pastillas que usan los miembros célibes. Si es que los problemas de conciencia, en el fondo, son los mismos.

Por eso silencian con verdadero ahínco las numerosísimas defecciones que han tenido y están teniendo, para dar la imagen de grupo exitoso, unido, caminando de victoria en victoria hasta el cielo y más allá. Pero es solo eso, una imagen que ya nadie se cree, ni dentro ni fuera. Y los que menos se la creen, la Santa Sede, los obispos y muchos párrocos y eclesiásticos.

Cada uno madura como puede, se da cuenta del engaño y se baja del carro cuando le es más favorable. Yo he visto poner bajo llave televisores y módems en mi época. Lo que creo que van a tener que poner bajo llave en un futuro no muy lejano serán vasos sagrados, utensilios de cocina y vajilla. La gente ya no se va a ir de tapadillo y sin exigir sus derechos y recuperar lo que es suyo y ha pagado con el sudor de su frente. Vamos, lo que hizo Goyo Ortega (hermano de Encarnita Ortega), pero a un nivel más sencillo, de uno en uno y con lo que hay en su centro. Tiempo al tiempo.

Un abrazo a todos y a todas,

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